intro: ignis et caro, deus numquam

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El vuelo de las estrellas proface

la energía cósmica del cuerpo renace

un sacrificio nace

para ser quien satisface

de las estrellas complace

Todos los ciudadanos del reino del norte cantaban alrededor de la enorme fogata, el humo se elevaba hacia el cielo, el cielo aspiraba y lo hacía suyo.

Las estrellas fugaces bailaban melodiosamente, como pequeños remolinos luminosos llenos de entusiasmo. El joven príncipe apuntaba al cielo con su dedo índice, sonriendo, mientras la reina del norte tenía sus manos en los hombros cantando al ritmo del cántico estelar.

Kim Taehyung quería estar más cerca de las estrellas, más cerca del cielo. Más cerca de la noche.

Cada diez años se celebraba el vuelo de las estrellas, un evento donde se restablece la energía cósmica del reino, la magia fortaleciéndose en sus cuerpos como si de un suplemento vitamínico se tratara. Las estrellas compartieron su felicidad con los humanos, quienes tanto rendían amor y respeto hacia ellas. Al menos, en el reino norte esa era la tradición.

Era el segundo vuelo de las estrellas que presenciaba Taehyung, su primero había sido a los dos años, donde sacrificó sus juguetes de bebé, porque al estar vivo, siempre se debe de comprometer con los dioses del cielo y darles algo a cambio de la magia. Así fue como pudo crecer sano y fuerte, sin ningún problema. Ahora, sacrificaría su espada de plata, su querida espada de plata.

El vuelo de las estrellas es una celebración en la que los banquetes más exquisitos y las danzas más sincrónicas y sorprendentes eran, al igual que las estrellas fugaces, protagonistas solemnes de la noche.

La medianoche era la hora especial para hacer los sacrificios, y mientras tanto se daba el tiempo para ir a buscar los regalos para los dioses del cielo, Taehyung tuvo una pequeña plática con su madre que quedaría grabada con sangre y fuego en su memoria.

—Mamá, ¿Qué significa cuando las estrellas dan vueltas así? —preguntó viendo las luces del cielo.

—Significa que están felices, que están agradecidas. Hemos hecho un buen trabajo en conservar la magia del reino, sin embargo, ¿No crees que deberíamos de dar algo más a cambio de cosas materiales? Ojalá y pudiéramos ofrecer algo mucho más propio que algo material, ¿No crees, Taehyung?

—Ya perdimos mucho, mamá...

Su madre le dedico una sonrisa tierna, propia de entender la inocencia de un niño, la reina del norte tenía una sonrisa muy agraciada, sonrisa que Taehyung había heredado.

—Y aun así nunca es suficiente cuando se trata de ambivalencia.

—¿Crees que si pido a los dioses del cielo que traigan de vuelta a Seokjin y Namjoon, lo harían?

—Creo que si les pides ser el hombre más poderoso del universo, te lo concederían, Taehyung.

La idea le fascinaba, sinceramente.

—Pero extraño más a mis hermanos... Mamá.

—Yo también... Algún día volverán, le pediré con fe al cielo. —La reina se llevó las manos al pecho suspirando con fuerza, suspiró y suspiró y observó con amor el espectáculo de la noche.

—Mamá... ¿Tú amas? —cuestionó Taehyung en un murmuro.

Ella bajó la mirada para ver a Taehyung, su hijo tenía a veces preguntas muy comprometedoras de responder, llevó sus manos a los hombros de Taehyung y lo atrajo a su cuerpo para abrazarlo. El calor de la fogata se extinguió poco a poco, por lo que sentir un caluroso abrazo en ese momento era una sensación brusca de temperatura. Pero, el calor maternal a Taehyung le hacía sentir seguro, era una sensación cálida que se formaba como fuego en su pecho.

REGIUM: Príncipes Rebeldes ✧ taekookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora