Misión Paternal

Especial De San Valentín

Una noche especial
Junio, 2044
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La mañana se asomaba y como si nada, el siguiente día era catorce de febrero, Mikey corría directo a su casa, olvidó por completo preparase el día anterior. Con todas esas emociones de su nueva o nuevo sobrino lo entretuvo tanto. Le prometió a Sunita qué él haría el desayuno. A pesar de no estar casados todavía, él y ella llevaban viviendo en el mismo apartamento hace un tiempo.

Subió las escalaras y en el espejo más cercano se vio, no estaba mal pero podía estar mejor. Se acomodó el cuello de su suéter de lana y se sacudió un poco.

--- ¿Miguel? - Los ojos de su novia fueron los primeros en recibirlo.

--- ¡Sunny! Hola nena, ¿Cómo te va? - se recostó en la pared de la puerta habiendo reír un poco a su pareja.

--- Posiblemente mejor que tú. - dijo señalando su pantalón que tenía un pequeño agujero, al correr posiblemente se rasgó sin notarlo.

Rápidamente tapó el agujero de su muslo y rió nerviosamente.

--- Y dime, ¿tienes hambre?, ¿qué se te antoja? - pasó como rayo a la cocina buscando en la refrigeradora.

La mujer de tez verde no paraba de reír a dientes al ver al muchacho tan energético. Fue directo a la cocina y tomó sus manos y lo encaminó a la sala y lo sentó. Después se sentó en el sofá del frente.

--- Oye, oye, relájate. Toma un respiro y termina de entrar a casa, tranquilo. Dime, ¿Cómo estuvo la reunión en casa de tu hermano? ¡Oh! Abril ya me contó la gran noticia en video llamada ayer. ¿Les dijiste que no pude ir por las horas extras en mi trabajo?

--- Oh, de hecho sí, sí. ¡Es tan! - estaba buscando las palabras. - emocionate, ¡seremos tíos! - no pudo evitar de levantarse. - la verdad es que estoy orgulloso de Donnie. Nunca falla su ingenio para romper las cosas que antes parecían imposibles.

--- Jajaja, veo que no hay qué calme tu energía. - se acercó a su pareja feliz a abrazarlo. --- estoy segura que será un bebé encantador.

--- No lo dudo. - besó su frente - Ahora si, deja te hago el desayuno, esas ojeras me dan a entender que no dormiste bien, ahora yo me encargo de ti. - la encaminó a la cocina. Entre risas y ligeras peleas de comida, esos dos tuvieron una gran mañana. Eran esos momentos los que hacían a Miguel Ángel desear que todos los días ella esté.

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El conejo al ver el cartel de su esposo con su nombre salió corriendo con todo y maletas como pudo y se arrojó a sus brazos.

--- Woah, hol- Usagi lo calló con un profundo beso. Leo no tardó nada sostener sus mejillas para acercarlo más. Tardaron así unos segundos más hasta que la tía del muchacho habló.

--- ¿Al menos pueden esperar hasta llegar a su casa? Que muchachos tan impacientes. No vengo con ellos. - le dijo a una policía cualquiera que estaba de casualidad por ahí y sonriendo se adelantó tomando sus maletas.

Leonardo tomó una de las maletas de su esposo y tomándolo de la mano siguieron detrás a la señora.

--- Parece que el que sufrió más por la ausencia del otro fuiste tú y no yo. - le dio un caderazo. Usagi río y solo lo abrazo con un brazo. Se sentía tan feliz de estar de vuelta en Nueva York.