Cap. 4 Familiar.

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—Por el honor... ¡¡De Grayskull!!—

Parpadeó sintiéndose extraña. Miró su cuerpo notando que sus vestiduras cambiaron, no solo eso... <<Pero que carajos...?>> A su alrededor todo se veía más pequeño, ¿o ella era más alta?

La espada la reflejó un momento, viéndose a sí misma con una tiara dorada. Abrió los ojos enormemente, su pelaje se encrespó al verse irreconocible.

—¿¡Que. Es. Esto!?— Miró sus brazos, dónde parecía tener una clase de brazaletes de oro, miró la espada en su mano, se sentía más liviana.

Comenzó a desesperarse, se sentía extraña, fuera del control de su cuerpo, retrocedió y tropezó hacia atrás con sus propios pies, cayendo sentada al suelo. Sintió como volvió en sí y su cuerpo volvía a ser el de antes. Con la respiración agitada, la espada brilló un instante, llamando su atención.

Pero un destello rosado apareció en sus narices, junto con la niña molesta. Intentó quitarle la espada, pero no se lo dejó tan fácil.

—¡Quédate dónde estás!— Le advirtió.

—¿¡Qué fue lo que me hiciste!?— Replicó Catra, asumiendo que la habían hechizado o algo así.

—¿Qué quieres decir con "qué fue lo que me hiciste"?— Repitió en tono burlón jalando más la espada.

—No sabía que ser princesa fuera contagioso.— Siguió forcejeando por la tenencia del arma. —¡Ya suéltalo!— Bufó.

—Okey, okey, vamos a calmarnos.— El moreno se unió al agarre del objeto. —¿Podrías decirnos cómo hiciste eso?— Preguntó nervioso.

—¡Yo no hice nada!— Empujó la cara del castaño quien tropezó e hizo caer a brillitos, soltando al fin la espada. —¡Solo levanté esta maldita cosa! ¡Y tenía una estúpida tiara!— Se levantó frustrada, se agarró la melena con su mano libre. ¿Cuando se liberó?

—¿Y qué se supone que es lo que traes puesto?— Se burló la más bajita. Se refería a la diadema roja de Catra.

—¡Es diferente!— Le gruñó Catra.

—Ash ¿Sabes que? No importa como lo hizo, solo hay que asegurarnos de que nunca lo vuelva a hacer.— Se teletransportó a su lado, agarrando la espada otra ves. Cuando la felina estaba a punto de apartarla, una bola de brillo impactó en su cara, cegándola, haciendo que retroceda y suelte la espada.

—¡Agh! ¡Te voy a matar, brillitos!— Talló sus sensibles ojos, tratando de quitarse la molesta sensación.

Se escuchó un profundo gruñido. <<¿Esa fui yo?>> Pensó confundida, luego se percató del movimiento detrás de ella. Un escalofrío recorrió su columna, volteó lentamente para encontrarse con la bestia/insecto gigante despertando. <<Mierda, me había olvidado de este.>>

El monstruo rugió fuertemente, habiéndola saltar hacia atrás encrespando su pelaje. La bestia corrió hacia los amigos, quienes rápidamente se refugiaron en las raíces de un árbol. Catra corrió en dirección contraria, alejándose. <<¡No!>> Algo le decía que esto no había terminado. <<La espada. La maldita espada.>> Cuando el insecto comenzó a golpear el refugio, Flechitas le arrebató la espada a su amiga y corrió en su dirección.

—¡Bow!— Reprochó Brillitos.

—¡Vuélvelo a hacer! ¡Vuélvelo a hacer!— Llegó hasta ella y le entregó el arma impaciente. —¡Haz lo que hiciste hace rato!— Catra lo miró confundida.

—¿¡Y que te hace pensar que puedo hacerlo!?— Brillitos apareció en frente suyo antes de que el bicho destruyera su refugio, haciendo que su corazón se salte un par de latidos. —¡Deja de hacer eso!— Le gritó llamando la atención del enorme insecto por accidente, este rugió fuertemente, parecía furioso.

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