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La puerta turquesa destaca en una calle de edificios monótonos.

En el lado opuesto de la calle, Mark se aparta de la acera, con la espalda apoyada en un escaparate y la mirada perdida.

No ha vuelto desde diciembre y ya estamos casi a finales de enero. El aguanieve cubre las calles, la nieve derretida se filtra en sus maltratados zapatos y Mark, con las manos metidas en los bolsillos y la capucha bajada, se limita a observar y esperar. El sol se pone lentamente cuando Jeno sale de la tienda y se despide de Donghyuck, que está limpiando. Parece tan pequeño en la tienda vacía e incluso a través de la aglomeración de gente y coches, Mark puede distinguir la forma de su boca mientras tararea una canción que sólo él puede oír.

Es debilidad lo que lo ha traído hasta aquí y Mark sabe que es egoísta, pero...

Pero...

La vida ha sido cruel, y esta es una pequeña cosa que quiere permitirse. Aunque no pueda volver a hablar con Donghyuck.

Donghyuck se cruza en el camino del sol poniente después de cerrar, pasándose una mano por el pelo. Está bañado en oro, el resplandor dorado lo convierte en una estatua, por un momento, una vista pintoresca de todo lo que Mark siempre ha querido y, en ese hilo de un segundo, suspendido en los rayos del sol, Mark se olvida de cómo respirar.

Entonces Donghyuck termina de ponerse los guantes, mira a ambos lados de la calle y cruza. El corazón de Mark salta a su garganta y se marcha, en silencio, luchando contra el pánico y fundiéndose con la multitud de gente que camina hacia su casa.

Toma el largo y lento camino a casa, jugueteando con el hilo de lana suelto de sus guantes mientras avanza, con la cabeza gacha para contar las grietas de la acera, cuántas veces las pisa. Con tristeza, se pregunta si su suerte podría empeorar.

Su apartamento está ahí, como siempre, y Mark sube lentamente las escaleras y abre la puerta. Respira hondo, apoya la frente en la pintura descascarada y se deja llevar.

Deja que todo se desangre en el pasado, donde pertenece; su amor, su dolor y su culpa se funden en una sombra negra y deforme que libera con una larga y temblorosa exhalación.

Si se le escapa alguna lágrima, bueno... Mark ya está acostumbrado.







































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pájaro sin vuelo  II markhyuck IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora