Capítulos 10 "¿Así que eso fue?

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Año 1839

Cuando Macaque termino de contar su final de su relación, empezaron otra conversación muy amena. MK, empezó hablar de su vida diaria, contandole momentos divertidos que le ha pasado, como por ejemplo, cuando una vez se le subió una araña cuando dormía, se asustó tanto que hizo un escándalo y levantó a todos los huéspedes de la posada. Pigsy lo castigó haciéndolo trabajar de más.

Contaba todas esas experiencias divertidas para levantar el ánimo del Rey. Sentía una aura rencorosa y depresiva en él.

Paso el tiempo, la luna se empezaba esconder ante la presencia del sol. El rey se estaba despidiendo, agradeciéndole a Mk el tiempo que lo escuchó, dijo que le agradaba el chico, si un día pasaba en el reino de la luna era bienvenido en el castillo.

Xiaotian también se retiro del lugar, estaba preocupado por el castigo que le impondrá su padre por llegar tarde. Se subió a la carroza y rápido se dirigió a su casa. Al llegar, todo estaba en silencio, agradeció a los dioses. No será regañado está vez. Caminó tratando de no hacer rechinar la madera del piso, llegó a su cuarto y se echo en su cama. Fue un día pesado, se merecía un buen descanso.

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Me levanté, no podía dormir. Para alivianar un poco mi cuerpo tenso decidí caminar por el castillo. Necesitaba relajarme. Al caminar escuché unas voces hablando.

MK. ¿Qué no estaba en su casa ya? Fui a checar si era él.

Si, si era él. Estaba con Macaque.

Maldita sea.

Macaque se retiró del jardín y tiempo seguido se fue Mk.

¿Por qué, MK hablaría con este idiota? No tiene el por qué relacionarse. No hay razón alguna. ¿Ahora que le dijo? Ya arruinó todo en la junta, ahora quiere arruinar la relación quee tengo con el muchacho.

Seguí a Macaque.

--¿Qué le dijiste al niño?

Resonó el eco de mi voz en el pasillo. Acabamos en un largo pasillo con cuadro de la familia real.

--No es algo que te interese, Wukong

Se paró en seco, dándome la espalda.

--Te estoy preguntando, es algo obvio que me importa.

-Es un guardia simple, no algo importante.

--¿Qué no sabes escuchar? responde mi pregunta. ¿Qué le dijiste al niño?

--Le estaba contando mis penas. ¿Qué más quieres que diga, majestad?

Lo dijo con sarcasmo.

Macaque se dio la vuelta, quedando cara a cara con Wukong. La atmósfera se convirtió en una tensa cuerda. No se lograba ver nada, solo la silueta de ambos y los muebles que decoraban el pasillo.

--No te le acerques, no le hables. Déjalo en paz. Nuestros problemas apartalos de él.

-Estoy interesado. ¿Quién es el?

--No es alguien que te incumba, solo escúchame y aléjate.

El rubio se dio la vuelta, ya estaba dispuesto en irse. Ya dijo lo que le tenía que decir, ya no hay necesidad de estar ahí.

Hasta que resonó.

--¿Qué te hice?

¿Cómo?

--¿Qué?

--¿Qué te hice? Estábamos tan bien. ¿Qué hice para que me abandonarás?

No contesto.

--¿Qué te hice para que me dejarás como basura, sin explicación alguna? Dime. He tratado de averiguar todos estos años que error cometí.

Lujuria prohibida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora