Capítulo 1

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Un rumor corría desde pueblo naranja... Un rumor acerca de uno de los integrantes que parecía estar solo malintencionado contra un personaje que de por sí poseía una reputación de temer. Cuando Juan lo escuchó por primera vez en la tienda de Tanizen, lo único en lo que pudo pensar fue en las ganas que tenía el resto de difamarlo y darle un aire terrorífico al ya de por sí, muy serio Spreen. Porque sí, todo esto se trataba del híbrido de oso habitante de pueblo naranja y que, a pesar de su corta edad, era dueño de su propiedad cadena de comida rápida, el Pollo Feliz.

Solo que ahora ya no era un rumor.

Aunque le hubiese encantado no entender.

—Juan... —Carola interrumpió su divagación y sus recuerdos, volviéndolo a la escena que tenía ahora mismo. Estaba a la entrada de su santuario con el vikingo delante de él, mientras éste tenía una mirada lastimera y mostraba rasguños preocupantes a lo largo de sus fornidos brazos. —Realmente necesito tu ayuda, ya no sé qué hacer. Mariana se quedó cuidándolo, ¡pero no entiendo lo que le pasa! ¡nunca ha sido tan hijo de puta!

Mierda. El hechicero tenía mil razones para hacerse pendejo e ignorar la situación, pero lamentablemente, Spreen era un oso, un maldito oso y eso no era todo, era un pinche dominante.

Así que, ¿qué era de Spreen, el joven híbrido?

Bien...


La rutina de todos los días para Spreen era levantarse de su cama, alimentar a su querida mascota gatuna, Pelusa, y luego abrir el restaurante al público. Debido a que su único personal más confiable era el Mariana, muchas veces se quedaba atendiendo a los clientes durante el turno de la mañana hasta la llegada de su empleado y luego partía al bosque o la mina en búsqueda de todo el material necesario para su siguiente proyecto de construcción.

La mañana de ese primer día no fue distinta, y se despidió a penas de su empleado antes de partir con todas las herramientas necesarias en el inventario antes de largarse. Necesitaba recolectar grandes cantidades de grava y pizarra profunda, el búnker subterráneo iba tomando forma cada vez más, mientras sus otros socios empezaban a reunir poco a poco el resto de materia prima para lo que en el futuro sería su negocio de drogas.

Al Pollo Feliz le iba bien, pero Spreen no estaba realmente interesado en esperar el tiempo suficiente para hacerse rico por el método legal.

Explorar las profundidades de las cuevas no era complejo, su visual adaptada a la poca iluminación siempre había facilitado al trabajo, además de su fuerza sobrehumana para destrozar a los mobs en su camino mientras recorría grandes porciones del subsuelo del mundo.

Aunque realmente a Spreen no le gustaba perder su tiempo con los mobs...

O eso creía.

—¿Spreen? —la voz de un segundo apareció resonando en el fondo de la cueva. La persona, sosteniendo una espada de diamante y con la voz temblorosa llamó al híbrido.

La escena era aterradora...

—¿qué haces acá? —cuestionó el híbrido, con la voz más profunda de lo habitual y él mismo sin notar como de sus labios se escapaban gruñidos.

—Tú, amigo... — Carre habló, pero su mano había empezado a temblar como el resto de su cuerpo, sin creerse la imagen delante de él en toda aquella oscuridad.

Spreen tenía entre sus manos la cabeza de un zombie, pero diferente a su forma usual muy limpia de asesinar, sin ensuciarse ni siquiera un poco, tenía toda su ropa llena de una tonalidad oscura casi negra que Carrera hasta agradecía la falta de luz para no completar la imagen visual de lo que probablemente fuese sangre podrida de los cadáveres de mobs que se esparcían alrededor del híbrido. Pese a ser uno de sus mejores amigos, jamás había visto a Spreen así.

Además, ¿le había gruñido? ¿qué mierda estaba pasándole?

—Capo, ¿qué te pasa a vos? —el híbrido cuestionó, incorporándose y pareciendo recuperar la consciencia de pronto, deteniendo su gravedad y soltando la cabeza entre sus manos. Para el otro, fue como si de un instante al siguiente estuviese viendo a otra persona.

Spreen pareció fingir que lo que acababa de ver no era nada anormal y Carre decidió secundar esa decisión porque estaba aterrorizado de que los ojos del oso se volvieran tan salvajes como cuando lo llamó al encontrarlo, pero que esta vez fuese contra él.

Esa, por supuesto, fue solo la primera vez.

Seguido de la aparición de una sed sanguinaria inexplicable, que hacía que Spreen se volviese decenas de veces más agresivo de lo usual, le siguió intensos calores incluso en los días más fríos de pueblo naranja, donde llovía a menudo. Nadie podía entender porque ahora al híbrido se le antojaba incluso pasearse sin camiseta en días nevados, como si en absoluto le importase la temperatura bajo cero. A su vez aparecieron los dolores de cabeza que no le permitían ni siquiera centrar su atención, pero lo que hizo notar de una vez por todas a Spreen que él mismo no estaba bien, fue quizá lo más vergonzoso de todo...

Su nueva sensibilidad a los olores y su facilidad de excitación. Desde amanecer hinchado hasta hincharse por lo más mínimo frente a los demás... ¡Maldita sea, él no estaba bien! ¡Si él prácticamente rozaba lo asexual!

Sin embargo, ¿qué podía saber él si era el único híbrido de oso de su círculo? Nadie jamás había experimentado nada similar...

Excepto que había quién ya había convivido con un híbrido de oso en condiciones similares...

El hechicero supremo, Juan.

Por supuesto, esta idea no vino de él, si no de sus amigos, que luego de semanas lidiando con su terrible humor, con sus constantes ataques y que casi atacara ferozmente a uno de ellos, decidieron buscar ayuda. Solo que el hechicero no fue la primera opción...

Los primeros fueron Focus y Noni, dos híbridos de pueblo naranja.

Mariana había ido desesperado por Focus la primera vez, pero el híbrido de cuervo no comprendía muy bien el comportamiento de los mamíferos, él sugirió que podía ser la necesidad de hibernar de la especie de Spreen. Eso pudo ser una respuesta, pero después de una corta investigación, los síntomas no coincidían... Spreen estaría llenándose de comida.

La siguiente persona fue Noni... pero el comportamiento en manada de las vacas tampoco comprendía las características de los osos... Sin embargo, él sugirió algo más interesante. Spreen estaba cerca de su época de celo. Según lo que comentó el híbrido de vaca, dependía mucho del carácter personal de cada uno, si fuese dominante o no, pero el celo venía acompañado de cambios importantes en el comportamiento, aunque no es que él pudiese comentar demasiado. Debido a su pareja, Noni solo sufría de un aumento de libido que era rápidamente atendida.

Sin ninguna respuesta, Carola recurrió al hechicero por ayuda. No porque estuviese pensando en su experiencia, sino porque estaba intentando encontrar algún hechizo que lograse calmar a Spreen o lo volviese a su estado normal.

Es ahí donde actualmente estaba nuestro protagonista...

Oyendo la súplica del vikingo para darle algo que él no tenía.

Sin quererlo, él estaba mucho mejor informado de las razones detrás de su cambio.


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¡Muchas gracias por leer hasta aquí! Primer capítulo listo. Corto e introductorio. ¡Ya viene el siguiente!

¡Nos vemos!

El Bosque - SpruanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora