Capítulo || I

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Era demasiado temprano para estar despierto aun sabiendo que podía dormir hasta la tarde, pero simplemente ya no podía volver a cerrar sus ojos y acurrucarse entre sus sábanas. Varios pensamientos pasaban en su cabeza, lo que hacía imposible conciliar de nuevo el sueño.

A penas había despertado hace unos días y fue tan solo el día anterior en el que lo habían dado de alta del hospital, tenía tantas cosas que preguntar y muchas más por asimilar.

Nunca habría imaginado que un día perdería la memoria.

Cuando apenas fue dado de alta, todas las personas o al menos la mayoría que había conocido mientras estaba internado, se encontraban esperándolo a las afueras del hospital. Había deseado salir sin llamar mucho la atención pues seguía sin saber cómo interactuar por más de 10 minutos, que era el tiempo límite de las visitas, y en ese momento que estaba fuera de esos 10 minutos de límite se sentía un poco abrumado, sin embargo, algo dentro suyo se llenó de calidez por el gesto inesperado. 

Aún le costaba interactuar con todos, se sentía ajeno ante tantas muestras de cariño y confianza, pero hacía todo su esfuerzo para convivir y que el ambiente no se vuelva incómodo, al menos para ellos.

Se había dado cuenta también qué pese a que no los recordaba, a ellos no parecía afectarles y hacían como si nada hubiera pasado. Convirtieron las visitas al hospital como una nueva rutina en sus vidas diarias.

...

Mientras recordaba los eventos recientes en medio del silencio de su habitación y de la calle, poco a poco un ligero ruido comenzaba a ser presente, al igual que los ligeros rayos de sol que entraban por la cortina mal cerrada, rayos que daban directamente contra su rostro brindándole calor y molestia al mismo tiempo dada a la repentina luminosidad. La ciudad parecía estar despertando ya.

Con la luz del día iluminando su entorno pudo divisar de mejor manera la habitación completa; los libros en el estante, su escritorio, los posters pegados en su pared, su armario y su cama, todo lo que alguna vez le fue tan familiar, ahora era tan ajeno.

Se levantó removiendo suavemente las sábanas para no desordenar demasiado la cama, acarició la cabeza del peluche de conejo que estaba a su lado tomando a su vez aire antes de colocar sus pies sobre la fría madera del piso, estas crujieron al tacto lo que produjo su rápida reacción de subir los pies por el repentino susto, pero de inmediato los volvió a colocar en el suelo con más firmeza. Se quedó sentado observando a su alrededor, dándose el lujo de apreciar cada detalle dentro de esas cuatro paredes. El día anterior no lo pudo hacer gracias al cansancio que lo hizo quedarse dormido apenas tocó la cama, esa tal vez sea otras de las razones por las que se había despertado tan temprano.

Finalmente se incorporó y caminó lentamente hasta el espejo junto al armario, en el se pudo observar mejor; lucía un poco más delgado, sus manos y brazos aún tenían unas ligeras raspaduras, sus labios estaban solo un poco pálidos, sus ojos tenían ojeras y en su frente, justo debajo del cabello que la cubría, estaba una gran cicatriz en diagonal y por último su cabello "rubio" mostraba las crecidas raíces negras de su cabello natural. Suspiró con cansancio y puso su mano en el espejo, cubriendo relativamente su rostro reflejado.

No sé quién soy — se había visto en fotos, su madre contaba anécdotas de su niñez, sus amigos conversaban el cómo era, pero el simple hecho de verse en el espejo y no reconocerse era angustiante.

Un agradable aroma comenzó a inundar toda la habitación, produciendo que todos sus sentidos se despierten lentamente regresando a la realidad, siendo a su vez consciente del ligero alboroto proveniente de la cocina y de toda su casa en general.

・゚Memorias vacías ・゚ೋ 「𝒯𝐻&𝒴𝒥」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora