Tragedia

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Los cuartos de final habían pasado y con ello los días en Qatar. La semifinal estaba a un día de que ocurriera. La selección argentina se encontraba entrenando, este sería uno de los días mas importantes, el que decidiría quién iba a la final, estaban algo confiados, con el triunfo de los cuartos ya podían verse en la final.

Saúl y Emiliano habían pasado más de una semana entre días libres y roces de sábana hasta cenas en restaurante y paseos por las avenidas. Pero para Saúl todo se reducía a: ¿qué siente realmente por mí?

Sabía que el argentino algo debería de sentir porque él mismo le pidió que se quedase y el mismo era quien lo buscaba durante esta semana, pero por qué no le había dicho nada, ni siquiera indicios de eso. La situación estaba confundiendo a Saúl quien ideo poder preguntárselo esta noche.

—Che, Lio—Julián codeaba a Lionel mientras ambos veían al portero—¿qué le pasá?

—Ni idea, pero no es él mismo—mintió, pues sabia exactamente por lo que estaba pasando este. Ya hacia unos días que este le había confesado que había estado enamorado de él en secreto, pero que ahora solo sentía confusión ante eso y la relación con Saúl. Messi solo le había aconsejado no cegar sus instintos primitivos, si sentía algo por él entonces debería de decirlo.

El entrenamiento había terminado, mañana sería el día y todos estaban nerviosos por ello, así que decidieron descansar lo mejor que pudieran. Emiliano había quedado con Saúl para cenar en su habitación, así que ya duchado y arreglado decidió ir pues no podría quedarse ya que por la mañana entrenarían nuevamente.

—Hola—el pelirrojo le dio una cálida sonrisa que inmediatamente hicieron sentir bien a Emiliano.—Pasa, pasa—animo—pedí la comida espero que no te importe lo que elegí

—Estará bien—le dijo mientras se dirigía a la mesa. Tomo la silla del otro y la corrió intentando parecer todo un caballero, Saúl sonrió ante el comportamiento y agradeció sentándose.

—¿Cómo fue el entrenamiento?

—Mañana tendré que ir nuevamente, no podré quedarme con vos—dijo

—Oh, esta bien, aun tenemos unos días antes de que esto termine—dirigió su mirada al plato, "unos días" se repitió. Solo le quedaban unos días y terminar todo, pero él no quería terminarlo, quería seguir con esto, sabía perfectamente que se había enamorado de él y sentía que su omega lo había elegido, y la madre luna también, así que armándose de valor dijo:—Damián—comenzó haciendo que él otro lo mirara fijamente—y-yo... ¿yo si te gusto?

La pregunta tan repentina dejo congelado al arquero quien dudo en responder. No sabia lo que sentía, cómo se supone que va a decírselo concisamente.

—Y-yo—el que dudara fue como una estaca directa al corazón y al omega de Saúl.

—Entonces... ¿aun te gusta Lio?—la pregunta la había hecho esperando una negación, pero no recibió más que mas duda. — Entonces, ¿dónde estamos?—al decir aquello sus lágrimas amenazaban con salir

—Estamos en Qatar, ambos estamos en otro país, puede o no significar algo— Emiliano había dicho algo equivocado, equivocado para la situación y equivocado a lo que trataba de decir realmente.

Pero para Saúl eso fue todo, su omega aulló y él lloró, saco unas lágrimas silenciosas mientras miraba su plato aun a medio comer. Se paro lentamente secándose discretamente las lágrimas.

—¿Puedes por favor dejarme solo?—pidió yendo al baño. Emiliano inmediatamente corto su paso

—No, no era lo que trataba de decir—decía mientras hacía ademan con sus manos—vos sos increíble...

Por AccidenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora