Capítulo 20

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Tres meses habían pasado ya, Kara tenía un vientre muy grande y pronto llegaría el día tan esperado para las emperadoras, los cachorros que fueron salvados del reino de Daxam ya tenían una dulce familia, afortunadamente encontraron a los omegas adecuados para esos cachorritos. Por otro lado Lena seguían teniendo de prisioneros a Mon-el y a los padres de Kara.

"Cariño... Hoy mataré a tus padres y a Mon-el" confesó la pelinegra.

"¿Siguen vivos?" Lena asintió. "Pensé que ya se habían muerto".

Lena sujeto la mano de la rubia. "Los estuve torturando... Ellos desean la muerte como no te imaginas, los quiero hacer sufrir más pero es un fastidio tener que bajar todas las noches con ellos".

"Ordena matarlos y ya" habló la rubia mientras se acurrucaba en el pecho de la pelinegra.

"¿No quieres verlos?" cuestionó.

Kara negó. "No quiero levantarme de la cama, mi vientre pesa mucho".

La alfa acarició el vientre de su esposa, sintiendo como el cachorro se movía. "Es tan lindo, ¿También se emociona así con otras personas?"

"No, solo se mueve mucho cuando lo tocas tú o yo" respondió.

"Mmmh solo espero no sea muy apegado a tí, suficiente tengo con Bam" comento con una sonrisa burlesca.

"Bam es así porque tú lo educaste así" respondió simple.

Lena hizo un pequeño puchero mientras se acurrucaba en el pecho de la rubia, le gustaba estar de esa manera con su omega y poder oler el aroma de fresa y leche que desprendía.

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"Cariño, respira profundo..." pidió la pelinegra mientras sentía su mano doler, su omega estaba tomando su mano con mucha fuerza.

"Duele, duele mucho" se quejo mientras lloraba.

"Dense prisa, rápido" ordenó Lena a la partera y su ayudante.

La partera asintió con nervios. "Su majestad cuando vuelva a sentir otra contracción, puje fuerte, por favor" pidió.

La omega asintió, su frente estaba sudorosa y sentía su parte baja doler mucho, sentía mucho dolor. Pujó con fuerza cuando sintió una contracción.

"¡Lena Kieran Luthor! ¡Te odio!" grito la rubia.

Lena tapó los pechos de su omega con el camisón mojado que se le había resbalado a su esposa.

Soltó un suspiro de alivió cuando escuchó el lloriqueo de un bebé. "Ya pasó... Ya pasó todo" hablo Lena.

"¡Son dos! ¡Majestad puje un poco más! ¡Falta un cachorro!" exclamó la partera.

"¡Todo es tu culpa, Kieran!" se quejó antes de volver a pujar con fuerzas.

Momentos después escucho otro cachorro llorar, se sintió feliz mientras se sumergía en al tina llena de agua. Volteó a ver a su esposa quien sonreía feliz. "Tráeme a mis cachorros..." ordenó.

Lena soltó la mano de la rubia y se acercó con algo de miedo a dónde estaban las betas calmando a sus cachorros.

"¿Qué son...?" cuestionó nerviosa.

"Son dos cachorros varones, su alteza" contesto con una sonrisa mientras cubría a los cachorros con una manta.

"Señora, la emperatriz está muy débil" hablo la otra beta con mucha preocupación al ver a la emperatriz muy pálida y débil.

"¿Que le pasa? ¿Estará bien?" cuestionó la pelinegra con preocupación.

La beta la dió a los cachorros al Emperador y corrió hasta donde estaba la emperatriz, Lena trataba de tranquilizarse para no alterar a sus cachorros.

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Lena estaba sentada en la puerta mientras estaba con un pequeño puchero, los guardias reales que pasaban por ahí solo observaban al Emperador estar sentada ahí durante horas.

"¿Por qué no entra?" cuestionó Nia parándose frente a la alfa.

"No puedo... Quiero pero no puedo" respondió con tristeza.

Nia se sentó a lado de la pelinegra. "Debe ser muy difícil para usted..."

Lena miro a la omega y sonrió levemente. "¿Crees que me gruña otra vez?"

"No lo creo, en la noche siempre la busca. Solo tiene miedo de que le pase algo a sus cachorros" dió unas leves palmaditas a la pelinegra antes de levantarse.

"Ya acabe con Mon-el y sus padres..."

"Inténtelo, le deseo mucha suerte" sonrió Nia levemente antes de irse caminando.

Lena soltó un suspiro antes de levantarse y abrir la puerta con delicadeza, inmediatamente el aroma a fresas y leche llegó a sus fosas nasales, sonrió con felicidad al ver como su esposa estaba en la cama dormida junto a sus dos cachorros en un nido que había hecho al día siguiente después del parto su omega.

"Cariño... ¿Puedo entrar a tu nido?" cuestionó desde la puerta.

Kara se despertó al percibir un aroma diferentes al suyo y sus cachorros, sin pensarlo dos veces empezó a gruñir, provocando que Lena quisiera ir a darle muchos besitos.

"Cariño... ¿Me dejas entrar?" pregunto con una sonrisa tímida.

La omega sonrío levemente. "Alfa... Ven, los cachorros necesitan nuestro calor".

"¿Si puedo entrar?" pregunto con una sonrisa, acercarse a la cama.

"Nuestros cachorros tienen frío, métete rápido" ordenó la rubia.

Lena corrió hasta la cama, se quitó sus botas y su chaqueta, luego se metió al nido con mucho cuidado, sonrió al ver a sus cachorros de cerca, Kara era muy territorial con sus cachorritos y solo los podía ver en las madrugadas de vez en cuando, se acurrucó en el nido mientras Kara la miraba con una sonrisa.

"Cariño, ¿De que color son los ojos de los cachorros?" pregunto con mucha curiosidad.

"Son verdes... ¿Por qué?" dijo la rubia con un pequeño bostezo.

"Quería que tuvieran tus ojos azules" respondió la pelinegra con una sonrisa.

"Se parecen a ti, conformate con eso" dijo Kara antes de volver a dormirse.
 
 
 
 
 
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La Omega del Emperador Kieran (SuperCorp)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora