siete

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PLAYLIST!!! (todas las canciones son de soda, menos la primera q solo es de gus)

- tráeme la noche
- canción animal
- entre caníbales
- prófugos
- persiana americana
- signos





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¿Cuantos tiempo pasó? Una semana. Una semana en la que no se vieron, ni siquiera se hablaron. En ese días se sintieron diferente.

Antes de conocerlo estar solo no era algo raro. Por supuesto, salía con sus amigos a divertirse un rato, pero pasaba la mayor parte del tiempo sin compañia que no fueran sus hijos.

Pero ahora, cuando ya se había acostumbrado a sentir la calidez de un saludo de forma diaria, a escuchar una risa particular y a disfrutar una presencia extra en sus caminatas nocturnas, se sintió verdaderamente solo.

No tenía sentido, lo conocía de apenas unos meses. No podía esta sintiéndose tan necesitado de compañía cuando solo pasaron unos días sin verlo.

Necesitaba escuchar sus coqueteos sin sentido, reírse de sus malos chistes, sentir sus manos sobre su cintura, sus labios sedientos por su sabor... Necesitaba todo de él.

Aquel último encuentro habia dejado hambriento al mayor. Pero no pudo satisfacerse hasta este momento debido a que sus hijos estaban en su casa, y escaparse para cojer con el vecino no era un buen plan. Por suerte o desgracia, el sábado llegó y los niños tuvieron que irse con su madre.

Ese mismo sábado, a la noche, visitó a la razón del porqué se sentía así, tan extraño.

La decoración del exterior no era muy planificada, solo habían un par de plantas invasoras que se extendían por los bordes. Tocó el timbre, era un milagro que funcionase.

No espero mucho, a los pocos segundos vió como la puerta enfrente suyo se abrió, dejando ver a un Scaloni desaliñado. Pensó que lo había despertado, pero escucho como provenía una música en particular de la casa. Soda Stereo.

Para Lio, la vista era perfecta. El cabello se le iba un poco a la cara, debido a que lo había dejado crecer en los últimos meses, la luna llena lo iluminaba de una forma hermosa y tenía una muy pequeña sonrisa que intentaba ocultar.

El silencio entre los dos se hizó presente, no sabían que decir. Pero Scaloni ama romper esos silencios entre ellos.

—Que precioso estás, payasito. —Dijo con total sinceridad, los ojos le brillaban.

Aimar no supo que hacer, el cumplido lo agarro desprevenido.

—¿Cuantas veces te tengo que pedir que no digas boludeces? —Preguntó, la sonrisa en su rostro se hizo más evidente.

—No es una boludes, es la verdad. —Respondió mientras se hacía a un lado, indicándole a Pablo que pasará.

Cuando lo hizo, el dueño del hogar cerró la puerta con llave y la dejó a un lado.

—Ponete meloso después, vine para otra cosa. —Dijo sin problema, ni siquiera él mismo se creia lo que estaba por hacer.

—¿Y qué es esa otra cosa? —Fingió ingenuidad, como si no supiera exactamente para que venía.

—Tenes razón sobre lo que dijiste el otro día. —Hizó una pequeña pausa mientras se acercaba más al contrario. —Te tengo ganas. Te necesito. —

Scaloni no tuvo que decir nada, tampoco pudo. Porque antes de que tuviera la oportunidad, fue callado con un beso atrevido.

Sus palabras se perdieron en la lengua del contrario, no pudo formular nuevas porque ahora todo su ser estaba concentrado en darle la noche más placentera de su vida al hombre con el que estaba.

 dilf 𖦹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora