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Se depsertó otra vez, viendo el espejo que estaba enfrente de su cama. Estas dos semanas no habian sido buenas, no había comido nada, vivía a base de tabaco y alcohol. Se la pasasaba llorando y no salía de su habitacion para nada mas que ir al baño, a algunas prácticas y ver a sus hijos en la cocina.

No habia visto ni hablado con Mesut desde aquel día en el motel, tampoco a Pilar desde el día despues.
Los recuerdos de su matrimonio y el nacimiento de sus hijos rondeban en su cabeza todos los días y le hacían difícil dormir, le hacían difícil vivir.

Aveces pensaba que odiaba a Özil, y más ahora, que había aparecido a arruinar su vida y se había ido como si nada. Y cada vez que lo pensaba, recordaba sus ojos, y sus manos, su voz, su creencia, su existencia.

No entendía que tenía que hacer para poder ser feliz, estaba con Pilar hace muchos años, sin embargo, no podía amarla, no podía quererla como una pareja sentimental, ni siquiera cuando desde su relación habían nacido cinco amores de su vida.

Empezó a vestirse, sintiendo como la piel ardía por la falta de hidratacion.
Cuando termino su tarea, estaba a punto de irse, pero paró a verse en el espejo rectangular.

Tenía ojeras, el pelo seco, sucio. Sus ojos estaban casi cerrados, su barba estaba larga y sus dientes amarillentos.
Incluso se veía extremadamente delgado en la cara.
Miró a sus manos, notando como temblaban. ¿Voy a llorar otra vez? Se preguntó a si mismo, mirándose a los ojos mediante el espejo.

Y su cuerpo le respondió que si, cuando empezó a lagrimear manchando sus mejillas con aquel líquido transparente.

Lloraba, lloraba como siempre.

Solo se sentó en la cama, tirándose para atrás y quedando acostado. No iba a ir a entrenar.

Pensó en quedarse todo el día recostado en la cama apoyado en el lado izquierdo de su cuerpo, como tirándose para no poder hacer nada.

Hasta que recordó la pequeña bolsa transparente con cocaína que había conseguido en una fiesta

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Tocó la puerta, viendo como una mujer rubia abría. Era la misma a la que lo había llevado luego de aquella llamada, pero diez años más tarde.

–¿Buenas tardes?–Dijo la mujer, estaba ojerosa y parecía cansada.

–Buenas tardes, me llamo Mesut. V-vengo a ver a Sergio. Soy su amigo.–
No era experto en socializar y parecía bastante evidente.

–Ah...si, pasa.– Al nombrar al rubio, vio como la cara de Pilar cambiaba repentinamente. Supuso que por eso no se había podido comunicar con él.

Pasó por la casa, pidiendo permiso y al llegar al segundo piso, tocó la puerta despacio.
Tragó saliva, sintiendo como su corazón se aceleraba y sus pies se movían involuntarios.

Al abrir, vio prácticamente a un desconocido. Sergio, pálido y con los ojos rojos lo veía sorprendido.
Notó los restos de polvo blanco en su nariz, sintiéndose preocupado.

–¿Que mierda heces aquí? ¿Pilar te dejó entrar?– Habló casi sonando grosero.

Mesut tembló, sintiendo su corazón tambalear y luchando para no caer en llanto y morirse ahí mismo. Había destrozado a Sergio, dos veces. Tres. Cuatro.

–¿P-puedo pasar?– Sergio se lo pensó por un rato, pero al final dejó que el alemán hiciera lo que quisiera, como siempre.

NOS-Özil x Ramos- Donde viven las historias. Descúbrelo ahora