Enemigos

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Vegas POV

Tres semanas pasaron desde su partida, había regresado a mis viejos hábitos trabajando para Korn, mi viejo puesto me esperaba con las puertas abiertas, y ya que había tenido que dejar la empresa de Pete para mantener las apariencias, ocupaba mis días en esa jodida compañía que sobrevivía a duras penas.

La frustración diaria estaba menguando en el resto de mis emociones, cada que me encontraba con Korn en los pasillos solo podía pensar en lo mucho que deseaba estrellar su cabeza contra el piso hasta que se disculpara con mi esposo, y cuando mi padre aparecía para recriminarme el divorcio, viejos rencores se amontonaban en mi cabeza, quería gritarle que era un hipócrita ambicioso y que dejara de hablar de Pete como si tuviera derecho a hacerlo.

Estaba furioso la mayor parte del tiempo, todos ellos siguieron con sus vidas de alguna manera, mientras mi familia estaba dispersa, los odiaba, incluso a aquellos que no tenían idea de lo que había ocurrido, en especial desde que mi gente comenzó a moverse y descubrí que no todos eran tan inocentes como creía.

Apagué mi cigarrillo contra la madera del porche, lo había dejado hacía tiempo, odiaba apestar a humo, pero estaba desesperado por encontrar algo que me mantuviera bajo control, esa noche lo necesitaba más que nunca, todos aquellos que me forzaron a vivir lejos de Pete estaban aquí, celebrando el cumpleaños sesenta de Korn. Convivir con personas que fingían que compartíamos más que la maldita sangre en nuestras venas, era desgastante, el próximo imbécil que pretendiera interesarse por mi reciente divorcio me haría explotar.

―Van a servir la cena pronto. ―esa voz contenida que se esforzaba por ocultar la culpa, hacía bien al sentirse así, mi esposo había confiado en él y no había hecho más que traicionarlo. ―Korn quiere asegurarse de que te quedaras hasta el final, hará un anuncio importante.

―No es como si alguien estuviera esperándome en casa. ―murmuré encogiéndome de hombros girándome para mirarlo a los ojos, su mirada me rehuyó, me pregunte que tan profundo habría escarbado en nuestros secretos para aceptar ayudar a alguien como su suegro que hacía no mucho quería deshacerse de él.

― ¿Sabes algo de él? ―ni siquiera se atrevía a decir su nombre, casi me reí en su cara, pero me limite a negar. ―Sus padres tampoco han sabido nada desde que se fue, están preocupados. ―levanté una ceja fingiendo sorpresa. ―Si sabes algo deberías...

― ¿Qué? ―mascullé viéndolo tragar. ― ¿Contarles lo que sé de Pete?

―Son su familia, si sabes donde está o si está bien, deberías decírselos. ―arrugué la nariz y fingí meditarlo saboreando el trago que llevaba conmigo.

―Si Pete quisiera que alguien supiera donde está, él mismo se los diría. ―murmuré dejando la copa vacía en la orilla de madera. ―No sé dónde esté ahora, pero si lo supiera, entendería que es algo que no quiere que nadie más sepa.

―Pero...

―Debes aprender a mantener la boca cerrada cuando los secretos no son tuyos, Porsche. ―mascullé deteniéndolo, si esperaba que le ayudara a calmar la culpa, estaba acercándose a la persona equivocada, me encargaría que cada día por el resto de su vida, recordara la traición a mi esposo, incluso si él llegaba a perdonarlo algún día o si había una razón para lo que hizo, para mí siempre nunca sería pena suficiente la que pudiera cargar.

Su rostro se tensó, apretando la mandíbula y mirándome con algo parecido a la desesperación, sonreí avanzando hasta él dándole una palmada en el hombro.

―Será mejor que nos unamos a la fiesta, no quieres hacer esperar a tu querido suegro. ―musité antes de adentrarme a la casa, las personas estaban yendo al comedor, uno de los guardaespaldas de Korn clavo su mirada en la mía hasta asegurarse de que tenía mi atención, solo entonces señalo abajo a la única persona inocente en esa cena.

The Beta (My husband)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora