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|| ¿𝖬𝖾𝗃𝗈𝗋? ||
☁︎
𝗦𝘁𝘁𝗲𝗳𝗮𝗻𝘆:
Me desperté de golpe por el sonido de mi teléfono. Ayer no había contestado ni atendido nada de mensajes o llamadas, estaba preocupada en cosas más importantes. Y mi cabeza nunca paró de preguntarse como habíamos llegado a este momento; todo pasó en un segundo.
Solo volteé un momento para hablar con Cristian y puedo jurar que mucho no dijimos, yo no quería hablarle más. Ahora tengo a mi hija internada en la clínica mientras mi espalda dice "muerte" de comienzo a fin.
Era una señal, siempre que hablo con él algo tiene que salir mal.
A todo eso, ¿Que chota había pasado? Porque después de la tragedia que vivimos nunca pregunté como fue que Melanie acabó tirada en el piso.
Finalmente abrí los ojos con pereza y me encontré rodeada por unos brazos cálidos, no me moví más analizando la situación. Revisé de que brazos se trataban y terminé viendo algunos tatuajes que los adornaban.
Cristian.
Para, ¿Cristian?
- Quítate, pelotudo. - Me safé de su agarre y vi como apenas se levantaba - ¿Cómodo, o me parece?
- La verdad es que si. - Sus ojos seguían medio cerrados, puso sus manos en su cara y suspiró con cansancio - ¿Qué hora es?
- Buenos días, primero que todo. - Lo miré y agarré mi celular - Le tomas un poco de confianza y ya ni te saludan.
- Buenos días, mi amor. ¿Cómo dormiste, mi vida linda?
- La verdad que dormí del orto. - Me encogí de hombros y estiré mis piernas que habían quedado toda la noche dobladas - Esos apodos piteros conmigo no van.
- Y bueno, dijiste que no te salude como debía. - Era un conveniente, pero verdaderamente siempre fue bueno para chamuyar.
- Déjate de pavadas, Cristian. - Por fin desbloqueé la pantalla y pude distinguir llamadas perdidas de medio mundo; unos intensos eran - Anda a chamuyar con las enfermeras.
- ¿Me podes dejar de decir Cristian? - Volví a mirarlo mientras le devolvía la llamada a Licha, que era el más fastidioso de todos.
