Los hermanos H&H
6 am, Agosto 8, 2045. Habían transcurrido ya los nueve meses de embarazo del conejo, el cual se encontraba recostado en una camilla, estable y cansado. Había sido un proceso el doble de complicado por, su cuerpo. De no haber sido por su cuñado Donatello, nadie sabría si los gemelos habrían sobrevivido. Por que sí, habían nacido dos hermosos bebes. Una mezcla entre un yokai y un mutante. El que nació primero, Homi, era un conejo blanco con las características franjas rojas de su papá y la tez de su papi. Y la segunda, nacida cinco minutos después fue Hana, una preciosa tortugüita de color blanco y el color del caparazón de Leonardo, y unos preciosos ojos color luna. Eran un sueño.Donnie se lavaba las manos en aquel baño de la casa cerca del mar donde vivían su hermano y su esposo. Porque ajá, había sido un parto en casa. A diferencia de Cassandra, no podían permitir un nacimiento en un hospital común, definitivamente habrían tratado poco profesionalmente a Yuichi. Además de eso, Donnie era el único que sabía como tratarlo, pues había sido él quién apoyó a la pareja. Donatello podría no ser un doctor, pero si un genio. Y con la ayuda de su suegra, la madre de Abril, lograron traer al mundo a ese par.
--- Bueno, supongo que fue un éxito. --- pronunció secándose las manos mientras se acercaban al nuevo papá. --- Están sanos y respirando. Donnie, cielo, eres un genio. - le codeó si suegra orgullosa en el hombro.
--- Lo sé. - se sentía orgulloso.
--- Será mejor que busquemos a Leonardo, el pobre ha de estar preocupado. No oír a tu pareja gritar por un parto por estar anestesiado puede dejarte muchas preguntas. --- le colocó su mano en el hombro para dirigirse a la sala. La tortuga asintió.
Era un hermoso 8 de agosto, verano. Había algo de calor. Leo se distraía subiendo y bajando con rapidez su pierna, estaba nervioso y preocupado. Habían pasado horas y para él eso era demasiado tiempo, admitía que la impaciencia era algo que jamás se le quitó durante su crecimiento. Trataba de estirarse, salir a tomar aire, llamarle a Mikey o a Rafa. Pensó incluso salir en la moto, pero no, este se quedó.
El tic de la pierna de Leo se detuvo cuando recordó el suceso de hace a penas unos minutos atrás. No sabía quién había llorado, si Homi o Hana, pues sí, Leo y Yuichi habían pensado ya unos meses atrás sus nombres. Sonreía y recostaba su cabeza en el sofá mientras pensaba en esos inocentes llantos. Necesitaba verlos, quería ver a Yuichi ya.
--- Oye, hermano. - salió el cuerpo de su gemelo de la habitación de la pareja. Pues al ser el espacio más grande y cómodo de la casa, decidieron que atenderían al conejo ahí. --- ¿Tienes un minuto?
Como rayo, la tortuga de orejas rojas se levantó.
--- Sí, sí, sí, ¿Dónde están Yuichi y los niños?, ¿Ellos están bien verdad? - sostenía con fuerza los hombros de su hermano, estaba genuinamente aterrado. Durante todo el proceso nadie había salido a buscarlo. Fue realmente paciente y prudente, por una vez.
--- Oye, relájate. ¿Con quién crees que hablas? Soy su tío y es mi cuñado, no dejaría que algo les pasara. - suspiró. --- Los tres están bien y estables. Son una tortuga y un conejo, aunque la tortugüita tiene un pequeño mechón de cabello, bien por ella jaja cuando sea mayor no te odiará por tener tu calvicie.
Leo rió y le dio un codazo.
--- Oye, más respeto jeje. Que alivio...¿Y...puedo entrar a verlos? - parecía una niño rogando.
--- De hecho, tesoro, puedes. Ven conmigo por favor. - dijo la madre de Abril mientras salía de otra habitación cargando dos pequeños con el rostro tapado en dos mantas de diferente color. --- Yuichi ya está despertando, así que podrán verlos los dos. --- Todos entraron a la habitación.
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Misión Paternal
FanfictionEra 2044, habían salvado la humanidad en el año 2022. 22 años han pasado, tiempo suficiente que permitió a las tortugas continuar con sus vidas, en un punto de ellas sentaron cabeza...