dilf 𖦹

especial 2k!!

holaaa, antes de empezar el especial quería agradecerles muchisimo por su apoyo al fanfic  😽😽 sus comentarios me alegran un montón y me dan ganas de seguir 💓

y si quieren leer algo más ya subi el ff lean x dybala por si quieren hecharle una ojeada <3

(este especial transcurre antes del cap 5 y después del cap 4, tampoco afecta mucho a la historia si no lo leen)

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La noche estaba tranquila, Scaloni estaba acostado en su cama en completo silencio. No hizo nada ese día, estaba completamente sobrio y en todos sus cabales, hace unos meses diría que eso es raro, pero ahora era normal. Desde que conoció a Pablo sus días fueron más tranquilos y mejores.

Un sonido se hizo presente, el toque insistente a su puerta lo perturbó de su paz. Se levantó de donde estaba y fue a atender.

Estaba cansado y no había invitado a nadie, no estaba alegre de recibir extraños.

Pero cuando abrió la puerta, no se encontró con un extraño. Era Pablito.

Tenía sus rulos desordenados, la cara un poco sonrojada y un olor muy fuerte a fernet. Era obvio que estaba borracho.

—Pablito, ¿que haces acá? —Preguntó curioso, mirándolo de arriba a abajo.

—Se supone que deberia estar en mi casa, pero... quería verte. —Lo último lo dijo en un volumen más bajo, como si le diera vergüenza.

—Estas borracho, anda a tu casa y nos vemos mañana. —Le dijo, disimulando que no le causaba cierta alegría que quisiera verlo ahora.

—No. —Aimar traía una sonrisa en su cara. Scaloni se lo quería comer a besos ahí mismo.

—Dale boludo, andá. —Insistía, pero sabia que al final si lo dejaría pasar.

—Movete, dejame entrar. —Demandó, Lionel le hizo caso y se movió, dejándolo entrar.

Cerró la puerta detrás de ellos y dejó la llave a un lado. Aimar se dirigió rápidamente al cuarto de Lio, y cuando llegó a esta se desplomó sobre su cama.

Scaloni se reía mientras lo seguía, nunca pensó verlo así.

—Lio, veni, dale. —Lo miraba con una sonrisa mientras se lo pedía. Su cama era cómoda.

—Estas re tomado, no voy a ir. —Se apoyaba sobre el marco de la puerta, observando como los rulos se le iban a la cara sonrojada con esa sonrisa pícara.

—Que boludo sos. —Se rió, apartando la cabeza por un segundo, pero volvió a mirarlo a los ojos cuando siguió hablando. —Te quería dejar seco~. —

Scaloni abrió los ojos de sorpresa cuando lo escucho, sabía la atracción que Pablo sentía por su cuerpo hace mucho, no es que haya sido muy disimulado, pero no pensó que se lo confesaría así.

Pablo bajó su mirada, dejándola puesta sobre la entrepierna contraria. Se lamio los labios y le volvió a pedir que vaya con él.

—¿No me tenes las ganas que te tengo yo? —Preguntó, él no era tonto y notaba como Lio siempre buscaba una excusa para agarrarlo de la cintura o tenerlo más cerca de lo normal. Ambos eran demasiado obvios.

Le tomó un poco más de tiempo contestar, y cuando lo hizo cambio de tema. —Me voy a dormir al sofá, buenas noches. —Se despidió e intentó cerrar la puerta lo mejor que pudo, pero había roto la cerradura hace un par de días así que era imposible.

Hizó lo que dijo, llegó a su sala y se tiró al sofá. Le costaría conciliar el sueño sabiendo quien estaba rogando por su pija a unos cuantos metros. Pero no le iba a seguir la corriente, no quería que fuera así su primera vez con Pablo.

Pasó unos pocos minutos así, mirando al techo, pero el sueño le ganó al cabo de unos quince minutos.

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Estaba en un sueño ligero, cuando sintió un peso sobre su cadera.

Abrió los ojos despacio, el ambiente estaba oscuro así que los primeros segundos le costó saber que estaba encima suyo. Lo que no se esperaba es que ese algo, en realidad era un alguien.

Aimar estaba sentado encima de él, con sus manos sobre su pecho y aún sonriendo. Estaba justo encima de su miembro, y lo sabía.

—Pablito, movete. —Le pidió Lio, se estaba por volver loco si el mayor seguía así.

Y Pablo lo hizo, se movió, pero no como quería Scaloni. Movío sus caderas de adelante para atrás, soltando un pequeño jadeo cuando sintió un bulto abajo suyo.

—¿Que tenés acá? —Preguntó, mientras lo acariciaba por encima de la tela de sus pantalones.

—Mi billetera. —Dijo sarcástico, sacándole una risa al contrario.

Lio aprovechó la distracción para agarrarlo de la cintura y moverlo a su costado. Se sentó al lado suyo, observando como seguía sonriendo. Este se tomó hasta el agua del florero, pensó.

—¿Que tengo que hacer para que dejes de treparte encima mío? —Preguntó serio, mientras acomodaba sus rulos fuera de su cara.

—Dejar de ser tan atractivo. —Respondió, agarrando el brazo del contrario. Lio se rió, acostándose al lado suyo nuevamente. —Si me dejas dormir con vos, te dejo de joder. —

Scaloni acepto, no quería salir al frío infernal para llevar a un tomado a su casa. Aimar se acurruco en su cuello, contagiandole su olor a fernet.

Lio le acariciaba el cabello, esperando el momento en el que se durmiera para poder irse. No quería que todo se volviera incómodo entre los dos si Pablo se despertaba con él a su lado. Aimar ya era un señor, necesitaba más tiempo para poder asimilar esta atracción que tenía.

No tardó mucho para que cayera rendido al sueño profundo, por lo que apenas se dio cuenta cuando Scaloni se fue a su habitación, dejándolo solo.

Al día siguiente no recordó nada de lo que había hecho y dicho, Scaloni tampoco le dijo nada sobre su comportamiento.

Aquella noche había sido completamente normal.