i. "sorpresa"

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Leandro estaba ordenando su departamento después de que sus compañeros hayan invadido su casa por completo con la excusa de que el partido de Brazil se veía mejor en la tele del oji-azul. Habían estado desde las 9 PM hasta las 2 AM la noche anterior bebiendo y riendo de las tontas anécdotas que Alejandro intentaba contar. De un momento a otro, Rodrigo empezó a vomitar por todo el baño, haciendo que a duras penas sus amigos decidieran que lo mejor que podían hacer era marcharse de ahí y dejar al número 5 en paz.

Eran las 12 del mediodía de un día domingo en plenas vacaciones. El jugador, mientras acomodaba todo, aprovechaba al máximo su segundo día libre; escuchando música a todo volumen y de vez en cuando, paraba de hacer lo que estaba haciendo para bailar con su perro Fauti. Tan concentrado en pasarla bien y con la música al palo, no escuchó el insoportable timbre que no dejaba de sonar por encima de la melodía.

Se dió cuenta de que lo llamaban cuando se acercó a la cocina para tomar algo y allí, pudo escuchar el timbre de la entrada principal. Rápidamente le bajó a la música y dejando el trapo que tenía en su mano a un lado, se acercó a la puerta. Al abrir, sus ojos no se encontraron con absolutamente nada.

Extrañado, volteó para volver a cerrar la puerta pero algo le ganó ante la lentitud y con fuerza, llamó la atención del hombre.

—¡Hola, estoy acá!— Una voz femenina lo hizo frenar y sin entender, Leandro volvió a mirar hacia la entrada.

Sorprendido por lo que sus ojos estaban viendo, bajó su mentón para observar mejor a la personita que tenía enfrente.

—¿Hola? —Confundido, frunció el ceño. —¿Qué necesitas? ¿Te perdiste?

—No, no me perdí.— Rodó los ojos la nena, cruzándose de brazos. —¿Vos sos Leandro Paredes sí o no?

—Sí, soy Leandro.— Se agachó un poco para hablar con ella, aún confundido y con sus cejas juntas. —¿Qué querés? ¿Una foto? ¿Que firme tu remera?

—No.— Mordió su labio incrédula y movió su mano hacia adelante restándole importancia. —No soy fan tuya, no quiero nada de esas cosas raritas.

—¿Entonces qué haces en la puerta de mi casa?

—Vine porque mi mamá me dijo que acá vivías vos.— Intentó entrar, pero el adulto la frenó.

—No sé quién es tu mamá y tampoco sé quién sos.

—Mi mamá se fue a otro país por trabajo y dijo que vos ibas a cuidar de mí.— Hizo un pequeño berrinche empujando los brazos del jugador.

—¿Por qué yo tendría que hacerme cargo de vos, nena?— Soltó una risa, corriendose para dejarla entrar en su departamento. —Cerra la puerta porque sino Fauti se va.— Exigió, caminando hacía el living para poder charlar mejor con la nena y poder saber con quién tenía que dejarla, ya que, claramente estaba sola y perdida.

—Porque sos mi papá, duh.— Se sentó con una muñeca entre sus manos, acariciando esta.

—¡Ja!— Soltó el morocho, sin poder creer lo que la niña decía. —Sí, sí. También tengo esposa y 2 hijos más.

—En serio, sos mi papá.— Volvió a repetir y de forma rápida, el rostro de Leandro se puso pálido y serio.

—Imposible. Yo no tengo hijos.

—Sí tenés. Se llama Elena Laruzzo.— Con una sonrisa, se nombró a sí misma.

—¿Lar-uzzo?— Parpadeó varias veces, recordando a la perfección a la mujer que llevaba ese apellido.

—Sípi.— Asintió, moviendo sus piecitos.

—¿Tu mamá cómo se llama?— Sin poder creerlo, se levantó intentando juntar todas esas piezas de rompe cabezas que se habían puesto frente suyo.

—Maia.

—La puta madre que me parió.— Murmuró, pasando una mano por su mentón. —¿Y cuántos años tenés, Elena?

—7 años, ya voy a segundo de primaria.

—Concha puta.— Volvió a maldecir, entendiendo todo.

Era todo más que confuso. Leandro había estado saliendo con Maia desde 2014 y en pleno invierno de 2016, la mujer terminó con él sin razón alguna, dejándolo solo con miles de planes a futuro que nunca pudo conseguir. Ahora, de la nada, la hija de su ex aparecía en la puerta de su casa diciendo que él era su papá y que su mamá no podía cuidarla; por lo que él debía hacerlo. Estaba perplejo y como si estuviera dentro de una película, seguía parado mirando la pared, analizando toda la información que la niña le había dado con inocencia. ¿Cómo es que nunca se enteró de la existencia de Elena? ¿Y por qué aparecía ahora, meses antes de que el mundial a Qatar comience? Parecía una broma de muy mal gusto.

Con la garganta seca, tomó su celular y llamó a su amigo, desesperado por su contestación.

Qué querés.— Se escuchó del otro lado de la línea.

—Rodrigo, vení ya a mi casa.

Estoy haciendo caca Leandro, no jodas.

—Limpiate el culo y vení rápido.

Pero decime qué pasó.

—Cuando vengas te explico, no vas a creerme si te lo digo por llamada.

Está bien pero espérame con mates.

—Con la noticia mejor te preparo una botella de whisky.

Cortó la llamada y sin más, volvió a la sala principal, dónde la menor jugaba con sus propios juguetes.

—Elena, ¿Cómo viniste hasta acá solita?

—Me trajo mi tía.— Dejó todo lo que tenía y se acercó a mí.

—¿No tenés miedo de estar sola?

—No, estoy con vos.— Se encogió de hombros. —Sos mi papá.

—Si, de eso no estoy muy seguro que digamos.— Murmuró para él mismo, sentandose a la misma vez que sobrepensaba las cosas.

Iba a tener un infarto en cualquier momento.














A/N.

una pequeña introducción de lo que va a ser este nuevo libro.

antes que nada quería aclarar que la novela va a tratar más de lean y elena y que en unos capítulos más adelante, va a aparecer el interés amoroso de la fic. cómo personaje principal está lean, así que la mayor parte del tiempo va a narrar él y va a ser su perspectiva.

también quería decir que lean acá está soltero y su única hija es la ficticia que yo misma cree. me inspiré en una película de disney así que no toda la historia es obra propia, sorry.

espero que les guste y le tomen cariño a los personajes, todo esto lo hago con intenciones de hacerlos reír o de enamorarlos con las personalidades que les doy a cada pj.

voten y comenten para ver que tanto les gusta, nos vemos en el próximo.

Mili. 🤍

unkept secrets,  leandro paredes. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora