Capítulo 13

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—¿Por qué no despierta? —Auron no pudo evitar preguntar después de la eterna espera que significó esperar a que la horrible mancha negra desapareciera. Zorman no quería cuestionar a su pareja, aun así, le miró también en el momento en que el de mecha flama preguntó.

—Puede que tarde, pero lo hará. —Drako aseguró, aliviado de que Spreen lo hubiese conseguido. —Estará débil eliminando los residuos del veneno los primeros días.

Spreen se mantuvo atento, sus orejas de oso erizadas prestando atención a cualquier indicación del mayor, porque él también se había preocupado cuando la marca se borró y Juan en sus brazos no despertó inmediatamente. Por lo menos su respiración había vuelto a la normalidad y su piel estaba limpia.

—Chingada madre —se quejó el hechicero en voz baja, al tiempo que su brazo izquierdo se elevaba hasta tocar la piel de su hombro, emitiendo un quejido. —Si que dolía...

—¡Juan! —Auron y Zorman fueron los primeros en correr hasta él. Sus dos amigos se veían aliviados y felices de verle despierto. No se atrevieron a abrazar el frágil cuerpo, pero se abalanzaron sobre la camilla para verle más cerca, como si no se creyeran del todo lo que sucedía.

—¿q-qué hago aquí? —se atrevió a preguntar el hechicero, luego de que la bruma empezara a levantar y su último recuerdo fueran los gritos de su híbrido al tiempo que el dolor lo doblase. —¡¿Dónde está Spreen?! —quiso levantarse, buscándole asustado con la mirada. El oso estaba preocupado por él, le gustaría no dejarle con el terror de que había muerto.

Una mano con garras le presionó, instándolo a volver a recostarse. El olor de Spreen llenó el espacio, causando un inmediato relajo en el hechicero que sintió incluso con más intensidad el aroma.

—Estoy tras de vos, boludo —dijo. Juan alcanzó a verle de reojo y la vista agotada, ojerosa, sudada de Spreen le quitó el aire. Se veía terrible y era mucho que decir del oso, la leyenda, un hombre que era capaz de matarte de dos espadazos. Incluso parecía más pequeño a ojos de Juan. —Solo... déjame descansar un toque, ¿va? Ya estás despierto...

—¡Spreen! —intentó voltearse para encarar a su pareja, nuevamente, la mano de éste presionándole le impidieron su cometido. Se desesperó por no poder siquiera verle la cara o poner sus manos sobre este, pero reconocía que su poca fuerza no ayudaban a lograrlo.

—Capo, baja el tono un toque, acá estoy —Spreen le regañó con voz baja. Los otros dos miraban atentamente el intercambio, preocupados por ambos a este punto. —Juan, boludo, dormiré un poco... Lo siento

—¡Spreen! ¡Spreen! —las exclamaciones desesperadas del hechicero cuando las manos que lo abrazaban por la cintura cayeron sin fuerza a sus costados alteraron a los otros tres presentes. Drako terminó por acercarse cuando notó desde su posición alejada como Spreen perdía el conocimiento.

El azabache mayor lo revisó con rapidez, mientras Juan lograba por fin voltearse, con su cuerpo aún débil y apoyado contra el híbrido, pero tratando de que su mano llegue hasta su mejilla, desesperado por hacerle reaccionar.

—Está dormido, Juan, calma —aseguró. Juan le miró, la mezcla entre la sorpresa de su presencia y la preocupación por su pareja.

—Creo que solo está cansado, ha estado despierto y preocupado, parece que le bajó la adrenalina. —comentó Auron cuando dio cuenta de la respiración acompasada de Spreen y su rostro dormido, pero aliviado.

—Es probable que su animal interno lo mantuviera despierto a penas durante este tiempo. —Drako se alejó un poco de la camilla para dar espacio a los otros. —Juan, pon atención.

El Bosque - SpruanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora