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Este libro no es igual a los otros, no es un fanfic ni tampoco una historia con personajes inventados por mí, sino más bien es un libro ¿informativo?
En estas páginas encontrarás todo mi p...
Me crie viendo Harry Potter, vi las películas más de mil veces, pero nada se comparaba con estar dentro del gran castillo de Hogwarts.
Yo solía ver videos de gente visitando los parques con temática de Harry Potter, pero era cien veces mejor estar allí por mí misma.
Recorrí la sala común durante un par de horas, incapaz de salir a socializar debido a la emoción, agradecía inmensamente haber puesto en mi guion que no asistiría a clases debido a que me encontraba con un leve dolor de cabeza (el cual, por cierto, se iría apenas llegara a mi realidad deseada).
En un momento ingreso Hermione por la puerta preguntándome si ya estaba mejor, invitándome a almorzar en el gran comedor. Tuve que apurarme y colocarme mi uniforme, al verme en el espejo casi grité de la emoción, pero pude contenerme.
No les puedo explicar las sensaciones que tenía en ese momento, estar en el gran comedor era muchísimo para mí, pero ver al mismísimo Harry Potter saludándome como si fuéramos los mejores amigos del mundo sobrepasaba mis límites Si no conseguía morir ese día de la emoción, todo estaría bien.
Traté de mantenerme en calma durante la primera semana para no parecer una loca, y lo conseguí, con el paso del tiempo comencé a acostumbrarme a la presencia de los chicos, exceptuando por Fred y George, ellos eran mis crushes desde niña, tenerlos cerca era demasiado para mí.
Todo transcurría con normalidad, Voldemort no molestaba (por el momento), así que pasaba los días estudiando con Hermione, comiendo con Ron, escuchando los consejos de Hagrid y huyendo de McGonagall junto a Harry.
Hasta que un día los gemelos se acercaron a la mesa donde me encontraba estudiando sola y Fred me dijo que George tenía que decirme algo, dejando solo y a su suerte al otro pelirrojo, y entonces me confesó que quería ser mi pareja.
Cuando me lo dijo sentí un balde de agua fría caer sobre mí, la seguridad que emanaba ese chico ante sus palabras era impresionante, el maldito estaba seguro de que aceptaría, y tenía razón.
Nuestra relación se basaba en hacer bromas juntos o que ellos me hicieran bromas a mí. Estoy segura de que más de una vez, Fred me hizo creer que era George, así que al final no tenía una relación solo con George Weasley.
Era extraño, como si ellos hubieran planeado todo eso, como si así debía ser. No obstante, jamás le confesé eso a mi pareja, aunque por las miradas que se lanzaban esos pelirrojos, era más que seguro que estaban completamente conscientes de la situación y no les molestaba en lo absoluto.
Molly y Arthur Weasley eran la definición de pareja perfecta, se llevaban muy bien y habían criado a unos hijos maravillosos, cuando George les confesó que éramos pareja se lo tomaron muy bien.
Cuando Voldemort empezó a hacer de las suyas, decidí que era momento de volver a mi realidad actual, no podría vivir sabiendo que personas a las que quería mucho iban a terminar heridas o muertas, así que lo mejor que pude hacer fue volver a mi realidad de origen.
Sin embargo, luego de un tiempo, una vez más volví a mi realidad deseada dispuesta a ayudarles a terminar con toda la situación de una vez por todas.
Tenía muchísimo miedo durante la batalla de Hogwarts, no me aparte en todo momento de los gemelos, puesto que sabía que Fred pagaría caro si lo hacía. Cuando la pared explotó alcancé a correr y alejar a Fred del lugar, cayendo encima de algunas rocas que delataban que el castillo se estaba haciendo pedazos. Sentía que de mi brazo chorreaba sangre, puesto que una astilla se había clavado allí, pero no me dolía (gracias al guion).
No paso mucho cuando ambos fuimos corriendo a buscar a George para seguir luchando. Casi al finalizar pude ver a Harry empuñando la varita de sauco con mis propios ojos y ganando la batalla, eso era algo que jamás olvidaría.
La señora Weasley se mostró muy agradecida al enterarse que había salvado a uno de sus hijos, mientras que una enfermera curaba mi herida, sin duda era algo que la familia de pelirrojos jamás olvidaría.
Y yo tampoco, después de todo Fred era muy importante para mí.
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