Tormenta

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Vegas POV

Recorrimos un pequeño mercado antes de mediodía, Pete me eligió los atuendos que según él me irían mejor y ayudarían a que no me sintiera sofocado con el calor de las tardes, estaba tan de buen humor que empezaba a cuestionar seriamente los hechos que ocurrieron antes de venir aquí, había sido una situación estresante y nada estaba solucionado, sin embargo, él actuaba como si tan solo nos hubiera visto tener una discusión trivial como cualquier familia. Me resultaba extraño fingir que nada ocurría, pero no quería arruinar su buen humor, así que me reserve esos comentarios para cuando decidiera que podíamos regresar a casa.

En su lugar me deje envolver por el ambiente isleño que invitaba a tener una vida despreocupada, enviando todos esos pensamientos al final de mi cabeza y enfocándome en las actividades que Pete proponía, fue fácil distraerme con otras cosas, en especial porque los malditos hoteles eran diminutos y conseguir una habitación se convirtió en una carrera contra los turistas que llegaban cada día para unas cortas vacaciones.

Habíamos querido hacer reservaciones en un par de lugares, pero eran locales pequeños que no manejan ese sistema, así que nos daban la opción de ir en ciertos horarios para pagar por un cuarto y lo intentamos una cantidad exagerada de veces, antes de que Pete se rindiera diciendo que no era como si lo necesitáramos en realidad porque sus abuelos tenía suficiente espacio para nosotros.

Él dejo de acompañarme a preguntar al maldito hotel y yo estaba a punto de mandar construir un conglomerado solo para tener un bendito cuarto lejos de los oídos de su abuela, porque la próxima vez que me hiciera a un lado porque la señora podía oírnos, me explotaría la cabeza.

― ¿Conseguiste una habitación? ―murmuró dedicándome una sencilla sonrisa apenas cruce la puerta de nuestro cuarto, le miré mal y sonrió divertido. ―Quizás mañana tengas suerte.

―Dijiste que no pasaríamos mi celo aquí. ―farfullé tirándome a su lado en el piso junto a la cama.

―No es mi culpa que no encontremos otro lugar, no recordaba que fuera una temporada alta tan cerca del invierno. ―exclamó mirándome apenas un segundo mientras me inclinaba en su hombro, había recuperado su tejido y la bufanda roja volvió a producción. ―Te compraré supresores.

―No quiero malditos supresores, si no conseguimos otro sitio para quedarnos antes de que mi celo inicié, me importara poco quien nos escuché. ―amenacé besando su cuello conteniéndome demasiado para mi gusto.

―Te los pondré en un trozo de carne cuando no estés mirando. ―musitó volviendo a su tejido, bufé frustrado y recosté la cabeza en la orilla de la cama.

―En nuestra casa nadie podía interrumpirnos. ―murmuré deslizando mi mano por su espalda distraídamente, la verdad era que no tenía ganas de volver y tener que hacerme cargo de todo cuando podía quedarme aquí a pretender que todo estaba bien y jugar a la familia feliz con Pete, pero si pasaba mi celo con jodidos supresores lo subiría a un barco de vuelta a la casa sin detenerme a pensar. ―Big dijo que trabajaste en un hospital mientras estuviste aquí ¿qué hacías ahí?

―Era voluntario, repartía el almuerzo entre los pacientes. ―explicó frunciendo la nariz cuando un nudo le quedo mal y sonreí con ligereza. ―La abuela dijo que los alfas no podían ser voluntarios, aunque quizás era porque Big no le agradaba, puedo preguntarle si tienen un puesto para ti.

―Creí que querías que descansara, no que me conseguirías una nueva carrera. ―musité tomando el hilo que descansaba sobre sus piernas, le estaba costando jalar más para continuar, así que deshice un par de vueltas para él sosteniéndolo entre mis manos para evitar que volviera a enredarse.

―Te servirá tener una nueva carrera para cuando te mudes aquí con ayuda de mi abuela. ―exclamó haciéndome reír por lo bajo, desde que sugerí lo de la casa habíamos visitado tres propiedades que ella consiguió para nosotros, aunque no nos dejo hacer tratos con nadie hasta que no viéramos la casa de los vecinos, que según ella era la más hermosa de todas.

The Beta (My husband)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora