Capítulo 6 "Recuerdos, los movimientos de la expresión"

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Año 1824

El año 1824, el año del diablo, según Wukong, por el desamparo del pueblo y lo menos importante, la muerte de su padre.

En unos meses antes de lo ocurrido, fueron invitaron a una danza anual del reino lunar por la primera noche del año. Es unas de las fiestas anuales más relevantes y grandes de los tres reinos, ya que, utilizan sus primorosas piedras de decoración, haciéndolo más transcendental, la primera luz del alba, formando brillar laceres de colores dentro del salón. Un espectáculo digno de ver.

Ahí estaba un joven de 16 años, proveniente de esta nación festiva, se estaba alistando para la noche especial. Ya aseado apenas salido de la tina blanca de porcelana, se fue a analizar en el espejo, su cuerpo desnudo, sintiendo el helado aire del día primero de enero.

Se empezaba arreglar con bello traje de color completamente negro, estilo victoriano, con una gabardina que le llegaba hasta las pantorrillas. Una verdadera joya de la realeza. Ya listo, salió de su habitación, dirigiéndose al salón, viendo a todas las mucamas y todos los mayordomos como rayos, de ahí y de allá, de arriba y abajo. Unos desempolvando los grandes cuadros de su familia en los pasillos, otros, encendiendo las velas de los candelabros gigantescos.

Llegando al salón de baile, una sala inmensa azul marino, con detalles dorados y pisos de mármol blancas pulidas. Se encontró a su padre. Yue, estaba evaluando los postres y aperitivos.

—Hola, padre. ¿Manducando la comida antes de la velada? No va a dejar nada a los invitados.-Se burló de su tutor.

—Debo que probar algo antes de que lleguen, después no me van a dejar ni una migaja.-Siguió la corriente.-Ya veo que estás listo, eres gallardo como yo.-Dejo el pequeño cupcake en la mesa.

—Si usted lo dice, pero en realidad creo que lo gallardo lo saque de mi madre.-Se peinó el pelo fanfarroneando. Era cierto, saco la belleza de su madre, su característica piel y el pelo azabache, y de su padre, los ojos morados, las cejas gruesas y la cara de pocos amigos. Una familia agraciada por la naturaleza de sus genes.

—¿Me estás estás diciendo feúco?.-Miró con designación al muchacho moreno.-Lo siento, hijo mío, pero si yo soy feúco, tú también, somos gemelos.-

—Bien, seamos feúcos los dos.-Tomó un durazno y lo mordió.-¿Ya falta poco del baile, no?-Cambió el tema emocionado.

—Falta media hora.-













Todos los invitados llegaron, gente de los tres reinos, no importaba si era de sangre real o solo un simple panadero.

La multitud entraron con sus mejores ropas, unos llevaban unos trajes dignos de un rey y otras con unos delicados vestidos realizados con la tela más endeble. Pero Macaque esperaba solo a una única persona. Su mejor amigo e interés romántico. Wukong, el príncipe de la luz. 

Sí, eran mejores amigos desde que lo conoció esa tarde, cuando ambos construían un castillo de barro, y desde ahí eran inseparables, le decían uña y mugre, siendo él la mugre. Se dio cuenta de sus sentimientos cuando una vez se puso celoso, una niña rubia oscura y de piel canela se acercó a ambos niños, la niña le empezó a coquetear con Wukong, enojado se retiró del sitio, así dándose cuenta de sus sentimientos.

Ya pasando unos minutos de la llegada de los invitados, recorría todo el salón de esquina a esquina buscando a su amigo. ¿Habrá llegado? Él había mandado millones de invitaciones, y Wukong se comprometió a asistir.

Macaque sintiendo un mar de decepciones se fue a sentar en unos de los sofás del salón, triste y desilusionado se escondía en sus manos, persistiendo los frágiles escalofríos de sus manos.

Lujuria prohibida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora