La Boda

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Ayer fue el gran día.

Castiel y tú escogieron un bosquejo escondido. No está muy lejos de mi apartamento así que pude ir a pie sin problemas.

En el camino pasé por los lugares a los que solíamos ir cuando salíamos en el instituto, y también aquellos donde nos vimos y charlamos repetidas veces durante estos últimos años. Todos los recuerdos volvieron a mí como una avalancha, pero intenté ignorarlos a medida que llegaba a mi destino.

Ya habían algunas personas cuando arribé, la mayoría desconocidas para mí. A lo lejos divisé a tus padres charlando con Chani, pero no creí que ellos me recordaran, por lo que no me acerqué a saludarlos. Priya y mi hermana llegaron al mismo tiempo no mucho después, así que me reuní con ellas.

Creo que no soy muy bueno disimulando mi dolor, y a lo mejor nunca lo fui respecto a mis sentimientos por ti, ya que a Priya solo le bastó un fugaz escaneo a mi rostro para darse cuenta de mi perturbada moral, y no dudó un segundo en envolverme en un abrazo apretado, justo después de mirarme con pena, como si fuese un perrito desvalido en el que nadie reparaba.

Mi hermana hizo algo parecido, pero ella no me abrazó, sino que me dio un apretón en el brazo y luego me rodeó con el suyo por la espalda disimuladamente. Supongo que fue para no llamar la atención de los demás invitados, pero fuera cual fuese el caso, lo agradecí internamente. No habría apreciado que el resto de los presentes notaran mis pocas ganas de estar ahí y que aquello llegara a oídos tuyos de alguna manera. Lo último que querría sería arruinar tu día especial, por mucho que para mí fuera el peor de mi vida.

Poco a poco los invitados faltantes fueron llegando; los padres de Castiel, los integrantes de Crowstorm, Rosa y Leigh, algunos otros compañeros del instituto, y demás personas ajenas a mi conocimiento.

Mientras Amber y Priya nos buscaban un asiento entre los ya casi repletos bancos, no pude evitar mirar alrededor y sentir un poco—mucho—de envidia. Al ver mi entorno y toda la gente que estaba allí para ustedes, emocionados y contentos, solo me hizo imaginar la no-tan-emocionante vida que habrías tenido conmigo a comparación de la que tendrías con Castiel; él tiene más dinero, más fama, más estilo, una familia cariñosa, conciertos, giras, una gran casa y muchos amigos. ¿Qué tengo yo? Una relación irreparable con mis padres, tres amigos (de los cuales una es mi hermana), y un pasado turbulento del que ni siquiera habría podido salir si no fuese por ti. Soy lisa y llanamente un fracasado. Yo jamás podría haberte dado todo lo que Castiel puede, y por mucho que duela, me alegra un poco saber que después de hoy vas a tener todo lo que te mereces y más.

Algunos minutos después, cuando ya todos estaban sentados y mientras yo seguía divagando sobre los "¿Y qué si...?", un pianista escondido a un lado de la fila de bancos entonó las primeras notas de una melodía dulce y suave, sacándome de mis pensamientos y haciendo que todos los presentes se pusieran de pie. Repliqué la acción y viré hacia mi derecha, expectante, con la vista puesta en el final del pasillo al igual que todos. No mucho más tarde, la melodía de pronto se tornó aún más suave, y entonces apareciste. Ibas del brazo de tu padre, pero todo el mundo tenía los ojos puestos en ti. ¿Y cómo no? Lucías preciosa. Realmente brillabas. Tu vestido, igual de blanco que tu sonrisa, era de un estilo romántico. En la parte superior estaba cubierto en fino encaje, y algunos detalles en forma de laureles abrazaban tus brazos, todos del mismo blanco radiante. Dejaste tu pelo suelto, pero llevabas una diadema también diseñada en forma de laureles dorados que coronaban tu figura y te daban un aspecto casi angelical. Digo yo que te quedaba pintado, después de todo, nadie podría negar que eres un ángel en la tierra.

Entonces comenzaste a caminar, escoltada por tu padre, y solté en un jadeo el aire que no sabía que había estado reteniendo. Tan solo con tu presencia habías pausado al mundo entero. Sentí a Amber tomar mi mano entre las suyas y me giré a verla solo para encontrarme con una sonrisa compasiva. Le devolví un intento de sonrisa y me giré nuevamente para seguir viéndote.

last kiss • nathanielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora