Cap XVI

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Lozano admiraba cómo el mayor se desprendía de cada una de sus prendas quedando solo en boxer, ansiaba poder tocarlo, sentirlo. Desde el primer momento en que lo conoció, había quedado flechado por ese alfa, cada cosa que hacía o decía lo enamoraba aún más.

Jamás había sentido tal atracción por nadie, era más que un simple capricho, deseaba tenerlo solo para él. Las peleas que tenían solo eran una más de sus formas para que lo notara, al igual que sus bromas o insultos infantiles, quería ser el centro de atención de aquel hombre.

Solo estando alcoholizado era capaz de hacer su jugada sin salir perjudicado, sabía del ardiente deseo que sentía su capitán, después de todo, deseaba enredarse con él en las sábanas.- ¿Tan desesperado estás, Chucky?

Los ojos brillaban en aquella oscura habitación iluminada por la luz de la noche, lo miraba con deseo, de eso se percató el mayor. No estaba nada equivocado, tantas veces fueron las que fantaseo con algo así, esto parecía como si estuviese en uno de sus sueños.- No tanto como tú.

Con fuerza jalo de los pies al más alto, dejándolo en el piso, a merced de él. Saco su polla y la restregó en la cara de Rodrigo, quien abrió la boca para recibirlo gustoso.

Comenzó a lamer el falo, de inicio a fin, succionando la punta. Tenía gran habilidad en ello, el cuerpo de Guardado se tensaba por tal placer, los sonidos obscenos que salían de los labios del delantero, lograban excitarlo de tal manera que lo hacía enloquecer.

El clímax estaba por llegar, antes de terminar salió de la boca del menor, su esencia fue esparcida en el rostro jadeante.

No tuvo tiempo de recomponerse o limpiar los rastros de semen, pues fue tumbado en la cama, las ágiles manos del capitán bajaron los pantalones y quitaron su camisa.- Levanta ese pequeño culo.

La voz ronca estimulaba por completo su cuerpo, Guardado era el más reservado y serio de la selección, siempre resaltaban los buenos modales en él. Por eso amaba sacarlo de quicio, escucharlo maldecir cuando está enojado, su sola presencia lo hacía sentir caliente.

El más alto acato la orden, estaba dispuesto a todo, incluso perder su orgullo. El boxer fue bajando poco a poco, dejando expuesto el redondo trasero de Lozano.

Todo iba tan bien, en cuanto el mayor inicio con sus caricias, su estómago se revolvió, sin pensarlo dos veces, dio vuelta y pateo al centrocampista al suelo.

Brinco de la cama e hizo el intento por llegar al baño, el eco de unas arcadas preocupo a José quien se apresuró a su encuentro.- ¿Te encuentras bien?

El aludido negó con la cabeza, le desagradaba tener que vomitar, su hombro sintió el peso de una mano y su espalda era acariciada como conforte.- Déjalo salir, espero que esto te sirva de experiencia para no beber en exceso, tarado.

-Ni siquiera tome tanto, es culpa del horrible alcohol que tienen aquí.

-¿Terminaste?- Un asentimiento fue suficiente para que Andrés lo ayudará a ponerse de pie, con delicadeza cargo al beta en dirección a la cama.- Bien, será mejor que duermas.

-¡Espera! Aún quiero hacerlo.- El contrario se agachó a la altura y le plantó un dulce beso en la frente.

Con las sábanas lo arropó y le dios dos besos más, uno en cada mejilla.- Por ahora, duerme.

-¿No dormirás aquí?

-Primero necesito encargarme de un pequeño asunto, dame unos minutos y volveré contigo.- Aún seguía duro, no pensaba dormir de esa manera y menos teniendo a Hirving en su cama.

Tomo una ducha fría para bajar su temperatura, tan rápido como acabo se metió entre las sábanas, se acomodó quedando a centímetros de distancia, sin resistir más, optó por abrazar el tibio cuerpo del menor.

Ambos quedaron dormidos, esta noche no habían conseguido lo que querían, ya tendrán tiempo para hacerlo.

En la habitacion de Lionel, este se encontraba abrazando a su omega. Le dolía saber que ya no estaría cercas de él, debido a que su equipo no pasó a octavos, estos tendrían que volver a su país, y no estaba dispuesto a dejarlo ir.- Si te quedás, podés dormir junto a mi, compartiremos el cuarto y siempre estaré pegado a ti.

-Los boletos ya han sido comprados, por más que quiera no puedo, lo siento.- Ambos sufrían ese pequeño momento, como si se tratase de una separación definitiva, pero como no hacerlo si ninguno de ellos se quería separar del otro.

Al fin habían arreglado sus problemas, ese amor que llego desde el principio nunca se desintegró, al contrario, se fortaleció a tal punto que no podían estar separados por tanto tiempo.- No se si pueda esperar a que acabe el mundial.

-Tranquilo, se que todo irá bien. Es más, si llegas a la final prometo estar aquí, apoyándote desde las gradas.- Alzó su dedo meñique esperando que el bajito enlazará el suyo, se miraban con tristeza y un sentimiento de ternura inexplicable.

-Entonces yo prometo ganar la copa por y para ti, haré que el vuelo valga la pena.- Sin soltarse, ambos acercaron su rostro y los labios chocaron, se movían lento, recorriendo cada parte, tratando de memorizar la textura y sabor del contrario, la respiración caliente y los sonidos que eran emitidos.

Esa noche hubo llanto, besos y mimos, no quisieron hacer nada más que eso, ambos futbolistas decidieron llevarlo tranquilo, mientras estaban acurrucados hablaron de cientos de cosas. Andrés termino por decirle a los integrantes de su equipo sobre la relación que mantenía con el portero, para gran sorpresa que todos se lo tomaron de maravilla, lo apoyaban incondicionalmente.

También tuvo que confiar en que ninguno de ellos abriera la boca. Algo que tranquilizó a Ochoa fue saber que en el equipo argentino tienen a dos jugadores omegas, vaya que le sorprendió.

Quizás había perdido el partido, pero sin duda estaba feliz, no era el único, habían otros de su casta dentro del fútbol, aunque lo deprimió en cuanto supo que también habían hecho lo mismo que el, y todo por las estúpidas normas de la FIFA.

Esto lo había llevado a pensar en algo.- Quiero librarme de todo.

-¿A qué te refieres?- El menor acariciaba los rizos enredando sus dedos en ellos.

-Quiero que todo el mundo sepa que soy un Omega. Incluso si lo pierdo todo, al menos tú estarás ahí.

-¿Estás seguro? No tenés porque hacerlo si no quieres.- Recibió un asentimiento de cabeza en respuesta, estaba tan feliz por Guillermo, y claro que estaría ahí para él, siempre.- De acuerdo cariño.

-¿Sabes? Siento que olvide algo.- El moreno hacia gran esfuerzo por recordar, lo que era inútil puesto que se desconcentraba con las caricias de su pareja, a lo largo de un rato se le vino a la mente la imagen de sus amigos.- Mierda, he dejado a esos dos pendejos solos.

-¿Eso es malo?

-¿Recuerdas esa tensión entre ellos?

-Entonces, ¿te preocupa que Guardado le pueda hacer algo?

-!Claro que no! El que me preocupa es Andrés.- No podía hacer nada, más que confiar en que ese par no hiciera algo estúpido, o mejor dicho, rezar porqué Lozano no metiera la pata.

Muchas veces había observado a su amigo mirar de cierta forma a José, tenía la duda y ahora estaba más que seguro del amor que sentía el menor. No diría nada, prefería no meterse en asuntos como esos, sin tener otra opción que hacer, solo se acomodo entre los brazos de Cuccittini.

-Tranquilo, no hay porque preocuparse.- Antes de caer entre sueños, Lionel dió unos últimos besos en la cara del moreno deteniéndose en la boca para profundizar más el ósculo.- Descansa cariño.

Después de tan largo y ajetreado día, al fin podían descansar, algo más que merecido.

Goles de rencor (Messi x Ochoa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora