Ayúdame

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Para Saúl el partido había sido eterno. Después de lo que había sucedido en el ascensor tenia miedo de que alguien mas pudiese olfatear su aroma, pero los aficionados solo hablaban de una cosa: la perfecta atajada de Ochoa a Lewandowski. Pero a pesar de esto, y de que verlo hizo que por un momento se olvidara de sus pensamientos, celebrando a su amigo, no se olvidase de la situación. Así que en el primer momento que tuvo corrió hacia Guillermo, inclusive sin importarle las cámaras.

—Ayúdame—le dijo desesperado.

Guillermo pudo ver miedo en sus ojos, así que al igual que el pelirrojo no le importaron las cámaras, lo tomo de la cintura y lo encamino hacia los vestidores. En un complejo donde únicamente estaban ellos al fin el alfa hablo.

—Saúl, ¿qué es lo que sucede?—su voz era de preocupación, pues nunca había visto a su amigo de aquel modo.

—T-tu... ¿tu hueles algo en mi?—pregunto

—¿Qué?—el otro se confundió

—¿¡Te estoy preguntando si hueles algo en mí!?—grito sin querer

—¿Por qué estas gritando?—se sobresalto

—Lo lamento... solo ayúdame por favor. Dime si distingues un olor en mi—dicho esto pego su pecho al contrario, moviéndose para dejar expuesto su cuello, el lugar responsable de la glándula.

—Bien, me voy a acercar—el otro estaba aturdido, si alguien los viera en esa posición podría interpretarse de muchas maneras. Acerco su nariz al cuello ajeno y respiro.

—Yo no distingo ningún olor en ti—le dijo separándose.

Un sentimiento de desilusión cruzo la mente de Saúl y de su omega, pero al mismo tiempo de alivio. Llevándose únicamente una pregunta a formular.

—¿Entonces por qué dijo eso?—se pregunto a sí mismo. Y volteando nuevamente al arquero volvió a preguntar—¿ningún aroma enserio? ¿Ni siquiera tenue?

—No, ninguno... ¿vas a decirme qué sucede?—dijo por fin

Saúl respiro, confundido:—cuando baje en el hotel me tope con el portero argentino...

—¿Dibu?

Saúl asintió—hablamos, dijo que iba por cervezas con su equipo... la cosa es que me dijo que quería saber que perfume usaba... Guillermo, sabes que yo no uso perfume, ¿por qué dijo eso?

Sin duda la situación era extraña, en ningún momento de su carrera alguien le había dicho eso, en parte porque no usaba perfume, otra porque sabia que la medicación funcionaba perfectamente que no podría soltar alguna feromona que desvelara su secreto.

—¿Te dijo tu olor?

—Pues no... no específicamente

—Puede que alguien haya dejado feromonas en el elevador—era una opción, pero fue descartada rápidamente

—No, no es así, yo si puedo oler las feromonas de los demás, créeme no había ninguna en el elevador

—Es curioso...

—¿Lo es?

—Bueno, ni siquiera yo puedo olerlo, tiene que ser algo curioso—el hecho de que ningún alfa, y ningún omega pudiera oler el aroma de Saúl en verdad era curioso, y lo único que hacia era que el interés por el arquero se intensificara.

Mientas tanto, en un bar lejos del estadio los argentinos la pasaban bien.

—Te estoy diciendo que una cosa no tiene que ver con la otra—Julián y Enzo peleaban

Por AccidenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora