Capítulo 3 🍒

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Iremos a esa fiesta como reales dioses. En realidad no <jajaja>, solo íbamos bien combinados, él trajeado tipo empresario millonario y yo su mucama. Me parecía muy excitante.

Me di cuenta que en uno de los armarios había una pequeña caja parecida a una de zapatos, dentro de ella una cámara y fotos de varias personas, tenía mis dudas, no evité salir de ellas así que pregunté. Solo me respondió que le empezó a gustar mucho la fotografía y que las fotos de desconocidos eran un proyecto. Ninguna de las personas que estaban en éstas me parecía conocida, simplemente dejé de prestarles atención.

Algo que no dijo por teléfono era que la fiesta comenzaba a las 10 de la noche así que todo ese tiempo lo pasamos juntos, hablábamos de cosas sin sentidos y muy ramdon como de costumbre. A veces reíamos o nos poníamos nostálgicos tras recordar algúnos de los momentos más importantes de nuestra relación como mejores amigos. Sinceramente el tiempo a su lado pasaba rapido. Literalmente. Eran casi las 9:00 y ni cuenta nos dimos.

Teníamos que darnos prisa, el lugar de la fiesta quedaba a poco más de 30 minutos a pie... - quien dijo que iríamos a pie - dijo Marck con cara de sorpresa y confusión demostrando una sonrisa de seguridad. Supuse que iríamos en alguno de sus autos tras su reacción y pregunta.

Nos duchamos, vestimos de nuestros respectivos disfraces, recogimos nuestros celulares y algo de dinero para después bajar y esperar el auto fuera de la casa.

Mi sorpresa no se hizo esperar, abrí ojos y boca al instante de darme cuenta que no era cualquier auto, era una limosina, larga y de muchas ventanillas, de color blanco brillante. Siendo sincero no me esperaba para nada tal sorpresa como aquella, no podía creer que iríamos ahí.

--¿Estás listo? - preguntó Marck con una ligera sonrisa muy tierna. Se veía hermoso de traje y muy, pero muy sexi. - Supongo - respondí inseguro. En realidad no sabía que era lo que me preocupaba. Estaba algo nervioso por la situación, aún no me sacaba de la cabeza que podría pasar una situación muy vergonzosa delante de las personas más ricas de toda la ciudad. Tenía miedo de que pasara algo que no estuviese previsto, por suerte me sentía seguro en compañía de Marck.

Justo después baja el chófer y pide educadamente que subiéramos al coche de lujo, me dio algo de risa que le dijera señor a Marck, se escuchaba medio raro decirle así a un adolescente de solo diecisiete años. Proseguimos a subir y sentarnos. En lo que nos acomodamos el chófer nos saluda cordialmente y procede a encender el coche, en pocos segundos partimos hacia nuestro destino.

Marck agarra mi mano delicadamente como si de algo frágil se tratase, suavemente la acariciaba, pasaba su dedo pulgar por toda mi palma pálida por mis nervios, de vez en cuando jugueteaba con ella. Poco a poco esto redujo mi tención e incomodidad. Me gustaba que lo hiciera, se sentía realmente agradable.

En pocos minutos llegamos, como prometió Marck, en el corto trayecto no hablamos ni una sola palabra, fue el silencio protagonista del momento. La casa, o mejor dicho, mansión, era exageradamente grande. Era el triple de grande que la de Marck. El exterior estaba decorado con luces de colores, globos y muñecos inflables de distintas formas, colores y tamaños. La música se escuchaba desde fuera lo cual daba a pensar que estaba bastante alto el volúmen.

Delante de la casa se visualizan varias personas disfrazadas, de vampiros, adas, princesas y de todo un poco. Me sentía ridículo vestido de mucama hasta que me di cuenta de que nadie iba vestido igual, me sentí original por pocos segundos. Cuando la limosina se estacionó justo en frente de la gran mansión las miradas fueron directamente a ella y a nosotros que estábamos dentro. El chofer cuidadosamente abre la puerta permitiendonos bajarnos del coche y... Comenzaron los nervios.

Mientras caminabamos varios chicos y chicas nos saludaban con cierto respeto, y obviamente las miradas intensas no dejaban de perseguirnos.

Sabe A CerezasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora