Parte 2

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Nunca imaginaste vivir de esta forma. Cabalgar por el arenoso suelo te daba una sensación de estar fuera de lugar.

Hace muchos años que la última guerra que tu terminaste comenzó. Desde entonces, ninguno fue tan estúpido como para alzar a todos sus hombres como muñecos desechables a un campo de batalla. Aunque eso te alegraba, ya no sabías que hacer en tu tiempo libre.

Bueno, eso ahora no tiene importancia, puesto que alguna criatura te contrató para robar algo. Si, "robar". Esa palabra era rara para ti, que nunca a hecho más que luchar con espada en mano para detener grandes batallas y terminar disputas absurdas.

Aunque era la primera vez que tenías que hacer tal acto, primero que no te importaba, y segundo, tenías confianza. Ya que en las guerras que participaste había de todo. Así que una misión de hurto y escape no era algo nuevo para ti.

Aunque era tarde, el sol aún dominaba el cielo. Por obvias razones, era mas conveniente esperar hasta la oscura noche. Dabas lentos pasos con tu caballo negro, buscando un lugar para comer. No necesitabas algún tipo de energía, pero el sabor de cada comida y bebida del mundo era inolvidable para tu paladar.

Cuando viste un pequeño bar, te bajaste del caballo y lo dejaste ir donde quisiera, lo podías llamas en cualquier momento después de todo. Y estabas seguro de que no causaría problemas.

Cuando entraste sin llamar ningún tipo de atención, te dirigiste calmadamente al cantinero de aspecto suave y gentil.

—Una taza de café.— Dijiste, para empezar a buscar en tu pequeño bolso.

—Aww, que tierno. ¿No eres demasiado joven para andar de aventuras?—

Probablemente ese comentario, sin intención de burla, se debe a tu tamaño. Y tu armadura, ahora con una versión más ligera, y a tu dulce y tranquila voz sin nada con que intimidar. Hasta que colocas una moneda de oro brillante sobre la mesa.

—Una taza de café... por favor.— Esta vez, subiste el visor de tu casco, casco el cual dejaba ver tus labios y carecía de la pluma.

—... Enseguida.— Después de unos segundos mirando la moneda, se fue a servir tu pedido. Bajaste el visor.

Retomando tu nueva vestimenta. Esta era una especie de versión veraniega de la calurosa armadura que llevabas antes. Todo era negro, si, pero la gran pluma roja oscura como una capa trasera cargada sobre tu hombro derecho era lo más destacaba del traje.

Aparte, los guantes delgados solo se extendían hasta los brazos antes de llegar a los codos, dejando estos cubiertos solo por una malla de plata. Lo mismo pasa con tus piernas, solo que la armadura llega a cubrir tus rodillas, y deja expuesto tus muslos.

El torso ahora no lleva una armadura pesada, si no que es una capa de metal negro plateado. Además que esa capa no hace mas que cubrir el pecho, puesto que tu abdomen se cubría con una simple tela rojiza.

La espada ligera sigue siendo la misma, colgada en la izquierda de tu cadera. Y llevas un gran paquete de flechas en la parte inferior de tu espalda.

—Aquí tiene. Señor...ito.— Suave y simple, dejó la taza de aluminio sobre la mesa.

La agarraste y asentiste ligeramente, ignorando su manera de llamarte, antes de ir a una mesa vacía. Al sentarte y cruzar las piernas en forma de espera, das un tranquilo sorbo a tu bebida caliente. Te gustaba más el café con leche, pero necesitabas concentrarte más en tu trabajo.

¡RUIDO SORDO!

Para tu sorpresa, algo había roto las puertas de la entrada. Estabas lejos, por suerte, a la izquierda del bar. El humo no te dejaba ver, así que no te moviste de tu asiento. Mientras que los demás estaban en pánico, tu esperaste a que el humo se disperse.

Yo No Tengo un Deseo [T/N en Gato Con Botas]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora