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|| 𝖠𝗅𝗀𝗈 𝗋𝖾𝖺𝗅 ||
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𝗦𝘁𝗲𝗳𝗳𝗮𝗻𝘆:
— ¿Mesa para dos? — Preguntó el mesero una vez estuvimos dentro del lugar. Habíamos llegado con el tiempo justo y aun así nos hicieron esperar más de media hora afuera, según el recepcionista nos contó, las mesas estaban llenas por un malentendido de organización.
— Somos dos, pelotu...
— Si, por favor. — Le sonreí al muchacho con amabilidad tratando de que no se diera cuenta del mal humor de Cristian.
Cuando le avisaron de la espera y el problema por la reservación se puso así.
Ahora el problema era poder quitarle las malas vibras.
— Disculpen por hacerlos esperar. Tuvimos problemas. — Nerviosamente pudo guiarnos a la mesa y entregarnos el menú. — Cuando me necesiten solo llámenme.
— Gracias... — Miré la pequeña placa que adornaba su traje. — David, te lo agradecemos en verdad.
— Es todo un gusto, señorita. — Al hacer una leve reverencia, se retiró del lugar sin más.
Yo presté atención a la gran variedad de comida que ofrecían como plato principal, entradas y postres, verdaderamente no imagine la cantidad de cosas raras que un local como estos se inventaba para innovar a los clientes. Pero te daban ganas de probar cada cosa.
— ¿Vamos a pedir alguna entrada? — Pregunté mirando al morocho sentado al frente. Solo noté su fugaz mirada en mi, luego volvió al menú y no me dirigió la palabra. — Eu, ¿Que te pasó?
— Nada, solo estaba viendo lo que había. — Respondió cortante. — ¿Qué quere' vos?
— Estaba preguntando si íbamos a pedir entradas.
— ¿Rodajas de pionono? — Me miró impaciente.
— Estaba pensando en chorizitos con chimichurri. — Aclaré mi garganta, se estaba convirtiendo en algo incómodo teniendo en cuenta la mirada de Cristian. — Che, decime que te pasó.
— El chabón es un gato.
— ¿Qué?
— Ya fue, solo quería decirlo. Ahora me siento mejor. — Una pequeña sonrisa asomó por su boca — Chorizitos con chimichurri me parece bien igual.
