Espérame abajo

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La música sonaba alto, cada uno tenía en su mano algún cóctel. Saúl tenia el quinto vodka en su mano, estaba disfrutando la música y el ver bailar a las personas.

—Tenés una resistencia fuerte—le dijeron al oido. Asustado se dio vuelta para encontrarse con Emiliano

—Damián—saludo para volver su mirada al frente. Se sentía molesto, si bien sabia que las palabras que había dicho no eran correctas también sabia que el dejarlo solo en la mesa tampoco lo era.

Él otro insistió:—che, se que me porte como un re boludo anoche...

—Si bueno, ya no importa—si importaba y su omega se lo dijo

—No pretendía dejarte así, solo que empezabas a chamuyar...

—¿Chamuyar?

—Hablasté de más

—También lo lamento—dijo por fin, era sincero

—Tregua—dijo para aligerar las aguas recibiendo una sonrisa por parte del pelirrojo—¿Quéres bailar?

Sin darle respuesta dejo su bebida y tomo la mano del otro, dirigiéndose a la pista con los demás.

La música los envolvió, Saúl evitaba pegar su cuerpo hacia el arquero, este lo noto, el hecho no le gustó .

Acércate, acércate

Escuchaba una voz, la conocía a la perfección, su omega. Pedía atención.

Se sentía embriagado, pero era perfectamente capaz de saber lo que estaba haciendo, país diferente, todo quedara aquí pensó y sucumbiendo como su omega, por primera vez desde que empezaron a bailar pego su cuerpo, agradecía que lo hubiese hecho con una canción que se solía bailar así.

Para su sorpresa, el arquero lo tomo de la cintura y lo acerco mas a él, llevando su boca al oido ajeno:—¿Cómo es que olés tan bien siempre?—dejo nuevamente impactado a Saúl, quien poso una mano sobre la mejilla del otro. La acción soltó un montón de emociones, al igual que feromonas.—Sos un omega—Emiliano tenía una sonrisa de lado, sin dejar de mirarlo, no era una pregunta y Saúl lo sabia.

—Saúl—una voz distinta disipo las sensaciones. Ochoa estaba frente a ellos e inesperadamente tomo del brazo a Saúl, obligándolo a salir del bar mientras este veía la confusión del portero.

El shock que había sido la confesión de su casta por parte de alguien mas no lo dejaba mediar palabra, siendo arrastrado por su amigo pero sin pedir explicaciones. Fuera el ligero aire le devolvió las ideas a la cabeza, viendo por primera vez a su amigo junto con toda la selección.

—¿Qué pasa?—logro decir

—Tenemos que irnos. Te explicamos en el camino.

Mientras se subían a la camioneta que los llevaría vio a un Hirving desmayado en el regazo de Andrés.

—¿Qué le paso?—pregunto preocupado

—Intentaron llevárselo—le dijo Andrés quien no apartaba la mirada del rostro que tenia en sus piernas—lo drogaron

—¿Pero quién?—se exalto

—Solo vimos que lo llevaban de a cuervito—explico Guillermo—pero lo llamó—a pesar de el problema que tenían, sonrió

—¿A quién llamo?

—A mi—Andrés levanto su rostro, sus ojos estaban rojos y Saúl no supo si eran de rabia o de tristeza—me llamo a mi—decía mientras tocaba sus mejillas con ternura

Por AccidenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora