ii. "¿qué hacemos con esto?"

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Los dos hombres cruzaron sus brazos mientras miraban expectantes a la nena que tenían enfrente. Llevaban minutos analizando lo que podrían llegar a hacer pero de sus bocas no salía ni una sola palabra o idea. De vez en cuando, Rodrigo se giraba para mirar a su amigo y podía notar el parecido que tenía con la menor. Leandro, en cambio, sólo podía ver en lo idéntica que era Elena con Maia y eso, lo hacía enojar muchísimo.

El número 7 carraspeó su garganta antes de hablar y dejando una mano sobre su barbilla, llevó toda su atención al oji-azul.

—¿Qué hacemos con esto?

—¿Qué sería esto?— Frunció el ceño el morocho, quedando de costado para poder hablar con su amigo y mirarlo a la cara.

—Con esta cosa, Leandro.— Sus brazos se extendieron hacía delante, señalando a la pobre Elena que no entendía nada.

—No es una cosa la criatura.— Se quejó, rodando sus ojos ante la poca consideración de su amigo.

—¿Por, qué, tú, mamá, te, mandó, acá?— Pausadamente y como si la nena no entendiera lo que le estaba preguntando, Rodrigo la cuestionó.

—Háblale bien mamerto.— Soltó Leandro a la misma vez que le pegaba en el cuello a su amigo, haciendo que este se queje.

—¿Cómo te llamas? ¿Cuántos años tenés? ¿Quién es tu papá?— Ignoró por completo a Paredes, agachándose.

—¿Sos el novio de Tini?— Exclamó la pequeña, emocionada.

—Magnífico, me rompo el culo para ser conocido y ahora me reconocen como el novio de Tini.— Incrédulo, el joven se incorporó y dió unas vueltas antes de tomar a Leandro por los hombros. —¡Lean!

—¿Qué te pasa Rodrigo?— Cansado, el otro se dedicó a mirarlo con frustración.

—¡Análisis de sangre!

—Mi mamá me dio una carta.— Habló a la castaña, levantando su mano para que los dos jugadores la miraran.

—Dámela ya.— Como si fuera un nene pequeño, Rodrigo le siguió.

A los segundos, ambos volvieron a hacer presencia en la sala común.

—Leé vos Lean, me pone nervioso.— Susurró el barbudo mientras mordía sus uñas y a la vez, le extendía el sobre de papel.

—Cortala Rodrigo, pareces más preocupado que yo.

—Y cómo no estarlo, tenes a una hija así de la nada como si la hubieses creado en los Sims.— Contraatacó, sentandose al lado de Elena.

Antes de abrir, el único adulto que se encontraba de pie los miró a ambos y quiso reír al ver que los dos estaban en la misma posición y con las mismas facciones en el rostro.

Tragó saliva, rompió un poco el papel y con lentitud, comenzó a leer lo que decía la tinta.

"Leandro.

Sé que ahora mismo no vas a entenderme y que vas a querer matarme pero Elena es tu hija. Nunca te lo quise decir porque después de terminar sentía que lo mejor era dejarte ir y no atarte a mí como lo estuve haciendo desde que éramos novios. Te pido por favor que la cuides mientras yo no esté y que te des la oportunidad de conocer y amar a Elena como yo lo hago. Tuvimos una hija maravillosa Lean y me encantaría que vos estés orgulloso de ella como yo lo estoy.
Mi mamá no pude cuidarla y mi hermana Juli no me habla ya hace 1 año por lo que mi última opción es llevarla con vos.
Yo voy a volver dentro de tres meses, tengo un trabajo muy importante que hacer en Europa y no quiero perderme la oportunidad que estuve esperando toda mi vida.
Otra vez perdón por ocultar esto y espero que puedas crear un vínculo de padre e hija como se merecen.

Atentamente, Maia Laruzzo."

Al finalizar de leer, Leandro no podía dejar de observar el papel entre sus manos. Rodrigo, quién había escuchado todo con lágrimas en los ojos, ahora se encontraba de pie y apunto de abrazar a su amigo. Pero este no lo dejó.

—Te iba a felicitar...— Susurró con confusión, dando un paso hacía atrás.

Desde ahí, vió detenidamente como Leandro se acercaba a Elena y abrazaba el cuerpo de esta, aún asimilando toda la información que acababa de leer.

—Sos mi hija.— Susurró, sintiendo como incómodamente la nena le correspondía el abrazo.

—Me estás aplastando.— Se quejó, empujando como pudo el cuerpo de su progenitor.

—Perdón, me emocioné.

—Ele, yo soy tu tío Rodri.— Contento, el castaño se presentó con la oji-azul.

—El novio de Tini.— Susurró Leandro, haciendo enojar a Rodrigo.

—¿Algún día vas a traer a Tini?

—Chau, me voy.— Habló el número 7, haciendo reír a los otros dos acompañantes.

unkept secrets,  leandro paredes. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora