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⚠️: Lemmon

Eran las cuatro de la mañana de la mejor noche de su vida. Estaban abrazados, viendo a las estrellas y riéndose de los chistes ajenos.

–¿Te acuerdas de aquella vez en la que me viniste a buscar a este mismo club?–Rió el español, viendo como su acompañante le dejaba en vista su linda sonrisa.

–Eso fue muy gracioso–Respondió el otro riendo, mientras seguía con sus manos en la cintura ajena.–Casi vomitas encima de mi–

Sergio rió, mirando al otro. Era como soñar, si bajarán del cielo y le dieran la oportunidad de elegir algo que quisiera que pasara, cualquier cosa, el elegiría estar en esta situación para siempre.

Mesut se acercó aún más al otro, subiéndose en su regazo para abrazarlo por el cuello, mientras escondía su cabeza en el cuello ajeno.

–Lo siento mucho...–Dijo, en voz baja, como si tuviera vergüenza de ser escuchado.

El español volvió a afirmar el agarre en la cintura.

Todo va a estar bien, Mesut.– Dijo, en su odio. El otro cerró los ojos, afirmando se más a él, quería que pudieran quedarse para siempre así.

Mesut lo vió a los ojos, volviendo a besarse.
No había un alma en aquel lugar y todos los de adentro estaban durmiendo o vomitando en las esquinas.

El beso empezó a subirse de tono cuando el español pasó sus manos por debajo de la remera y empezó a tocar sus abdominales aún mientras lo besaba. Mesut se estremeció, mordiendo el labio ajeno ante el tacto.

Ramos quería seguir provocando aquello que tanto deseaba hace años. Apretó su cintura por debajo de la ropa y empezó a moverlo en un va y ven lento, haciendo que aunque siguieran con ropa, pudieran sentirse más y más.

El turco subió sus manos hacia el cuello del andaluz, acariciando su piel, que más que cambiada, estaba áspera y un poco seca.

Al darse cuenta de que el miembro contrario empezaba a levantarse estirando la ropa, decidió parar el beso de forma lenta.

–No podemos hacerlo aquí...–Ramos abrió los ojos, no quería parar, pero tampoco podía ignorar el hecho de que estaban en un descampado acostados en el pasto entre los árboles apunto de engañar a sus esposas.

–¿Vamos a un motel?– A decir verdad, aquel concepto contrastó un poco a Özil, quien suspiró, porque era moralmente muy incorrecto todo lo que hacían y, a pesar de que se amaban y sabía que era un sentimiento mutuo hasta en las células, no podía parar de pensar en qué era lo que estaba haciendo.

A pesar de todo, al ver la mirada de otro, cómo suplicante por volver al pasado dijo que si, y agarro su mano para que este lo dirigiera, dentro del club, Iker los vió descaradamente, pero no sé sorprendió, solo desvió su mirada a otro lugar mientras
veía a Xavi, que estaba vomitando en una esquina.

Se encapucharon, poniéndose lentes de sol y entrando casi encorvados para no poder ser reconocidos. Incluso cambiando de voz, porque a decir verdad, cualquiera de los dos era bastante reconocible.

Al llegar a la habitación, los dos empezaron a besarse desenfrenadamente, mientras se tiraban a la cama, para poder compartir un poco más de esa esencia que ya casi era nula.
Sergio se encontraba encima de Mesut, mientras este le besaba el cuello. Se apoyó en su brazo y con la mano del otro, acaricio lentamente la cara del alemán.

Le sonrió, viendolo con los ojos brillosos como la primera vez en la que lo había visto, en aquellos vestidores mojados.

–Te amo, darling.–Al escuchar aquel apodo, el más bajo no pudo evitar enamorarse aún más, su corazón saltaba de alegría ignorando totalmente el miedo que tenía.

–Yo también te amo, más que a nada.–
Siguieron besandose, sintiendo que por fin podían volver a unirse totalmente.

La ropa empezó a caer al suelo, bien lejos de ellos, al igual que sus miedos y sus morales.

Seguían en la misma posición, pero semidesnudos mientras intentaban conservar la cordura, aquella que nunca les sobró.
Mientras acariciaba su espalda, el más bajo sentía que Ramos lo despojaba de la única prenda que tenía, sintiendo también que este se movía para sacarse la suya.

–Voy a entrar...avísame si te duele.– Dijo, besando levemente los labios ajenos y recibiendo un "si" cómo respuesta.

Su cuerpo entero se contrajo, al sentir esa extraña sensación que no tenía hace más de media década. Apretó fuertemente la carne ajena, sintiendo como el otro jadeaba en su oído.

Lo extrañaba tanto, pero no esto, si no a él, nunca pudo sentir nada por nadie después de él y los encuentros que tenía con su esposa eran casi nulos y cada mucho tiempo, no porque no pudiera hacerlo, si no porque no quería.

Sergio mordió su cuello, viendo como este jadeaba a la vez que movía sus caderas buscando más. Aceleró las embestidas, haciendo que el otro arañara su espalda y gimiera muy alto en el acto. Siquiera pensaban en las consecuencias.

Siguió, agarrándolo de los hombros y sintiendo como ponía sus piernas al rededor de su cadera, apretando sus cuerpos más y más.

–Eres tan...lindo. Es como si fueras hecho para mí.–Dijo el español, viendolo a los ojos, mientras acariciaba su pelo y lo veía, todo rojo, con los ojos semi cerrados, el pelo hecho un desastre y los labios hinchados.

No podía siquiera formular una palabra, solamente intentaba no volverse adicto a aquel tacto único, intentaba no verse necesitado, porque si dijera lo que piensa seguramente Ramos se reiría de él, o lo haría un "muerde almohadas" cómo aquella vez.

M-mas rápido...–No pudo aguantar más y lo dijo, haciendo que el español acelerara sus movimientos, viendo que no parecía ser suficiente, lo dió vuelta, dejándolo boca abajo y levantando sus caderas para que quedara "en cuatro".

–Ya se que soy un muerde almohadas ahora, mejor agarro una.–Bromeó el alemán, haciendo que el otro riera un poco melancólico recordando aquellas palabras que había dicho aquel día debido al nerviosismo.

Besó levemente su espalda, siguiendo con el movimiento, haciendo que Mesut pasara de reírse a gemir como nunca. Agarró aún más sus caderas, aumentando aún más sus movimientos de manera repentina.

El más bajo mordió la almohada, mientras apretaba las orillas de esta, intentando no ser tan ruidoso. Sergio seguía siendo igual de bueno que la primera vez. Tenía el mismo poder de desorientarlo, dejándolo completamente pálido y exhausto.

Luego de un rato así, en esa misma velocidad, Ramos escuchó  al otro decir cosas sin sentido en alemán o algo así mientras seguía con la cara en la almohada.
Lo sintió flojo y recordó que siempre le pasaba lo mismo, era como una cosita debil que se sentía mal por el mínimo movimiento. Eso le gustaba, sentía que tenía que protegerlo, y más ahora, que ya había fallado. No volvería a hacerlo.

Siguió con el va y ven de sus caderas, viendo como Mesut intentaba sostener sus piernas temblorosas, y después de unos minutos se vino, manchando todas las piernas ajenas.

Sintió como el otro se tiró boca abajo en la cama, haciendo lo mismo pero boca arriba.

–Extrañaba esto.–Dijo, abrazando por la cintura al otro, que básicamente sonrió para quedarse dormido.

N/a

Oña, besitos a todes.

Me siento alagado de que esta historia siga teniendo lecturas.

NOS-Özil x Ramos- Donde viven las historias. Descúbrelo ahora