Escenarios

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Pete POV

Creí que el primer celo que pase junto a Vegas había sido lo más bizarro que podía ver de un alfa en celo, pensé que estaba acostumbrado a su necesidad de pegarse a mí como un koala y estaba convencido que los supresores servían para frenar su jodido apetito sexual, pero joder, había estado equivocado en todo.

Mi esposo se sentía con libertad de tocarme esta vez, no iba muy lejos, pero lo tenía sobre mí más tiempo del que el idiota pasaba de pie, mis pezones estaban adoloridos y sensibles, tenía marcas de mordidas y chupetones por todo mi cuerpo, y mis labios parecían haber sido maltratados por horas de lo hinchados que estaban. Tres días de esto cada mes por el resto de mi vida y terminaría muerto.

No podía ni imaginarme como los omegas con cuerpos más pequeños y delicados que el mío, podían aguantar esto constantemente. Estaba tan agotado que podría caer dormido en cualquier superficie de la casa y mis piernas estaban débiles después de semejante trato, Vegas se la pasaba acomodándolas sobre sus hombros cuando lograba seducirme de vuelta a la habitación, no debía ser bueno para la circulación tenerlas en el aire por tanto tiempo.

Las pocas horas que pasaba relajado tampoco servían de mucho, pues decidía tomar sus descansos recostado en mi vientre y cuando lograba escapar de su agarré terminaba siguiéndome al poco rato a cualquier parte de la casa en la que me encontrara, no podía ni tomar una ducha sin que apareciera detrás de mí exigiendo atención.

―Arruinaste mi perfecto baño. ―mascullé sintiendo un beso en mi hombro, se había quedado dormido hacía media hora y decidí prepararme la tina en el baño de mi habitación, necesitaba un respiro de lo agitado de los últimos días, pero ahora tenía al culpable de mi cansancio sentado detrás de mí con sus piernas a cada lado de mi cuerpo, dejando besos donde sea que podía.

―No estoy haciendo nada. ―musitó con una sonrisa ladina junto a mi mejilla y puse los ojos en blanco. ―Lamento las marcas, es difícil de controlar cuando estoy en celo. ―añadió besando una mordida que dejo herida en mi cuello.

―Si no estuvieras sonriendo como idiota, sería más fácil creer en tus disculpas. ―murmuré levantando el hombro para apartarlo. ― ¿No sabes lo que es el espacio personal? La gente normal, suele respetarlo.

―Tú y yo no tenemos esas cosas. ―fruncí el ceño mirándole de reojo, él se relajó en la orilla de la bañera con los brazos recostados en las orillas. ―Lo tuyo es mío y lo mío es tuyo ¿recuerdas?

―Extraño cuando no podías entrar a mi habitación, ni yo a la tuya. ―exclamé con un suspiró de anhelo. ―Esos eran buenos tiempos.

―Te quejas demasiado, no veo que lo hagas cuando te corres. ―mis mejillas se tiñeron de rojo y me aparté para colocarme del otro lado de la bañera. De no ser porque de verdad necesitaba la sensación del agua tibia en mi cuerpo, me habría ido en ese momento. ―Vuelve aquí. ―murmuró sin borrar la sonrisa tonta de sus labios.

―Vete a tu cuarto. ―él suspiró pasándose los dedos por el cabello mojado. ―La próxima vez que entres en celo, me iré de vacaciones a la isla de mis abuelos. ―prometí recostando la cabeza en la orilla y cerrando los ojos.

―Iré detrás de ti si es necesario. ―sonreí encogiéndome de hombros.

―Debes haber ido al menos una vez para saber llegar y yo no te diré dónde está. Para cuando me encuentres tu celo se habrá terminado. ―mi voz estaba llena de suficiencia y lo escuché bufar antes de sentir sus manos tomando uno de mis pies. ―No haré nada más contigo esta noche, así que no intentes nada. ―advertí sin llegar a mirarlo.

―Aburrido. ―volví a encogerme de hombros y dejo un beso en mi pantorrilla antes de soltarme del todo. ―Ordené la cena del lugar que te gusta, deben llegar pronto.

The Beta (My husband)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora