Jake Sully un humano que llega a un exuberante planeta llamado Pandora, donde conoceráa los científicos con los que su difunto hermano trabajaba y vivirá nuevas experiencias. Podrá conocer más allá de lo que se le ha impuesto al pensamiento humano y...
Era de noche, la fgata encendida y pocos Na'vi rondando, Ma'hia le enseñaba a Jake un cráneo de la gran criatura que los atacó hace poco.
—Mi gente lo llama Gran Leonóptero
—Es un Toruk. Última sombra.
—Tiene lógica, es lo último que ves— se movió para verlo de lado, Ma'hia se movió más cerca y se sentó.
—El abuelo de mi abuelo era Toruk Macto, jinete de última sombra— dijo orgullosa.
—¿Montó esto?— se mostraba impresionado.
—Toruk lo eligió, solo ha pasado cinco veces desde las primeras canciones— le volteó a ver.
—Es mucho tiempo.
Suspiró— Si. Toruk Macto era poderoso. Logró unir a los clanes en época de tristeza, todos los Na'vi conocen la historia— contemplaron un momento el gran cráneo de Toruk hasta que Ma'hia se levantó soltando un suspiro cansado— Descansa, mañana es día de caza con la tribu, Jake.
—Descansa, Ma'hia— con una sonrisa en los rostros se despidieron del otro.
—Ahora todo es al revés, siento que el mundo de afuera es la realidad y al regresa al cuerpo humano es el sueño. No puedo creer que solo han pasado tres meses. Apenas y recuerdo mi vieja vida. Agh, ni siquiera se quien soy
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Era el día, hoy tendría que salir de casa con los demás así de esa forma sería parte de ellos de forma definitiva, un hombre. Ma'hia le ayudaba a alistarse, los ikran ya estaban equipados, pronto saldrían.
—Mente clara Jake. Sin miedo— lo tomó de los hombros de modo de relajas sus músculos, lo había logrado.
Se escuchar los gritos y todos de inmediato montaron sus ikran, iban por grupos buscando la gran manada de lo que se parecían a unos rinoceronte. Al encontrarlos unos los correteaban desde atrás y otros le seguían de lado para que no se fueran y poder cazar alguno. Jake tensó su arco y entre todo disparó tumbando a una de las grandes criaturas.
—Oh, si!— gritó con sumo entusiasmo.
—Oh, si!— repitió Ma'hia con una gran sonrisa— Uhhhha!
—Uhhhhha!— sonriente se acercaron al otro. Una misma felicidad en dos.
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