xiv. "dudas"

1.5K 127 22
                                    

Hace dos horas había finalizado nuestro partido contra Australia. Había estado tan nervioso que sentía ganas de vomitar cada vez que observaba las gradas. Lo único que me sacó la ansiedad fue saber que logramos demostrar de lo que realmente estábamos hechos. No puedo negar lo bien que jugaron y lo difícil que fue para nosotros marcar un tercer gol, por lo que, podría llegar a decir que había sido hasta ahora; el oponente más duro que nos había tocado. Fueron potentes de sobrepasar y los últimos 7 minutos que jugamos contra ellos, me dejó el corazón en la garganta. Nacimos para sufrir, de eso no tengo duda.

Ahora mismo me encontraba en la universidad de la AFA, hace muy poquito había llegado a la que se supone que era mi habitación. Digo supongo porque se había armado una reunión de simios entre mi cama, la de Rodrigo y Paulo. Algunos tomaban mates, otros picaban algún que otro paquete de galletitas y todos los demás, estaban jugando a las cartas.

Tardé bastante en adentrarme a la habitación porque preferí quedarme un rato con Elena en la entrada, ya que a pesar de haberla visto, sentía que no había tenido el tiempo de padre e hija que solíamos tener cuando solo éramos nosotros dos.

— Qué onda la bandeja.—expresé, dejando lo que tenía en manos sobre un silloncito y acto seguido, me arrinconé en el único espacio libre.

— ¡No hay más agua! —protestó Tagliafico.

— A mí me queda para cebar dos o tres mates más.—avisó Ota, levantándose.— Vamos a buscar más y de paso me traigo unas medialunas con jamón y queso.

— ¿Me traes? —Cuti sólo dejó de hacer lo que estaba haciendo para mirar a Nicolas.— Nahuel y Lisandro también quieren.

— ¿Qué son mudos que tenés que hablar por ellos? —cuestioné.

— A Licha le da vergüenza pedir y Nahuel esta concentrado en cuidarme la espalda en el free.

— Que raro estos pendejos de hoy en día, todo el día tikitiki con el celu.—se quejó Ota, saliendo de la habitación mientras Taglia y Lautaro lo seguían. El último no tenia idea para qué había salido pero, tampoco me interesaba mucho.

— ¿Y los demás? —miré a mis compañeros de cuarto.

— Leo estaba descansando, Dibu estudia con el Huevo y los demás creo que estaban en la pileta. —respondió Rodrigo, estirándose en la cama.

— Yo ya me voy.—avisó Alejandro, palmeando a los otros tres vicios que estaban callados.— ¿Vamos a jugar un ratito a la play?

— Sí. —Cristian y Nahuel respondieron sin dudarlo.

— Yo me voy a dormir. Estoy muy cargado de energías.—exclamó Lisandro, dejando las cartas sobre mi acolchado.

— Después traeme unos sahumerios porque Rodrigo se caga más feo que eructo de cerdo.—murmuré, quejándome de mi compañero.

Una vez que todos se encontraban fuera, aproveché para poder entablar una conversación más privada con mis dos compañeros de cuarto. Pero no sabía cómo iniciar el tema y me quedé mirando el techo como 15 minutos, dialogando mentalmente y tratando de llegar a conclusiones coherentes que no confundan a mis amigos.

— ¿Vieron que Maia vino?

— Sí. —escuché a ambos, sintiendo sus miradas sobre mí.

— Estuvimos hablando ayer.

— ¿Y? —Rodrigo alargó aquella letra, queriendo saber más.

— No sé, me sentí raro. —murmuré, levantándome y sentándome frente a ellos.— Sentí que volvía a tener todas esas sensaciones que me generaba cuando apenas la estaba conociendo.—pausé confundido y nuevamente volví a hablar, sólo que esta vez cuestioné.— ¿Alguna vez se les dió por volver a ver una película, que sólo vieron una vez, muchos años después?

— Sí, la de el laberinto.—respondió Paulo.— ¿Pero qué tiene que ver? ¿Vieron una peli?

— No, no. —me apresuré.— No sé, cuando volvés a ver la película de más grande te das cuenta de ciertos detalles que para vos, de chico, pasaban desapercibido. —explayé.— Tuve esa sensación cuando la vi. Sentía que todas las cosas malas que estuve reprochándole en silencio ahora no tenían tanto valor. Era como si me hubiese dado cuenta de por qué hizo tal cosa pero aún así, lo seguía recordando como la última vez.

— No tiene sentido.—Rodrigo frunció el ceño.

— ¿Te movió el piso verla de nuevo, Lean? —Paulo ignoró el comentario del número 7 y enarcó una ceja ante mí.

Me quedé en silencio, pensando en qué podía responder. Aunque también no emití sonido porque su pregunta me tomó de sorpresa y me quedé sin habla.

— Creo que sí.

— Estás en el horno, papi. —se encogió de hombros De Paul.— Vos estás con Lola.

— Ya sé, Rodrigo.—susurré.— Pero desde que vi a Maia no dejo de pensar en ella. No sé si la vieron pero la hija de puta se puso más buena.

— Sí. —respondió mi amigo, haciendo que Paulo y yo lo miráramos sorprendidos.— O sea, sí la vi y la saludé. No piensen mal.

— Más te vale.

— ¿Y qué pensas hacer, Lean? —amaba el hecho de que con Paulo siempre podía hablar las cosas.

— Voy a ver que onda con Lola mañana en la cena y si veo que me sigue gustando, no le doy más bola a Maia.

— ¿Estás seguro que va a funcionar?

— Obvio.

— Nomas te aviso que la cena la organizan las chicas y ellas invitan a todas y todos...—susurró Paulo, yendo al baño.— Así que no te sorprendas cuando Maia caiga con un chongo y con tu hija.

— Qué decís enfermo. —fruncí el ceño.

— Oriana ayer habló con ella. Después Oriana habló con Martina, Martina habló con Anto y quién organiza la cena? Antonella. —explicó rápidamente el cordobés, dejándome solo con Rodrigo.

Aquellos comentarios después de unos segundos dejaron de tener peso, porque, sinceramente no creía que lo que Paulo estaba contándome era cierto. Creía que era mentira y me lamento mucho de mi mismo por auto-convencerme de que las cosas no eran así.





























A/N.

la canción es una breve descripción de lo que pasa con leandro, lola y maia.

capítulo cortito porque ando cursando ya y me duelen las manos como para escribir mucho 😭

el viernes o sábado actualizooo, las quieroo.

unkept secrets,  leandro paredes. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora