･ﾟMemorias vacías ･ﾟೋ 「𝒯𝐻&𝒴𝒥」

Capítulo || XI

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Podía escuchar las voces de personas conversando como si se trataran de un eco muy lejano, aunque realmente no le prestaba nada de atención, porque estaba más concentrado en ver hacia un punto fijo e inconscientemente ir doblando las puntas de las hojas del papel periódico, las cuales estaban encima de la mesa en la que se encontraba prácticamente acostado. Cuando escuchó un ruido cercano levantó su cabeza para ver cómo alguien entraba a ese cuarto llevando un bonche enorme de rosas rojas de las que escurría gotas de agua desde sus tallos hasta terminar mojando sus zapatos junto al suelo, se limitó a observar cómo las dejaba encima de una mesa larga separándolas en grupos más pequeños, cuando estuvo a medio camino de pararse para ayudar ya había terminado y solo lo miraba desde su posición.

-Sabes que no es tu culpa ¿verdad? - soltó de repente haciendo que se siente nuevamente soltando un suspiro.

-Si lo es - miro hacia sus manos y de nuevo a ella - si no lo hubiera presionado o si no me hubiera quedado callado-

-Lo hiciste para protegerlos - le replicó rápidamente y se acercó hacia él - igual que yo.

-Arin... - esta vez sí se puso de pie para quedar frente a frente.

El sonido de la campanita solo anunciaba que alguien había ingresado y el saludo más el llamado por ayuda lo confirmó, ambos jóvenes no dejaban de mirarse como si el primero que dejara de hacerlo perdía y Arin fue la primera en perder mirando hacia la mesa.

-Ayúdame a envolver eso - señaló las rosas que anteriormente trajo - creo que ya sabes cómo - le ofreció una pequeña sonrisa antes de salir a atender al nuevo cliente.

Claro que sabía cómo; Soobin no había pasado una hora entera intentando explicarles como se hacía porque ese día necesitaba ayuda, como para olvidarse de eso tan rápidamente.

Ella por su lado agradecía que la floristería no estaba siendo tan concurrida ese día ya que podía tomarse descansos largos en donde no tenía que poner una sonrisa amable mientras hacía lo posible para entender lo que las personas pedían.

...

Una vez terminó de empacar con cuidado una maceta con decoraciones pintadas a mano y entregársela al cliente, se tomó el tiempo de analizar qué diría una vez entre de nuevo al taller donde había dejado a Kai, quien había ido con esperanzas de encontrarse con Soobin, porque sabía que ese día era su turno en la tienda, sin embargo, este se había rehusado en tener contacto con sus amigos desde ese día, ni siquiera a ella le abría la puerta por lo que tenía que hablarle desde detrás de la misma con nulas esperanzas de recibir una respuesta.

Sin darse cuenta ya había llegado a la puerta del taller, miraba como el más joven enrollaba las rosas con sumo cuidado y al culminar les ataba una cuerda de yute como decoración.

-Creo que conseguí un ayudante - aplaudió a penas se dio la vuelta para verla, felicitándolo por su trabajo.

-¿Crees que estaremos bien? - su tono de voz seguía igual de desanimada, tomó una de las rosas entre sus manos y le comenzó a dar vuelta, buscando espinas.