CAPÍTULO 38- Lo que nunca imaginé

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Cameron

—¿Necesitas algo más? —Le pregunto después de ayudarla a acostarse.

—Sí, que me hagas compañía un rato mientras me duermo.

—Encantado de hacerlo. —sonrió y me acuesto a su lado, mientras ella coloca su cabeza en pecho mientras paso mis manos alrededor de su cintura.

Después de dos semanas en el hospital, ayer al fin le dieron de alta ya que no tenía ningún problema o secuelas del accidente, además de la pierna.

Además de decidir quedarse conmigo, ya que Yeniffer aún estará con Felipe mientras sus padres sé regresan, el padre de Alejandra había regresado a Montevideo el día de ayer.

Cabe aclarar que aún no hemos hablado nada acerca del accidente y los culpables, no lo he hecho porque no quería sino porque ella no ha sacado a relucir el tema, supongo que no siete hablar sobre eso o también no lo hace porque nadie menciona algo al respecto.

Mientras su pierna termina de recuperarse camina con la ayuda de unas muletas, a las cuales ya ha podido domar o eso dice ella. Cada que puedo le ayudo a trasladarse sin que haga algo de esfuerzo, aunque eso lo hago porque acepta a regañadientes.

Me ha dicho que soy muy sobre protector con ella, pero es común que lo haga almenos con alguien que de verdad me importe y ella lo hace, y mucho.

A los pocos minutos siento como su respiración se ralentiza; después de todo se ha quedado dormida mis ojos empiezan a pesar y me dejo llevar por el sueño.

****

Alejandra

Me encontraba más que bien, Cameron me cuida demasiado por más que me quejará hacia lo que le venía en gana, discutir con él era como pelear con la pared no me prestaba atención cuando quería quejarme por algo, ya fuera porque me ayudaba a vestir, a trasladarme e incluso comer.

Según sus palabras no podía esforzarme tanto, tenía algo de razón por eso no discutía en ocasiones con él. Es más  tierno de lo que pensé y eso me encanta, cada día que pasa lo amo más.

No le hecho preguntas sobre el culpable de accidente no tan accidental, porque posiblemente no me responda lo que quiero o simplemente evite el tema.

Aunque mi lado razonable me dice que no lo hará, y me responderá justo lo que quedó saber, aunque algo me dice que nada de lo que me dirá me gustará. Ahora mismo estoy en la sala armando un rompe cabezas, estoy segura que el nombre le cae como anillo al dedo pues llevo gastando mis neuronas desde hace más de media hora y no he logrado ni la mitad, bueno aunque es claro ya que es de casi un metro de grande, y ni hablar de las fichas son pequeñas.

Escuchó unos pasos acercándose pero no me inmutó pues permanezco en mi posición, se acercan más hasta que se detiene delante de mi.

—¿Qué tal el trabajo hoy? —preguntó mirándolo al fin.

Se sienta a mi lado pasando unos de sus brazos por encima de mis hombros
:—Sin ti la oficina se siente diferente, y pues me has hecho falta, pero ha estado bien.

—Pronto volveré no te preocupes, además no puedes descuidar tu trabajo.

—Si lo sé pero tu también eres importante, y es mi responsabilidad atenderte.

—Me resultaste servicial.

—Sí, lo soy aunque no lo demuestre mucho.

—Vale. —respondo y está vez decido preguntar lo que ha estado rondando tanto tiempo en mi cabeza. —¿Quién fue el culpable del accidente que tuve? —preguntó sin rodeos.

Después De Aquel Beso¹ [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora