cinco

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Semanas habían pasado desde esa primera llamada.

Se llamaban cada tanto, siempre en la noche, porque Pablo no podía atender de día debido a su trabajo. Claro, de vez en cuando se veían y salían a caminar, y una que otra vez se quedaban en la casa de Lio escuchando Michael Jackson. Pero nunca habían ido a un evento importante juntos.

Hasta ahora.

Aimar tenía que ir a un evento grande de la empresa en la que trabajaba ahora y no quería ir solo. Ni uno de sus a amigos podía acompañarlo y no le quedó otra opción, aunque si alguno de sus amigos hubiera podido, ¿lo habría elegido en vez de a Lio?

Se sacudió los pensamientos de la cabeza, porque sabía que si seguía así al final ni iria al evento. Agarró su teléfono y marcó el número que ahora era típico.

Bip, bip, bip.

Buenas tardes precioso ¿Paso algo? No me soles llamar a esta hora. —Preguntó la voz del otro lado de la línea. Las lindas palabras no eran algo poco común ahora, pero aún así no podía evitar sonreír cuando se las decía.

—¿Crees que te llamaría a vos si algo me pasará? —Sabía que no sería la primera persona a la que llamaría, pero tampoco seria la ultima.

Claro que si, sabes que sin mi no podes vivir. —Ambas personas se rieron ante el comentario, Scaloni tenía esa habilidad de distraerlo fácilmente.

—No me paso nada, te llame para preguntarte si queres ir a un evento conmigo, esta noche. —Tenía miedo de que Lio también le dijera que no podía. Ni siquiera sus hijos lo podrían acompañar, porque no se aceptaban menores de edad.

¿A que hora? —Pablo suspiro aliviado, tomando esta pregunta como un sí.

—A las nueve. Usa algo formal. —Respondió, cortando la llamada al segundo siguiente que terminó de hablar.

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Ya eran las nueve cuando Pablo escuchó el timbre de su casa sonar. Fue rápidamente a atenderlo, y cuando abrió la puerta se encontró con un Scaloni de traje y corbata.

—¿Tanto te sorprende? —Preguntó Lio al ver la expresión de el otro, una expresión incrédula.

—No pensé que de verdad usarias algo formal. —Respondió, saliendo de su casa y cerrando la puerta con llave. Scaloni se movió para atrás, para que pudiera hacer estas acciones cómodamente.

Lio solo se rió un poco, observando el traje que tenía el otro. Uno azul, simple. Pero que le quedaba demasiado bien.

Pablo se dirigió hacia su garage, abriendo la puerta con el pequeño control que tenía en su mano. Cuando está se abrió, se pudo ver un lindo auto azul oscuro dentro, el cual no tuvo ni un poco de atención de parte de Scaloni, que estaba muy concentrado mirando a su dueño.

Le parece tan lindo, los gestos que usaba, el como hablaba con él. Le encanta cuando lo atrapaba mirándole a los labios, como se pone nervioso cuando le toca el cabello o accidentalmente la cintura. Pero también le gusta pasar tiempo con él, cuando se ríen a carcajadas y actúan como si no hubiera nadie en el mundo a parte de ellos.

Dudaba si Pablo se sentía igual, o simplemente estaba siendo consumido por la lujuria y en realidad lo veía como un amigo más. Pero no le importaba, disfrutaría el tiempo que pasen juntos hasta que se acabe.

—Subite. —


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Estaban dentro del edificio, la gente no se veía diferente a ellos. Los hombres iban con trajes aburridos y las mujeres con vestidos de colores opacos, deprimentes.

 dilf 𖦹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora