Cap. 5 Ven conmigo

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—¿Y tu por qué sigues aquí?— Catra miró confundida a la princesa brillitos, esta la miraba con una expresión más suave. —Bow y yo no somos un gran equipo de vigilancia, pudiste escapar en cualquier momento ¿Por qué no lo hiciste?— Explicó agarrando la espada nuevamente.

—Por si no te has dado cuenta, intento no devolver mí cena.— Respondió sintiendo como la calma volvía a su estómago.

—Glimmer tiene razón.— Intervino el moreno. —Tuviste otras oportunidades para escapar, pero te quedaste con nosotros. ¿Por qué?— Cuestionó realmente curioso.

—No se crean tan especiales, solo estoy aquí por eso.— Frunció el ceño y señaló la espada. —¿Ustedes que saben de todo esto?— Se levantó y se cruzó de brazos.

—¿Por qué crees que te diríamos?— Glimmer volvió a su mirada dura y desconfiada.

—No puedes usar la espada, ¿No es así?— La morena alzó una ceja y sonrió de lado, la bajita arrugó más su frente dando un paso para atrás. —La mujer gigante aterradora, es esencial para cualquiera de los bandos. Si me dicen lo que saben estará de su lado.— Intentó chantajear al par.

—Si, claro. Y luego nos vendes a los hordianos.— La acusó la de pelo rosado.

La felina respiro hondo un momento, tratando de mantenerse serena. Sin embargo su cola inquieta delataba su frustración, está niña rosa la estaba poniendo a prueba.

—Escucha, todo esto de los "Primarios", o como sea que se llamen, me pone los pelos de punta.— Se acercó amenazante y paro a unos centímetros de su rostro. —Dime lo que saben y, tal vez, considere dejarlos en paz.— Levantó su mano mostrando sus garras, sonrió de lado luciendo sus afilados colmillos

—En tus sueños, basura hordiana.— También alzó la mano con el puño cerrado, concentrando una bola de brillo en esta.

—¡Wow! Muy bien, a separarse.— Bow se interpuso entre las chicas y las apartó. —Tranquila, minina...— Intentó apaciguar, pero solo lo empeoró. Carta lo agarró de la ropa, amenazando con sus garras la garganta del moreno.

—¡Te advertí que te cortaría la garganta si me volvías a llamar así!— Gruñó raspando la piel oscura.

—¡Pero nunca me dijiste tu nombre!— Chilló el moreno antes de que la felina viera la espada apuntando a su propia garganta.

—Aléjate de él.— Glimmer avanzó empuñando el arma haciendo que Carta lo soltara y retrocediera.

—¿Por qué quieres saber tanto de Los Primeros?— Cuestionó el chico acomodando sus prendas.

—Para usarlo en nuestra contra, Bow ¿Para que más?— Acusó la más bajita.

—¡No! Yo... ¡Ash!...— Catra se pasó las manos por la cara y luego por el pelo, tratando de aliviar su frustración. —En serio me estás poniendo difícil esto de ser buena, Brillitos.— Respiró hondo y se dirigió al dúo. —Hay algo que no me deja tranquila ¿Si? Un instinto o algo asi, que es muy molesto. Esta cosa de los Primeros me resulta tan familiar... Nunca supe de dónde vengo, ni por qué soy la única de mí especie en toda la Horda. No le daba mucha importancia, ¡Pero desde que toqué esa maldita espada mágica todo se fue al carajo! ¡Tengo visiones y escucho voces que me están volviendo loca! ¡Solo quiero volver con Adora, sacarla de La Zona del Terror y fingir que tenemos una vida tranquila y normal! ¡PERO LA MALDITA VOZ NO ME DEJA EN PAZ!— Exclamó dando por terminado el ataque de sinceridad que le hizo soltar todo lo que la aquejaba.

Los amigos la miraban sorprendidos y un poco incómodos, se miraron entre ellos y volvieron a la felina. Esta calmó su respiración y tomo la palabra nuevamente.

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