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Esa misma noche, en el castillo, el rey se encontraba recostado en su cama rodeado de todos los hombres que habitaban y trabajaban en aquel castillo.

El rey se encontraba débil debido a la pelea que había  tenido con aquella hada.

- Cuando ascendí al trono... le prometí al pueblo que un día... sería nuestro el páramo y sus tesoros - Comenzó a hablar con un tono débil - Todos ustedes juraron lealtad hacía mí y hacía esa causa... - Una fuerte tos lo atacó, pero uno de sus empleados no dudo en ayudarlo.

- Respire majestad - Le susurro.

- Derribado en batalla... - Continuo con esa débil voz - Será este mi único legado. Se que esperan mi muerte con ansias y no tardará... Y después escogeré a un sucesor que ascienda al trono y cuide de mi hija - Aquel comentario llamo la atención de todos los hombres presentes - ¿Quién de ustedes es digno? Destruyan a la criatura alada, quiero venganza y cuando yo muera, la corona será suya.

Y de todos los hombres ahí presentes que se interesaron en aquella platica, solo un empleado en el que nadie confiaba, fue el único que salió del castillo para dirigirse al misterioso páramo.

Tomo un carromato que era guiado por un caballo, tomo unas cuantas cadenas hechas de hierro y tomó una daga, seguido empezó su camino al páramo.

Era un poco tarde pero eso no fue impedimento para acercarse a aquel lugar que conocía bastante bien, y quitando la capa que adornaba su cuerpo en busca de cubrirse del fresco clima, grito.

- Eun Yeong... - No obtuvo respuesta - ¡Eun Yeong! - Grito con más fuerza.

Y como hace años, dio con decepción la media vuelta para dirigirse al caballo pero el sonido de algo aterrizando contra el pasto lo hizo detener cualquier movimiento.

- ¿Y? ¿Qué tal la vida con los humanos, SeoJoon? - Dio la vuelta y pudo ver que Eun Yeong ya no era esa adolescente que abandono, ahora era una mujer muy hermosa.

- Eun Yeong, vine a advertirte - Se acercó a la chica con lentitud fingiendo preocupación - Te van a cazar, el rey Jiho jamás se rendirá, tienes que confiar en mi.

Eun Yeong mantuvo su mirada fija en SeoJoon, le parecía imposible de creer que después de tanto tiempo él estuviera ahí tratando de advertirle que se cuidará. Sus miradas se conectaron por varios segundos, mientras que la mirada de ella tenía un brillo de ilusión por volver a verlo, en él no se reflejaba nada, aún así ella no lo notó; aquel contacto visual no duró mucho, pues una voz los interrumpió.

- ¿Mamá? - Ambos mayores voltearon en dirección a los árboles - Jin, Hobi, Yoon y Jimin irán al lago que está en la cabaña del bosque, ¿Los puedo acompañar? - Era Jungkook, se suponía que debía estar durmiendo pero el sentimiento de que su madre estaba en peligro no se lo permitía.

- ¿No deberías tú estar en tu árbol? - Le reprendió Eun; al ser un páramo donde habitaban criaturas mágicas no se necesitaban casas, así que mayormente dormían en lagos, cuevas o árboles, claro que dependía el tipo de criatura que eras.

- No podía dormir... - Bajo la mirada.

- ¿Tienes un hijo? - Pregunto SeoJoon, aquello realmente lo había tomado por sorpresa.

Eun le pidió a Jungkook con la mirada que se acercará, cosa que él entendió y obedeció, se paro a lado de su madre dedicándole una mala mirada al hombre que no le daba buena espina.

- Tenemos un hijo, SeoJoon - Aclaró Eun, tomando a Jungkook de los hombros - Tú prueba de amor ahora tiene 14 años y se llama Jungkook.

SeoJoon miro sorprendido al menor de apariencia normal, aunque no lo quisiera admitir, Jungkook se parecía a él cuando tenía su edad pero tampoco negaría que era igual de hermoso que Eun Yeong.

El rey del páramo ᎒ KookTae ⚘Donde viven las historias. Descúbrelo ahora