Miércoles

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Un miércoles fue el día en que te besé por primera vez.
Estaba tan malditamente nervioso, pero saber que tú también lo estabas me servía de consuelo. Fue en la biblioteca del insti, irónicamente entre las estanterías de fantasía y romance. Tú estabas buscando algo que leer, y yo te estaba buscando a ti. Últimamente me hallaba muy a menudo en la situación de estar buscándote, pero hasta hacía unas semanas no tenía muy claro porqué. Ese día, sin embargo, sabía perfectamente qué era eso que tanto me llevaba a estarte detrás todo el tiempo. Hacía ya algún tiempo que me hacía a la idea de que quizás sintieras algo por mí como yo sentía por ti, pero no estaba seguro. Sin embargo, esa tarde me lo confirmaste. Trajiste el tema de lo que había ocurrido con tu padre el sabado anterior, sobre cómo se había enfadado cuando te dejé en tu casa después de aquella cena con Rosa y Leigh. Me sorprendió mucho cuando me confesaste que su reacción se debía a que no te habían dado permiso para salir esa noche. Pero más me sorprendió cuando dijiste que lo habías hecho de todos modos solo porque querías verme a mí. ¡A mí! Pude sentir el calor subir a mis mejillas y el nerviosismo comenzar a invadirme, sin embargo, era hora. Estaba claro que tenías una intención cuando dijiste lo que dijiste, y yo no quería echar a perder esa oportunidad. Estaba a punto de responderte, pero me vi interrumpido por Melody, que me buscaba para la bendita reunión en el gimnasio. De muy mala gana le respondí que la alcanzaría luego, y para cuando me volví hacia ti, ya había olvidado lo que te iba a decir. Entonces me encontré con tus mejillas rosadas y tus ojos redondos, adornados por largas pestañas, que me miraban expectantes desde algunos cuantos centímetros más abajo, y me puse aún más nervioso que antes. De pronto había olvidado cómo funcionar. Nunca antes me había pasado una cosa así. Era como si hubiera perdido completamente la capacidad de actuar como una persona normal, y antes de que pudiera pensar en una mejor idea, oí salir de mis propios labios alguna frase sobre el libro que estabas buscando, y atiné a estirar mi brazo sobre tu cabeza, buscándolo en un intento de disimular mi más que obvia ansiedad. Sin embargo, tú no parecías darte cuenta, y eso me trastornaba. ¿Cómo podías no notar que estaba loco por ti? Fue entonces que tomé la decisión de decírtelo de una vez por todas, y de manera tan clara que no cupiera la posibilidad de que entendieras otra cosa.

"No querría estar en ningún otro lugar que no fuese este... contigo".

Fue claro y conciso, y tras esas breves palabras, decididamente te besé.

Mentiría si dijera que sabía lo que estaba haciendo, pues, al igual que tú, se trataba de mi primer beso. Pero mentiría, también, si dijera que no fue el más mágico de toda mi vida, porque fue contigo.

Besé a más personas de las que puedo recordar desde el día en que rompimos, pero ninguna de ellas logró tatuar sus besos en mi mente como tú lo hiciste con los nuestros.

last kiss • nathanielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora