Cap. 1 La espada.

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Habían terminado de estrenar más rápido de lo que esperaban, Adora estaba feliz por eso, significa que su equipo y ella van mejorando cada vez más; a Catra le importaba más verle la cara de tonta al jugar con ella a la mitad de los ejercicios, le agradaba. Se encontraban ahora en los vestidores. La mayor guardando su ropa de entrenamiento, la menor burlándose de ella por la broma cometida momentos antes.

—¡Ay! Debiste ver tu cara, fue así de: "¡Aaayy! ¡No! ¡Traición!"— Sobre actuaba la felina tirándose en el suelo. La más alta aguantaba las ganas de reírse cuando pensó en devolverle la broma.

—Por favor, Catra, ya vamos a graduarnos.— Cerró su locker y acomodó el cinturón de su uniforme.  —No puedo creer que sigas siendo tan infantil e inmadura--¿¡Es un ratón!?— Gritó apuntando algún punto en los vestidores, provocando que la morena erice su cola y se ponga alerta rápidamente.

—¿¡Qué!? ¿¡Dónde!?— Reaccionó con las orejas paradas y las pupilas dilatadas viendo a todas partes, preparada para lanzarse a su objetivo. Esto hizo que su compañera se soltara a reír, al mismo tiempo que la primera agachaba sus felinas orejas y fruncia el ceño, ofendida por la mala broma.

—¿Crees que algún día dejaras de caer en eso?— Cuestionó divertida la rubia viendo la cara de pocos amigos de Catra mientras se recargaba en los casilleros.

—No lo se, ¿Crees que algún día dejes de hacerlo?— Se cruzó de brazos al ver a su amiga. —Solo pasó una vez.— Excusó para después ir al lado de la rubia.

—Lo sé, pero, por alguna razón, siempre me causa gracia.— Las amigas se miraron con una sonrisa cómplice. A pesar de molestarla, a Catra le gustaba estos momentos que tenían juntas, solo ellas dos, como si nada más existiera.

Lamentablemente su conversación no pudo seguir por la oscura presencia de cierta hechicera: Shadow Weaver.

—Adora.— Llamó a la rubia, quien de inmediato se puso firme mientras hacía un saludo militar con la mano firme en la frente. Catra la seguía de mala gana, se dispuso a ver cualquier lugar que no sea su mentora frente a ellas. —Lo hiciste bien. Has completado el ejercicio en tiempo récord.— Felicitó haciendo caso omiso a la chica felina, quien solo se limitaba a mirar a otro lado con un gesto desinteresado.

—Ah, pues, no solo fui yo.— Agarró del brazo a su compañera, acercándola más a ella. —También Catra lo hizo.— Dijo con una sonrisa, haciendo alusión al trabajo en equipo. La morena solo bajo las orejas frunciendo el ceño, sabiendo lo que venía después.

—Ah, si. Como es que alguien tan poco motivado como tú lo logro en tan poco tiempo, jamás lo sabré.— Dijo con un tono despectivo. Siempre era lo mismo, la veneraban a Adora y ella recibía las quejas.

—Tu siempre nos alegras el día, ¿No  Shadow Weaver?— Sonrió de lado sarcásticamente, reacia de la actitud de la hechicera.

—¡Silencio! ¡No seas impertinente conmigo, cadete!— Ordenó mientras hacía las sombras abarcar cada vez más oscuridad y dirigirse a Catra para imponer autoridad y respeto. Antes de ser torturada nuevamente, la felina se limitó a decir:

—Lo siento, Shadow Weaver.— Las sombras se alejaron en cuanto dijo esto.

—Adora, ven conmigo.— Se retiró de la habitación sin decir más.

La mencionada se tomó un momento para inspeccionar que su amiga este bien, sabía como le afectaba estas situaciones, pero no tenía mucho tiempo. Catra solo se encogió de hombros y bajó las orejas.

En cuanto se fue, Catra soltó un gruñido contenido en su garganta. Caminó por los metálicos pasillos de la Zona del Terror gruñendo y maldiciendo, no le importaba que alguien la escuché. Se dirigió a una de las torres más altas, donde nadie podía molestarla, principalmente porque era difícil llegar hasta allí sin las mismas habilidades y agilidad que ella poseía.

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