¶¶¶ Capítulo 7 ¶¶¶

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7

—¿Estas embarazado y no me dirás quién es el padre? . -Yuto se cruzó de brazos.

Yugi se encontraba bajado la cabeza mientras observaba el líquido de su taza casi vacía.

—No puedo decírtelo, lo lamento hermano. -Sollozó un poco, el contrario suspiró y llevó su mano a la cabeza masajeando su sien.

—Bien, no voy a cuestionar más sobre el tema del padre pero dime que piensas hacer ahora Yugi. -Habló seriamente mirándolo. —Sabes bien que este es un tema delicado, una vida no es un juego.

—Claro que lo sé hermano, pero necesito pensarlo, aun estoy asimilando también todo este asunto de mi embarazo... La verdad es que tengo miedo. -Levantó la mirada.

El de cabello negro y morado se levantó de su sillón individual para ahora sentarse a lado del tricolor, pasó una mano por sus mechones rubios del flequillo y los acarició. Yugi estaba con miedo y como no estarlo, era una etapa que aún estaba listo para tomarla ñ, sus ojos cristalizados y al borde del llanto lo demostraban, Yuto mostró una diminuta sonrisa mientras lo acercaba a su pecho, a pesar de que no sea tan expresivo en momentos íntimos como aquel, su semblante cambiaba. Yugi no pudo aguantar más y explotó en lágrimas, el llanto llenó la sala mientras sus cabellos eran acariciados suavemente.

—Lo siento mucho, de verdad lo lamento... -Soltaba en medio de su llanto unas disculpas, Yuto se mantuvo en silencio dejando que el menor se desahogara. — ...Los decepcioné... A todos...

Las lágrimas de Yugi caían por sus mejillas y perdiéndose entre la ropa de su hermano quien lo consolaba, daba leves temblores que fueron sentidos por parte de Yuto, quien solo con una mano acariciaba su cabello y con la otra la espalda de Yugi.

—Perdón...

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Mientras tanto en la casa de Yugi se notaba un ambiente silencioso, hace poco Ishizu había realizado algunas llamadas pero casi ninguno de sus hermanos le supo decir algo sobre el paradero de  Yugi, solamente faltaba uno pero dudaba mucho que también sepa algo, además su número había cambiado y no tenía el actual.

—¿Dondé te metiste Yugi?. -Mordió el borde del lápiz de la agenda, no sabía a quien más llamar, suspiró cansada y se levantó de la silla en cuento la puerta fue abierta. — ¿Yugi?

Lastimosamente quien entró a la casa era el abuelo Solomon, éste venía con un rostro de preocupación y tristeza a la vez, su expresión le hizo saber a Ishizu que no había tenido éxito en su búsqueda, lo invitó a sentarse y le preparó un té.

—Aquí tienes papá, te calmara un poco. -Dejó unas galletas junto al té, el mayor solamente asintió sin mirarle. —Llamé a mis hermanos preguntando por Yugi pero ninguno sabe de el.

La mujer obviamente no había mencionado en las llamadas sobre el tema del embarazo y la principal causa probable por la que el tricolor escapó de casa, simplemente fingió que era algo casual pero no obtuvo buenas respuestas de nada.

—Este joven de la construcción... El que fue mi compañero cuando tuve el trabajo de construir el segundo y tercer piso de la casa de mi tío, lo vió en la mañana. -Comentó Solomon. Ishizu lo pensó un poco y abrió los ojos.

—¿El maestro Atemu? ¿El jefe de Malik y Odion?. -La peli negra se puso de pie y se acerca al abuelo. —¿Qué te dijo?

El hombre negó con su cabeza bebiendo el té. —Solo intercambiaron unas pocas palabras pero no sabe a donde fue, llevaba una mochila pequeña y estaba nervioso, eso me comentó... -Ambos se quedaron en silencio.

—¿Ahora qué hacemos papá?. -preguntó la mujer de cabello negro. —No le he querido preguntar a las vecinas para que  después no especulen sobre la situación.

El mayor se levantó dejando su taza para  poder arreglarse la ropa y así finalmente tomar nuevamente sus llaves.

—Iré a buscarlo de nuevo, esta vez me alejaré más del barrio, tal vez se haya ido al centro de la ciudad. -Se despidió de la mujer de cabellos negros y cerró la puerta tras de sí.

—Ay Ra... esto es mi culpa, Yugi se marchó debido a que le grité y lo golpee, yo debí apoyarlo aun en cualquier decisión que tomase y no debí exigirle saber sobre el padre pero estaba muy preocupada por él, reaccione sin pensar, Ra si algo malo le ocurre no podré perdonarmelo jamás en mi vida. -Se lamentó la mujer mientras unía sus manos y se arrodillaba ante un cuadro de su Dios. —Por favor, que Yugi esté bien y que podamos encontrarlo pronto.

Ishizu estaba asustada ya que no quería que algo similar le ocurriese al tricolor, por eso lo cuidó desde que su hermana había fallecido, sin embargo no pudo evitar que cometiera el mismo error que ella hizo, quedar en cinta y más aún no terminar sus estudios.

—Hermana, querida Naoko perdóname por no saber guiar a tu amado hijo, ahora por mis descuidos él está embarazado y fuera de casa. -Sollozó en su sitio.

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—¿Te sientes mejor?. -Preguntó al sentir como el tricolor se separa un poco y limpiaba los residuos de lágrimas con ayuda de un pañuelo. —Puedo traerte agua por si gustas.

El de ojos aristas negó terminando de limpiarse, en voz baja pidió indicaciones para tomar prestado el baño, una vez que estuvo dentro se miró al espejo, lo que se encontró fue con sus ojos rojos por el llanto y algo hinchados, se lavó la cara intentando que volviera a la normalidad, respiro pausada mente para estar completamente listo y salió.

—¿¡Ya son las 5 de la tarde!?. -Preguntó alarmado al ver el reloj de pared que estaba en la sala y que no se había fijado antes. —¿Cuánto tiempo estuve llorando?

—Eso no importa ahora, Yugi. -Se levantó tomando la mochila del menor en un brazo. —¿Vas a quedarte verdad? Ven, te guiaré a tu habitación.

—Sí... Gracias hermano.









Hola mis pervertid@s!
Aquí un nuevo capítulo, espero les guste y nos vemos.

La historia de un amor imperfectoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora