¶¶¶ Capítulo 3 ¶¶¶

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—¡Respondeme Yugi!

—T-tía... Yo...

La mujer de cabellos oscuros estaba con las manos en su cintura mientras con su mirada azuleja le mira fijamente en busca de alguna mentira.

Yugi temblaba en su sitio con algo de temor por las rudeza de las palabras de su tía que la cuidó desde que su madre falleció cuando tenía 14 años, siempre fue amable y cariñosa con el desde que quedó bajo su cobijo pero ahora mostraba ser una personalidad distinta, era muy demandante en sus preguntas y eso había ocurrido hace unos días que su actitud cambiaba hacia el. Desde esos días que comenzó a sospechar algo sobre el mismo.

—¡Responde la pregunta Yugi! ¿¡Tuviste relaciones con ese tipo de mala muerte!?.. -Sus primos no se encontraban en casa, estaban trabajando por lo que solamente eran ellos dos. —¿¡Quién fue, Yugi!?

Yugi empezó a sollozos por los gritos de su tía lo que le hacía enojar más a la mujer.

—¡Deja de llorar y respondeme!. -Lo tomó bruscamente del brazo. —¿¡Tuviste sexo con Rafael!? ¿¡O fue acaso ese otro tipo castaño o el pelirrojo!?

La mujer solamente conocia el nombre del rubio más no de los amigos de este, sin embargo sabia que tenía contacto con ellos pues algunos vecinos le habían avisado e incluso ella misma lo vio una vez cuando estaban todos en la esquina del barrio.

—¡Dimelo Yugi! ¿¡De quién es ese bebé que esperas!?. -Levantó su mano y sin poder evitarlo impactó contra la mejilla del tricolor. — ¡No es posible que después de lo que yo tanto te cuidé e hice todo para que no te faltará nada después que dejaste la escuela, me lo estés pagando así!

Lloró más por las palabras de su tía, cuando fue soltado se abrazó así mismo para intentar reconfortarse. Luego escuchó como la puerta fue cerrada de golpe, y su habitación se llenó de silencio. Observó como en la mesita cerca de su cama había quedado la pequeña prueba de embarazo con dos rayitas.

—L-lo siento tía... -Se disculpó en soledad mientras se acurrucaba en su cama y volvió a llorar nuevamente.

Desde hace unas semanas atrás había empezado a sentirse y comportarse extraño, aparecieron las típicas náuseas junto a los mareos y desagrado por algunas de sus comidas favoritas. Ishizu empezó a sospechar y le dio una prueba de embarazo para que se quiten de dudas. El semblante en la mujer de cabellos negros cambio completamente cuando vio el resultado aparecer en esas dos rayas que mostraba. Yugi estaba en cinta.

Desde esa mañana después que desayunó y se hizo la prueba no había detenido su interrogatorio, sus palabras salían de su boca y lastimaban al menor de ojos amatistas, quien sabia de lo que era capaz su tía por hacer pagar a Rafael por dejarlo en ese estado, así que pensó que no diría nada a nadie.

Seguramente Ishizu ya estaría en la cocina llamando a sus hermanos mayores para contarle sobre su "domingo 7".

Suspiró fuertemente intentando calmarse, no quería saber lo que sus demás hermanos y aún más su abuelito dirían.

Finalmente su abuelito estaba progresando en su emprendimiento y recientemente compró una gran casa donde se estaban dando los últimos retoques para que él y unos dos de sus hermanos vayan a vivir allí junto al mayor.

No es por ser malo pero siempre ha notado como su abuelito le daba más juguetes de destreza a él, los cuales eran sus favoritos por cierto, e igualmente en la mesada le daba unas cuantas monedas más que lo que suele dar. Era su nieto favorito aunque se supone que es un secreto.

—Perdón abuelito. -Sollozó apretando con fuerza sus manos y volviendo a llorar.

Su abuelo se convirtió en un padre para el y sus hermanos, como nunca lo conoció decidió no preguntar por su paradero aunque cuando cumplió diez años ambos, su abuelo y su madre hablaron con el de diversos temas, entre ellos su padre y su género como doncel.

No quería decepcionarlo, además no recuerda como pudo ocurrir algo así. Está claro que sabe como se concibe un bebé pero Yugi le hacía el recordatorio a Rafael sobre usar protección, al inicio el rubio se mostraba algo molesto pero luego ya se había acostumbrado a hacerlo siempre así.

¿Acaso se rompió alguno? ¿Estaban caducados? ¿Que pudo ocurrir para que no funcionará? Su cabeza daba vueltas en busca de alguna respuesta pero lo que obtuvo fue un dolor de cabeza y unas ganas de devolver el poco desayuno que había comido en la mañana.

Posó su mano sobre su vientre aún plano y dio suaves masajes, tenía miedo pero el bebé ya está ahí así que se haría responsable de sus actos. Con una diminuta sonrisa aceptó a ese bebé que vino como un regalo.

Aunque también estaba preocupado, no había visto a Rafael desde ese día, no había regresado de su viaje y tenía que le hubiese ocurrido algo. Ni siquiera llegó para su cumpleaños, lo que no le había asegurado que podría llegar ese día pero aún así tenía fé que si pudiera, quería festejar sus 20 años junto a él, pero ahora tenía a otra personita que llegó como su regalo de cumpleaños.

—... No quiero crear más problemas... -Se levantó despacio y en una mochila pequeña empezó a guardar dos mudas de ropa, al igual que una gorra de lana y una bufanda ya que las noches hacia frío. —No quiero ver su decepción... Perdon abuelito, tía...

Se colocó la mochila en su hombro y bajó en silencio las escaleras, al verificar que su tía estaba fuera de su vista intento hacer el menor ruido posible y salió de casa. Se afirmó la mochila en ambos hombros y avanzó hasta llegar a la esquina típica donde solía encontrarse con Rafael.

Miró con cariño el sitio y de nuevo avanzó a caminar cruzando la calle, llegó hasta lo que era la construcción donde sus primos trabajaban y se mantuvo cerca del árbol donde habían almorzando desde esa vez.

—¿Yugi?. -Una voz junto a una mano sobre su hombro le hizo sobresaltarse.










Hola mis pervertid@s!
Aquí dejaré un nuevo capítulo de esta bonita historia, espero les guste y nos vemos en el siguiente nwn.



La historia de un amor imperfectoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora