REGIUM: Príncipes Rebeldes ✧ taekook

4. a kingdom made of paper

Un reino de papel es un reino perdido.

Fue un poco antes de la época medieval cuando en corea sonaba el daegeum, las chicas tocaban el gayageum y danzaban con la música mientras pasaban todos los guerreros sobrevivientes; Kim Tae y Jeon Hana, venían victoriosos de la guerra china. En ese entonces todo el pueblo coreano aplaudía a Tae y Hana por haber hecho promesas y conexiones con los dioses para mejorar la vida del pueblo y fortalecer los recursos. El reino de corea era un reino lleno de riqueza, un reino con abundancia y fertilidad, contemplaban lo increíble que era el reino por haberse recuperado tan fácil tras la desastrosa guerra. Kim Tae y Jeon Hana eran los líderes perfectos, los líderes que todo pueblo desearía tener.

Sin embargo, a Jeon Hana la ignoraban cuando se trataba de veneración, los habían tomado como rey y reina del reino coreano, lo cual hizo que Kim Tae se llenará aún más de ambición, no escuchando las solicitudes de la reina Jeon, no la tomaba en cuenta en las misiones ni en las decisiones.

Hana estaba siendo olvidada.

Y su corazón se llenó de rencor y odio, cuando decidió ya no aguantar más el mando del Rey Kim, presentó un golpe de estado con su séquito de guerreros, con los soldados que Hana cuidó y salvó durante la guerra.

—Estás siendo egoísta —dijo Kim Tae—. No todo va a recaer sobre ti, los dos tenemos las mismas responsabilidades, me alaban a mí porque soy la figura de autoridad. A ti te ignoran porque eres mujer y...

—¡Yo fui quien detuvo la guerra! ¡Yo fui quien salvó al reino! —exclamó Hana amenazando el cuello del rey con su espada jikdo—. Te estás aprovechando del pueblo, te estás sucumbiendo a la oscuridad solo por el poder, estás dejando fuera nuestros valores... los valores que teníamos, todos caen como soldados muertos. Todo está cayendo por tu culpa.

—¡Basta! —gritó.

Las promesas que Kim Tae hizo a Jeon Hana se esfumaron como vapor, como el sol ocultándose, no existían. El romance que habían tenido durante la guerra, el compañerismo, todo se había quebrado como cristal.

Pero Hana tenía toda la razón, Tae sucumbió a la oscuridad y la oscuridad lo protegió con sus garras. Había aumentado su conexión con los dioses gracias a los sacrificios que hizo en la guerra, se había llenado de poder de todo tipo. Kim Tae sacrificó personas a costa del poder, mientras Hana quería salvar a su gente, él los mataba a sangre fría.

Y como flores de primavera, surgió la división, creando un enorme páramo que dividía el norte y el sur, una gran muralla los separaba y Kim Tae desterró a Hana y a su gente para no verlos nunca más.

—¿Por qué no me mataste? —preguntaba en lagrimas de odio mientras era desterrada por la oscuridad—. ¿Por qué haces esto?

Los ojos de Kim Tae presentaban ambición y egoísmo, levantó la cabeza y tensó la mandíbula para evitar llorar. Llorar era de débiles, Kim Tae no era débil.

—Porque te amé —le dijo con un nudo en la garganta.

Mas un corazón lleno de odio no puede ser débil y cobarde, Hana con venganza en las venas y rencor en la sangre decidió romper todo el trato con cualquier dios, toda conexión posible con los dioses traicioneros.

Ella levantaría su propio imperio, con sus propias manos, sin ayuda de nadie.

Y le juraría eterna guerra al reino del norte.

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—Quiero agradecer al príncipe Jeon por aceptar la invitación al palacio real del reino del norte —dice el Rey Kim levantando la copa de vino, todos lo miran con sonrisas, como si sus palabras fueran geniales e inteligentes—. Un brindis por el futuro matrimonio entre el príncipe Jeon y el príncipe Kim, un brindis por el futuro del reino del norte ¡Un brindis!