Capítulo 4" Mi heredero"

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Año 1839

Eran aproximadamente las 6:07 de la mañana, los pajarillos apenas despertaban, el calor alcanzaba las cosechas, se acercaba el fin del alba.

Nuestro rey del sol, Sun wukong, gobernante del pueblo, recorría la extensión de su territorio con su caballo más blanco que la nieve, junto a sus guardias que lo acompañaba, veían como algunos granjeros iban a cosechar algunos vegetales, otros comerciantes abriendo apenas sus puestos o solos algunos pueblerinos dando su caminata matutina.

Era una mañana tranquila después de una semana de caos que se hizo desde del castigo de una pareja de pecadores.

-¡CUIDADO!.-Se alarmó cuando escucho un guardia gritando desde detrás. Esto lo molesto un poco, ya que lo sacaron de sus pensamientos.

Ya en el mundo fuera de su mente, vio como un chico con carreta casi chocaba con él. Al pobre niño se le cayó todo el cargamento que llevaba por la frenada que dio.

-Ten más cuidado, niño.-Aconsejó un guardia a su lado.

-Lo siento, pero que también se fije el señor.-Dijo, el chiquillo soltando su carreta, y agachándose para recoger su cargamento sin al rey.

-¿Cuál señor?.-Respondió.- Soy tu rey.-Contesto el susodicho. Mk abrió sus ojos de sorpresa, ¿acaba de chocar con el rey?

-Monarca, no debería hablar con el muchacho. En el castillo lo esperan.- Aconsejó un guardián. Fue ignorado

-¡AY! Eres el rey y yo casi chocándote, aunque, eso sería un honor. Mei se emocionaría mucho, pero sabiendo como es ella, se burlaría primero.-Retrucó sorprendido de más MK.

Escuchando al muchacho, bajo de su caballo.-¿Qué llevas en tu cargamento?.-con curiosidad tomo una bolsa llena de sangre junto sacando un pollo apenas sacrificado.

-Ah, mira llevo animales recién sacrificados. Verá, tengo junto a mi padre una posada, ahí hay de todo, tenemos habitaciones para viajeros aparte unas buenas comidas.-Dijo, el chico emocionado mostrando todo tipo de carne que llevaba en su carreta.

-No he desayunado, ¿Qué tienes en tu menú?.-Preguntó el rey interesado en su conversación. Realmente estaba sorprendido como el niño hablaba de cosas que ni siquiera había preguntado, aparte, era raro que el joven le hablase de tú y no de usted.

-Tengo muchos estofados, cómo de conejo, de res, de puerco, literalmente de cualquier animal. También hacemos unos de los mejores panes de las tres regiones, y hacemos buenos cortes de carnes. Lo que desee.-Emocionado, demostró lo que tenía su posada. Era una buena oportunidad de publicidad que el rey vaya a comer en su posada, el cocinero de enfrente estaría celoso.

-Bien vayamos. Guíame, muchacho.-Dijo su alteza subiéndose a su caballo.

MK tomo su carrera y feliz guío al rey hacia la posada. Ya quería ver la cara de pijuy y mucho más la del señor Tang, apostaba que el erudito estaría gritando como niña puberta emocionada.

Llegando, el castaño señalo al rey dónde debería esperar porque él tenía que dejar atrás la carreta de surtido de carnes.

-¡Pigsy ya llegué!.-Grito entrando junto al monarca.-Y no me creerás quién está aquí.

-¿Mk, acaso mataste a los animales? Tardaste un milenio.-El señor pelirrojo salió de la cocina qué una junto a olla de agua. Al ver a la alteza se asombró que hasta soltó la olla llena del líquido soltó.

-Dios mío, su alteza, bienvenido. Pase, pase.-Impresionado, se acercó a la puerta dando la bienvenida a su monarca.-¿Qué desea? Tenemos mucha comida deliciosa.

Lujuria prohibida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora