dos

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Trás esta interacción, Pablo decidió buscar que significaba ese término, aunque le costó bastante porque le aparecía más porno en lugar del significado. Se esperaba cualquier cosa, menos eso.

¿Realmente le había dicho eso o escucho mal? ¿Que buscaba diciéndole así?

Estas preguntas lo estaban distrayendo y necesitaba concentrarse en su trabajo, por lo que decidió dejarlo pasar como un simple incidente.

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Ya había pasado una semana desde su última interacción, ya que ambos tenían horarios y lugares muy distintos, por lo que no se encontraban.

Aimar solía estar en casa todo el día, saliendo pequeños momentos a la noche a comprar para la semana o a relajarse en su patio. Y Scaloni solía estar afuera de su casa todo el día y volvía a altas horas de la madrugada.

Pero estaban bien así, no necesitaban encontrarse, eran personas muy diferentes.

Hasta que volvieron a encontrarse.

Hacia frío, por supuesto, eran las 4 de la mañana y Aimar salió de su casa, quería salir a caminar un poco. Había pasado mucho tiempo encerrado sin ideas y pensaba que una caminata en medio de la madrugada mientras se moría de frío le ayudaría aunque sea un poco.

Cuando cerró la puerta detrás suyo, miro, casi de forma instintiva el ambiente. Los árboles que poco a poco se quedaban sin hojas, intentando sobrevivir el frío, las distintas casas que lo rodeaban,
decoradas de forma diferente dependiendo de quien las habitaba, el viento moviendo pedazos pequeños de cartón que se encuentran en el suelo. Y también lo vio a él, a su nuevo vecino.

Scaloni estaba enfrente de la puerta de su casa, apoyando su cabeza sobre esta mientras sostenía un cigarro.

—¿Que hacés tan tarde despierto? —Preguntó Scaloni, dándole otra calada al cigarro. No se podía distinguir el humo del cigarro y el vapor de su propia voz al chocar contra el frío.

—Creo que en realidad es bastante temprano. —Corrigió mientras guardaba sus llaves en uno de sus bolsillos. —Voy a salir a caminar.. —Hizó una pausa en la que miro de abajo a arriba al otro. —No creo que estés afuera por el mismo motivo ¿verdad? —

Como lo pensaba, Scaloni negó con la cabeza. —Acabo de llegar, y tenía este sin terminar, no quiero que mi casa huela a pucho si fumo adentro, pero tampoco queria tirarlo. —

—Sabia decisión. —Sonrió. —¿No tenes frío así? —La ropa que llevaba Scaloni eran apenas una sola remera azul, manchada con lo que podría ser alcohol, unos jeans negros y unas ¿botas de lluvia? Parece que donde fuera que viniera, se la había pasado bien.

—Un poco mucho, ¿No querés venir y calentarme? —Le guiño el ojo mientras le preguntaba eso.

Aimar se rió ante aquella propuesta, por supuesto que no iba a aceptarla, aunque una parte de él se preguntaba que pasaría si sí lo hiciera. —Lo siento, tendré que rechazarte, ahora quisiera ir a caminar antes de que salga el sol. —

—Nos vemos luego entonces. —Levantó su mano en forma de despedida, acto que imitó el otro también. Y mientras veía como se iba, le gritó: —Chau chau dilf! —

Ahora si que no había escuchado mal.

 dilf 𖦹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora