El resto del día se la pasaron explorando el hotel. Era inmenso y tenía de todo, prácticamente no debían salir de él puesto que tenía bares, lugares para bailar, restaurantes de diferentes nacionalidades, gimnasio, actividades en el mar, etc.
Revisaron uno de los folletos en el lobby con la actividades, decidieron que era buena idea dar un paseo en yate y nadar un rato.
Se dirigieron a la playa siguiendo todas las instrucciones. Minutos después se encontraban con los cabellos revueltos por el viento, los encargados del paseo les contaban detalles de aquel lugar y anécdotas de su trabajo, una de ellas siendo muy divertida para Kate donde envolvía un delfín quitándole la ropa interior a un visitante.
Will la miró. Sus ojos se hacían más pequeños cuando sonreía, las mejillas eran adornadas con unos hoyuelos levemente marcados, el cabello desarreglado le daba un aspecto felino y atractivo, los labios eran invadidos en algunos lugares por las gotitas traviesas del mar que se alzaban por el transporte en el que iban.
Tragó saliva. Le costó dificultad retirar la mirada de aquel cuadro hermoso y sólo la escuchó reírse sonoramente. Una leve chispa surgió muy internamente de él, preguntándose si algún día sería capaz de hacerla reír de esa manera.
¿Por qué me importa eso? Olvídalo, se regañó mentalmente.
Ambos se levantaron y se acercaron con cuidado al barandal de la orilla.
—¿Y cuánto tiempo llevan casados? —les preguntó uno de los trabajadores.
—Hace poco nos casamos. Esta es nuestra luna de miel —respondió Kate.
—Yo juraba que tenían más tiempo de casados o al menos han de tener años de noviazgo.
—¿Por qué? —le dio Kate un vistazo curioso.
—Es que la manera en la que la mira el señor es como si usted fuera su vida entera.
Kate vio de reojo que Will se encogía de hombros, apenado, al mismo tiempo que el rubor subió por su cuello hasta su rostro, tosió tratando de cambiar de tema.
Fue el turno de ella de voltear por completo a verlo.
Su perfil era llamativo, la nariz recta pero levemente respingada al final, la barba comenzaba a relucir por toda su quijada angulosa, las pestañas rizadas enmarcaban el color miel de sus ojos y las cejas tupidas le daban un aspecto varonil. Notó que comenzaba a broncearse levemente, las mejillas las tenía un poco sonrojadas, distraía un poco la atención de sus labios del mismo color. El cabello medio ondulado se movía con libertad por el viento. Parecía un modelo de revista.
Retiró la vista sintiendo la garganta seca. No sabía por qué, pero de repente tenía muchísima sed. Sin embargo, antes de voltearse a buscar una botella de agua echó un rápido vistazo a los delicados labios de Will, justo cuando iba a retirar la mirada nuevamente él volteó a verla. Sus ojos se encontraron y Kate sintió que le faltaba un poco el aire.
—¿Ven? ¡Es eso a lo que me refiero! —dijo el empleado al tiempo que se sobresaltaron un poco por el repentino comentario.
La tarde transcurrió, básicamente los llevaron a un lugar apto para nadar con delfines y bucear un poco. Al inicio Kate aún estaba un poco desaminada, trataba de sonreír y bromear, pero una vocecilla molesta en algún lugar obscuro de su mente gritaba el nombre de Nick, como si le recordara que, a pesar de que se la fuera a pasar bien en ese viaje, se lo debía a él.
Un sentimiento de enojo se reflejó de inmediato en su rostro, cosa que Will notó.
Por una parte se sentía extraño, la manera en la que comenzaba a aprender a traducir sus expresiones eran casi un nivel personal, eso sólo lo había experimentado con personas cercanas a él desde hace años.
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Roomies sin romance
RomanceTras una ruptura amorosa Kate decide "vengarse"... casándose frente a su ex. William es un programador que se ha quedado sin hogar debido a su exesposa abogada lo ha dejado sin nada. Ambos se conocen y hacen un acuerdo: casarse a cambio de ser roomi...