Capítulo 5 🍒

17 6 1
                                    

Otra vez escuela, era lunes desgraciadamente. Al fin de cuentas siempre tenía que verle el lado positivo a las cosas, Marck estaba conmigo y podía verlo todo el tiempo. Calculaba cada segundo, cada minuto, hasta la hora de salida cosa que nunca llegaba.

Matemáticas era el turno que correspondía en el horario, no era mi asignatura favorita pero no me disgustaba. Hacer cálculos y resolver operaciones ayudaba a distraerme de mis pensamientos y concentrarme en los números. Ignoraba todo a mi alrededor incluso a mi mejor amigo para atender a la maestra. Después de lo sucedido la noche de la fiesta de disfraces quería darle su espacio, me dolía mucho, pero tenía que hacerlo.

Desgraciadamente el turno ya estaba finalizando, la maestra borró la pizarra, orientó tarea y se despidió junto al timbre del receso. Los 20 minutos más destructivos de la eternidad. Todo el mundo salió disparado por la puerta miéntras que yo me quedé solo, sentado en mi puesto simplemente esperando nada.

Sin darme cuenta Marck también seguía sentando, mirando fijamente hacia fuera desde la ventana al lado de su puesto. Me preguntaba a qué tanto le prestaba atención se veía bastante concentrado en lo que sea que estuviese mirando. Giré la cabeza hacia el otro lado intentando no prestarle atención. Era la primera vez que en el receso no interactuabamos. Me preocupaba el hecho que nuestra amistad se estuviese dañando por desconfianzas. No quería separarme de él por nada. Marck es el hermano que nunca tuve. El mejor amigo de todos. El novio que siempre he querido y no tengo.

Me recosté en la mesa sobre mi brazo izquierdo, quedé mirando hacia la pared a mi lado, no tenía vista de nada ni de nadie. Solo quedaba esperar a que acabara el receso para seguir dando clases. Seguía pensando en cómo poder arreglar la situación de nuestra amistad. Quería iniciar una conversación con él pero mi cerebro no me permitía hacerlo. Me sentía como la primera vez que lo conocí y quería hablar con él. Me sentía un completo desconocido.

- Bram -me sorprendí mucho cuando me llamó por el apodo que él mismo me puso. No sabía si mirarlo o ignorarlo, pero creo que la necesidad de verlo me ganó. Rápido cobre mi postura y lo miré detenidamente. Hizo un gesto para que me acercara a él. Sus expresiones y movimientos expresaban mucha intriga, no sabía a ciencias exactas que quería decirme. Caminé hacia su puesto y me senté junto a él. No se porque pero estar a su lado me ponía algo incómodo y nervioso.

- ¿Quieres escaparte conmigo? - necesitaba mi tiempo para procesar su pregunta. Me dejó estupefacto lo que acababa de decir. ¿De verdad estará hablando en serio?

- ¿Estás loco? - intenté hablarle lo más natural posible. No me disgustaba la idea ya que no aguantaba un minuto más estar encerrado en cuatro paredes pero era una completa locura.

Escapar con la persona que te gusta es una tentación a la que casi nadie se resiste. A veces pienso que el destino pone momentos en mi camino para que no los desaprobeche y mis nervios hacen todo lo contrario. Hacen que dude si involucrarme o no. Pensé un momento en las pelis de amor, siempre los protagonistas escapan y pasa algo muy bonito. Esto era lo único que me motivaba a escapar con él, pero mis pensamientos negativos y dudas se interpusieron en medio. Comencé a hacerme preguntas que ponían en riesgo mi respuesta pero intenté saltarme todo ésto con al excusa de las películas. Y simple, me lancé.

- Está bien - no dijo palabra alguna respecto a mi respuesta casi imposible en mi cabeza. Se limitó a levantarse de su asiento y decirme que le siguiera.

En intento de sigilo Marck se percató de la hora al igual que yo. Faltaban quince minutos para que terminara el receso y todos regresaran al las aulas. Caminamos todo el pasillo hasta las escaleras, bajamos un poco apurados y salimos al patio de la preparatoria. Estaban todos los estudiantes regados por él cosa que nos beneficiaba ya que no notarían que nos fuimos solo excepto en el aula. Los baños del patio quedaban al otro extremo de donde estábamos, justo detrás había un muro el cual daba hacia los exteriores de la escuela. Por ahí nadie se daría cuánta que nos escapamos.

Sabe A CerezasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora