Muchos pensamientos plagaron a Dalia durante toda la noche. Se encontró arrastrada del sueño, mirando por la ventana, una brisa fresca rozando su piel. Sus ojos revolotearon hacia Tom mientras dormía, su pecho subía y bajaba con cada respiración. El dolor en su pecho creció mientras se sentaba incansablemente retorciéndose las manos. El insomnio era uno de los frecuentes sucesos nocturnos que experimentaba a lo largo de los años con su soledad acercándose. Evidentemente no por elección.
Y cuando las primeras luces del día asomaron por el horizonte, él absorbió su atención. Sin embargo, ella sabía en su corazón que cuando llegaran a la Embajada, se irían. Fue un momento agridulce al que se aferró porque se iría demasiado pronto.
La fachada tranquila se deslizó en su rostro, saludando con una sonrisa con el primer vistazo al océano en sus ojos. Cómo deseaba poder caer en él.
-Buenos días.-Su voz un tono apagado en la hora silenciosa.
Él se estiró, volteándose hacia ella-Buenos días. ¿Cuanto tiempo has estado ahi?
-Solo un par de horas. Mejor levántate. Nos quedan unas cuantas horas más.-Ella reunió una sonrisa, vagando hacia el baño.
***
Ambos intercambiaron su agradecimiento a sus anfitriones antes de partir de nuevo. La pareja fue más que útil, dirigiéndolos hacia la Embajada. Quería desesperadamente aferrarse a los últimos momentos aquí, ignorando la sensación de ardor detrás de sus ojos, la fuerza de una sonrisa para ocultar la realidad de sus pensamientos internos.
Tom no ignoraba que algo cambió de la noche a la mañana en su comportamiento. No estaba seguro de si era algo que él dijo o el peso de que ella dejara el país, pero quería entender desesperadamente para arreglarlo. Lo intentaría si eso significaba asegurarse de que ella estaría bien.
-Dalia-pronunció su nombre. Su corazón se aceleró ante la ternura en su voz. Desde su acento hasta el aleteo de su voz, se aferró a una parte de ella que no quería soltar.-Tenía la intención de preguntarte sobre tu decisión, qué...
Tom la miró, su sonrisa titubeando ante la mirada triste que brillaba sobre sus ojos. El edificio de la embajada estaba a la vista cuando se detuvo en la acera.
-¿Qué ocurre?
-Esta aquí.-Dijo el mientras ella lo miraba.
-Finalmente. Se siente como si todo este caminar hubiera tomado semanas.-Tom suspiró. Se encontró con el silencio mientras escaneaba las características de Dalia confundido.
-¿Hay algo mal? Vamos, háblame.-Él tomó su mano mientras ella se recomponía, su mano deslizándose hacia afuera.
-Se acabó.
-¿De qué estabas hablando? Estamos aquí, podemos irnos a casa.
Ella sacudió su cabeza.
-No entiendo.-Él concedió.
-Vas a volver a Inglaterra... y yo, a Madrid.
Tom exhaló, sintiéndose repentinamente sin aliento mientras forzaba las palabras-¿No vas a venir conmigo?
Las lágrimas parpadearon en sus ojos.
-No puedo hacer esto una y otra vez. Me quedaré con mi tía.
-¿Incluso pensaste en eso?
-Es todo lo que he estado haciendo últimamente.-Ojos cansados y privados de sueño se encuentran con los suyos.
-Entonces, ¿por qué te vas a ir ahora? ¿Mmm?-Él refutó-¿No es eso lo mismo? ¿Por qué te torturas por algo que está fuera de tu control?
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We Survived The Great War--Tom Bennett
FanfictionEl rebelde reacio, Tom Bennett, está varado en la Francia ocupada por los nazis después de naufragar en las costas de Dunkerque. Debe aprender a confiar en la esperanza de regresar a Manchester, encontrando ayuda en la forma de una enfermera en el A...