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𝙲𝚘𝚗𝚝𝚒𝚎𝚗𝚎: 𝚟𝚒𝚘𝚕𝚎𝚗𝚌𝚒𝚊 𝚏𝚊𝚖𝚒𝚕𝚒𝚊𝚛, 𝚟𝚘𝚌𝚊𝚋𝚞𝚕𝚊𝚛𝚒𝚘 𝚜𝚞𝚋𝚒𝚍𝚘 𝚍𝚎 𝚝𝚘𝚗𝚘, 𝚜𝚊𝚗𝚐𝚛𝚎, 𝚖𝚎𝚗𝚌𝚒ó𝚗 𝚊𝚕 𝚜𝚞𝚒𝚌𝚒𝚍𝚒𝚘.

。⁠:゚𝑪𝒂𝒑𝒊𝒕𝒖𝒍𝒐 𝒖𝒏𝒐: 𝒗𝒊𝒅𝒂 𝒚 𝒎𝒖𝒆𝒓𝒕𝒆.゚⁠:⁠。

”El suave sonido que se transmitía por la habitación me hizo despertar, no de golpe como las veces anteriores. Solo abrí mis ojos, notando como aún no salía el sol por completo, era realmente extraño, ¿Por qué una alarma sonaba tan temprano? Y lo peor, era como si estuviera directo en mi oído.

Cansado de esa melodía, me levanté a buscar el aparato que la está reproduciendo.

En mi cama no esta, en mi armario tampoco; básicamente, no provenía de mí habitación.

—Bien Dazai, tú solo tranquilízate y encuentra esa maldita alarma. Casi puedo ver el rostro enojado de Elise.— Me dije a mí mismo, intentando ignorar el dolor de cabeza que daba todo eso.

Salí de la habitación y directo a la sala, el televisor podía ser el causante de ése molesto sonido. Pero al llegar no había nada, la sala y las demás habitaciones estaba desiertas, intenté ir directo a las ventanas. Todo parecía demasiado extraño. Para mi sorpresa todo era negro afuera, la luz que me había llegado antes no era tan clara, parecía ser las 4/5 de la mañana, y normalmente a esas horas tendría que ir a la universidad, pero nunca me planteé mirar afuera.

El vacío oscuro me enganchó por unos segundos, no había más sonido además de esa alarma molesta, no había nadie en casa, el aire se sentía pesado y frío; era difícil respirar. La alarma sonaba con más fuerza, pero mi mente se alejaba, aún concentrado en el vacío alguien me agarró la mano, echándome para atrás.

Caí chocando con un mueble, parecía ser el sillón, pero si mi memoria no se equivocaba; tendría que estar en otra posición y/o lugar.

—Levántate.— Escuché una voz profunda, claro que la conocía muy bien, pero ese tono no lo utilizaba demasiado. Eran pocas veces, mayormente hablaba así cuando no le hacía caso y estaba por ser castigado.

Con la vista al suelo, esa persona me agarró del brazo, en un movimiento brusco me logro parar y jalar, me quejé del dolor, pero esa persona no pareció ni volver a verme.

Alcé la mirada, viendo esos ojos violetas oscuros, estaban sin ningún rastro de emoción humana; totalmente vacíos, probablemente estuviera haciendo la misma expresión, lo odié e hice una mueca a las recientes ganas de vomitar.

Llevaba consigo una bata de doctor, su cabello negro seguía del mismo tamaño, lo único diferente es que, por alguna razón, se lograba ver más jóven.

Noté como me trasladó a esa habitación. Siempre se llevaba a mi hermana menor ahí, según él era su consultorio, pero era inútil, nunca me dejó entrar, y las pocas veces que lo enfrenté terminaba lleno de golpes, en el piso lamentando mi existencia mientras él solo permanecía con esa misma expresión.

Siempre odie esos ojos violetas, esa sonrisa, esa voz dulce, y esas manos. Todo de él lo odiaba.

Mamá murió, y consigo Mori pareció morir, la agarró contra mí luego de darnos cuenta que, yo era producto de una infidelidad, la policía llegó a la conclusión de que; el hombre que era mi verdadero padre la asesino y luego él se suicidio. Eso solo aumentó todo su odio.
Su sufrimiento, lo agarró conmigo, su obsesión con Elise.

𝑩𝒓𝒂𝒔𝒂𝒔 𝒅𝒆 𝒖𝒏 𝒏𝒖𝒆𝒗𝒐 𝒂𝒎𝒂𝒏𝒆𝒄𝒆𝒓||𝑫𝒂𝒛𝒂𝒊 𝑶𝒔𝒂𝒎𝒖Donde viven las historias. Descúbrelo ahora