Durante el mundial, cada selección tenia al menos 1 día completo libre, por que cada tres días había un partido y tenían que hacer entrenamiento.
30 de noviembre daba comienzo a su día, las selecciones correspondientes al día se levantaban a entrenar. Argentina jugaría con Polonia, México con Arabia Saudí.
Debido al tiempo no programado de su vuelo no había dispuesto de entradas para ninguno de los dos partidos, así que tuvo que quedarse en su habitación para ver los dos juegos. Estaba nervioso, todos lo estaban, este era el ultimo juego para la selección mexicana, si se perdía tendrían que retirarse, por lo tanto al menos tendrían que anotar cuatro goles. Así que ponían sus esperanzas en el equipo. Asimismo el partido de argentina seria a la misma hora, diferente estadio, por lo que siendo fiel a su país no cambio de canal. Ademas por minutos lograba ver como iba el otro, pues las televisoras lo pasaban por un mismo canal, la diferencia es que no entendía nada del idioma y no sabia de lo que hablaban, así que cuando dio por finalizado el partido y pudo ver la cara de los aficionados supo que a pesar de haber ganado la descalificación era absoluta.
Tomo su teléfono y hablo a Ochoa cuando contó el tiempo en que llegasen a los vestidores.
—¿Perdimos?—le pregunto apenas escucho un ¿Bueno? De la otra linea
—¿Cómo les fue a ellos?—respondió
—Ganaron 2-0
—Nos vamos—le dijo desilusionado—no pasamos
El sentir como tu país fue descalificado fue duro para todos, y en algunos casos muy emotivo también, pues era el último mundial que pasarían con el equipo.
Mientras fijaba su mirada en la pantalla, aun triste por los resultados su celular vibro. Un mensaje de Emiliano se podía divisar.
—Cena conmigo mañana, por favor. Se que hoy querrás pasarla con ellos
Y así era, porque si bien estuvieron todos en la sala de reuniones del hotel, junto con Saúl como invitado, Tata Martino habló.
—Dieron lo mejor se sí—comenzó—no me arrepiento de haber sido su entrenador, pero si me arrepiento de algunas decisiones que tomé, no pelear por las personas que no pudieron venir. Quizá no les di el apoyo que merecían, pero llegamos hasta donde estamos y espero que al próximo puedan llegar mas allá. Esta es mi ultima cena con ustedes, aun tenemos dos días mas, disfrútenlo; saliendo de aquí no seré más su entrenador, pero espero que la persona siguiente saque lo que yo no pude hacer. Hoy yo invito la cena, vos Saúl—se dirigió a él.—Sos mi invitado también, podés venir. Después de esto los voy a extrañar.
Mientras la selección tomaba sus respectivas duchas para ir al restaurante mas tarde, Saúl pudo responder a aquel mensaje.
—Me encantaría—respondió, pues necesitaba un modo de despedirse del sueño.
A pesar de lo derrotados que se sentían, aun así la cena estaba siendo amena, todos conversaban con todos. Unos recordaban los goles fallidos, otros recordaban experiencias.
Saúl miraba desde dónde estaba a Alexis, sus grandes ojos irradiaban felicidad a pesar de haber perdido.
Guillermo cada tanto veía su teléfono mientras sonreía, podía imaginarse quién estaba mandándole esos mensajes.
Las manos de Hirving estaban enlazadas con fuerza de las de Andrés, ambos hablaban y sonreían y Guardado de vez en cuando tomaba la mano de este y la besaba.
Entonces Saúl lo pensó, ¿qué estará haciendo Damián?
Parecía que se había hecho costumbre en Qatar que cada partido ganado la selección fuese a algún bar a celebrar, así que ya entrados en los octavos de final no fue la excepción para el equipo que ahora se encontraban disfrutando y bailando. Todos parecían estar felices y como no, habían pasado hasta octavos. Ciertamente la alegría no era para todos, porque en una mesa, en la esquina del bar estaba Emiliano, solo, tratando de entender sus sentimientos.
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Por Accidente
FanfictionSaúl Álvarez lleva toda su vida fingiendo ser una casta que no es, siendo su olor indetectable para cualquiera alfa u omega. Qué sucederá cuando el portero argentino sea el único capaz de detectar su aroma. Historia completamente mia, pero la idea...