Cap. 3 Brillitos y Flechitas

147 18 10
                                    

Una felina se encontraba caminando por el espesor de los Bosques Susurrantes, gruñendo y maldiciendo. Había dejado (estrellado) el esquife hace un tiempo y tuvo que caminar.

—Tenía que venir hasta aquí por una estúpida espada misteriosa, mandada por una voz escalofriante.— Esquivó algunas raíces y apartó las hojas de su camino. —¡Ash! Solo te golpeaste la cabeza, Catra. No era necesario hacer esto.— Se detuvo un momento. —No era necesario hablarle así a Adora.— Se arrepentía profundamente de todo lo que dijo la escuchar el grito desesperado de la rubia.

Ni siquiera volteó para ver si se encontraba bien después de haberla empujado, porque sabía que al hacerlo volvería con ella y la convencería de quedarse otra vez; pero algo en su interior le decía que debía hacer esto, como un instinto oculto, un impulso. <<Maldito instinto, maldito impulso...>>

Arañó con fuerza un árbol cercano solo para sacarse la rabia, al hacerlo se percató que este ya tenía una marca muy grande, la recordó de cuando chocó el primer esquife. Estaba acerca. Por el rabillo del ojo vio una luz intensa. Era la misma.

Con cautela se dirigió a ella, apartando más hojas y lianas. Entre cerró los ojos y sus pupilas se achicaron tratando de ajustarse al cambio de luz. Finalmente halló el origen de esta: la espada clavada en el suelo, exactamente como en su sueño, resplandeciente. Parecía que una enorme cantidad de energía salía de esta.

Avanzó un poco hacia ella, cuando se percató de unas voces y pisadas acercándose. Contempló la idea de ocultarse pero, si lo hacía, seguramente quien sea que se acercara se llevaría la espada, y no hizo todo este esfuerzo y le gritó a Adora por nada, así que decidió quedarse y luchar si era necesario.

Una chica bajita, muy brillante, apareció entre las hojas discutiendo con un chico alto, moreno, con un arco y flechas colgando en su espalda. Se detuvieron en cuanto la vieron.

—¡Soldado Hordiano!— Gritó la más bajita, Catra aplastó sus orejas, tenía una voz muy molesta y aguda.

—¡La veo!— Respondió el más alto. Ambos dieron un grito de guerra para desgracia de los sensibles oídos felinos.

Catra gruñó, corrió rápidamente hacía la espada, pero un destello rosa apareció y luego la chica detrás del arma, que agarró. Se lanzó hacia ella para atraparla pero siguió de largo cuando desapareció con otro destello rosado y reapareció unos metros más atrás con la espada en sus manos.

—¡No!— Intentó quitársela pero ella lanzó el arma hacia su compañero, quien la atrapó torpemente y corrió. —¡Dame la espada! ¡Es mía!— Usó sus cuatro patas para llegar en frente del moreno, este retrocedió, pero antes de hacer algo vio un brillo y sintió un peso en su espalda haciendo que casi pierda el equilibrio.

La niña apareció justo en sima de ella, la agarró de la melena y tiró de la chaqueta de Adora. Catra gruñó molesta, agarró el brazo más cercano y lo mordió haciendo que soltara su melena, solo bastó un codazo para tirarla al suelo. Esa distracción bastó para que el moreno escape un par de metros pero se tropezó con unas raíces, tirando la espada.

—Apártense, no me haré responsable de lo que pase.— Estaba por llegar cuando apareció otro destello rosa en su camino. Esa niña molesta otra vez.

—No me extraña de un soldado Hordiano.— Una gran cantidad de brillo impactó en el suelo, haciendo que retroceda un poco.

Al ver qué se acercaba a la espada se abalanzó sobre ella, está vez no pudo escapar, pero el moreno la agarró del cuello con un brazo y de la chaqueta con el otro. Nuevamente mordió el brazo que la apresaba para que la soltara, se deslizó debajo de él, dejando la chaqueta momentáneamente, para patearlo y hacer que caiga en sima de la chica brillitos. Buscó la espada y fue hacia ella pero sintió otro peso en su espalda y a alguien tirar de sus pies.

Una Nueva SHE-RA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora